La historia universal la escriben los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la relevancia que tuvo Nacho Duato en la historia. Cómo vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Nacho Duato, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más profunda de lo que logremossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Nacho Duato en persona.Nacho Duato ha sido una de esas personas que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Nacho Duato, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa sustancial para que podamos apreciar no sólo la existencia de Nacho Duato, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Nacho Duato, gentes a quienes de de una forma u otra Nacho Duato influyó, y desde luego, entender y comprender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Nacho Duato.
(Juan Ignacio Duato; Valencia, 1957) Bailarín y coreógrafo español. Formado en primer lugar en España y después en reputados centros extranjeros, en 1979 ingresó en el Ballet Nacional español, dirigido a la sazón por Víctor Ullate, y un par de años después entró a ser parte del Teatro Nacional de La Haya. En 1983 efectuó su primer ballet, Jardí tancat, con música de María del Mar Bonet. Ha trabajado con Maurice Béjart, Alvin Ailey y Jirí Kylian. De 1990 a 2010 fue directivo artístico y de coreografía del ballet del Teatro Lírico Nacional, hoy en día Compañía Nacional de Danza. Como coreógrafo cabe refererir sus trabajos Remansos, estrenada en Nueva York por el American Ballet (1997) y Romeo y Julieta (1998).
Estudió en el Colegio del Pilar de su localidad natal, para después entrar en una academia donde concluyó el bachillerato. En Valencia asimismo estudió en el Conservatorio, formó una parte de la Coral de Pequeños Cantores y trabajó en un conjunto de teatro. A los 17 años se trasladó a Madrid, donde tomó clases de expresión corporal con el británico Arnold Tamburelli. Intervino en espectáculos musicales, entre ellos Godspell y Hair, y en la obra de Antonio Gala Por qué corres, Ulises, donde protagonizó, al lado de Victoria Vera, el primer desvisto de adelante en un ámbito.
Después viajó a Londres, donde estudió mimo y empezó sus estudios como bailarín en la Rambert School. Prosiguió su capacitación en la Mudra School de Maurice Béjart (Bruselas) y en The Alvin Ailey American Dance Centre de Nueva York. De regreso a Europa, tras unos pocos meses en el Ballet Nacional español, fue contratado en 1980 por el Cullberg Ballet de Estocolmo (Suecia). Un año después ingresó en el Nederlands Dans Theater (Países Bajos), donde diseñó sus primeras coreografías y comenzó en 1983 con Jardí tancat. En 1988 fue nombrado coreógrafo permanente de la compañía.
En 1990 reemplazó a Maya Plisetskaia en la dirección de la Compañía Nacional de Danza, tras haber rechazado promociones afines de la Ópera de Berlín, el Teatro de Basilea, el London Contemporary Theatre o la Ópera de Viena. Duato desarrolló una intensa actividad creativa en esta institución, a la que imprimió un giro vanguardista. En sus tres primeros años adelante de la compañía estrenó diecinueve ballets, seis de ellos conformados por él, y logró un enorme éxito con Baila España (1990). Sus creaciones las plasmó en un espectáculo en fase de prueba, Empty (1991), una suerte de collage musical. Otros de sus espectáculos relevantes fueron Ressemblement (1991), Mediterrània (1992) y Cero sobre cero (1995). En diciembre de 1996 se despidió como bailarín en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con la interpretación de Por vos muero, un montaje de el con música de españa de los siglos XV y XVI que consiguió el Premio de las Artes Escénicas a la mejor dirección coreográfica en 1998.
Nacho Duato se centró desde entonces en la dirección artística, con proyectos como Self (1997), construída para la Compañía Nacional de Danza. En 1998 dirigió una exclusiva versión del ballet Romeo y Julieta de Serguéi Prokófiev (apoyado en el Romeo y Julieta de Shakespeare) que mereció el Premio Max a la mejor dirección de escena en 1999. Otras de sus reconocidas producciones fueron Multiplicidad (1999), donde reconstruyó la vida y obra de Johann Sebastian Bach, y Blanca obscuridad (2001), en el Teatro de la Zarzuela, donde expuso su visión sobre el inconveniente de las drogas. Realizó también espectáculos homenaje como Gaviotas y dragones (1998), destinado a la artista Maria del Mar Bonet, o el montaje Ofrenda de sombras (2000), en homenaje a Diego Velázquez.
En octubre de 1999 creó la Compañía Nacional de Danza II con jóvenes bailarines formados como cantera para la compañía adulta. Con ella presentó en Barcelona, en 2002, tres piezas de su creación: Duende, Sinfonía india y Na Floresta. Tras siete años sin accionar en el Teatro Real, en 2007 volvió a subirse a este ámbito para interpretar Alas, una coreografía construída al lado del directivo esloveno Tomaz Pandur, donde da vida a un ángel seducido por la condición humana. En 2009 aceptó proseguir adelante de la Compañía Nacional de Danza hasta el 31 de julio de 2010, fecha donde cumplía 20 años adelante de exactamente la misma. Poco antes anunció en Moscú que desde enero de 2011 aceptaría la dirección artística del ballet del teatro Mijáilovski de San Petersburgo.
Su tarea como bailarín y coreógrafo le ha valido varios galardones, entre ellos el Premio Nacional de Danza (2003) y la Medalla de Oro a las Bellas Artes (1998). Posee además de esto el VSCD Gouden Dansprijs (Premio de Oro de la Danza, 1987) y el Premio Benois de la Danse de la Ópera de Stutgart (2000). Dedicado asimismo esporádicamente al cine, en 1992 protagonizó un reportaje de Pilar Miró y en 1994 comenzó en el corto El bosque de los espéculos, donde encarnó a un caballero medieval. Desde entonces actuó en títulos como Puro veneno (1996), de Xavier Ribera; Piedras (2002), donde encarna al podólogo que cura los males de la actriz Ángela Molina; y en El forastero (2002), de Federico García Hurtado, donde interpreta a un extraterrestre. Ha intervenido además en 2 series: La virtud del asesino (1997) y El misterio de la cerámica (1999).
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