Las biografías y las vidas de personas que, como Mwai Kibaki, atraen nuestra curiosidad, tienen que servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Mwai Kibaki, porqué Mwai Kibaki vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Nyeri, 1931) Político keniano. Emilio Mwai Kibaki nació en Othaya, distrito de Nyeri, en la provincia Central, el 15 de noviembre de 1931, hijo de unos campesinos correspondientes a la tribu kikuyu, la etnia mayoritaria del país, subgrupo etnolingüístico bantú. Estudió en la misión católica de Karima y en una escuela de Nyere, y después el bachillerato en un centro de Mangu (1947-1950). Pretendió entrar en el ejército, pero no se lo dejaron las autoridades coloniales.
Completó su capacitación en la Universidad Makerere, hoy en día en Uganda, que entonces se encontraba considerada como la mucho más reconocida institución de enseñanza del África oriental. En 1955 se graduó en economía, historia y ciencia política, mientras que era presidente de la Asociación de Estudiantes Kenianos, punta de lanza del incipiente nacionalismo. Uno de sus hermanos, correspondiente al movimiento Mau Mau, murió en un combate con la policía.
Por su app y buenas notas en Makerere, ganó una beca de la Commonwealth para una facultad británica, lo que le dejó estudiar en la London School of Economics, donde en 1959 se graduó en hacienda pública. Ese mismo año regresó a la Universidad de Makerere, como instructor ayudante, y participó, con Jomo Kenyatta y otros líderes, en la fundación de la KANU, el partido que dirigió la pelea por la independencia.
Primeros cargos políticos
Su carrera política se inició en 1963, en el momento en que fue escogido diputado por el distrito de Dunholm, en la provincia de Nairobi. Tras la proclamación de la independencia de Kenia, el 12 de diciembre de 1963, fue secretario parlamentario en el Ministerio de Finanzas (1963-1965) y vicepresidente de la KANU y desempeñó la cartera de Comercio y también Industria (1965-1969).
Reelegido diputado sin pausas, continuó leal al presidente Kenyatta a lo largo del periodo de tensiones étnicas que desencadenó el homicidio de Tom Mboya, secretario general de la KANU, y ocupó el puesto clave de ministro de Finanzas y Planificación Económica (1969-1982).
Tras la desaparición de Kenyatta (1978) y la llegada a la jefatura del Estado de Daniel Arap Moi, quien estableció un régimen de partido único, Kibaki fue vicepresidente de la república y ministro de Interior (1983-1988), pero cayó en desgracia en 1986: perdió la vicepresidencia de la KANU y fue degradado a un ministerio de inferior categoría, el de Sanidad (1988-1991).
Tras criticar la deriva dictatorial del presidente Arap Moi, aprovechó la introducción del multipartidismo, bajo presión en todo el mundo, para romper con la KANU en el mes de diciembre de 1991 y fundar el Partido Democrático (DP), de inspiración interétnica, adelante del que se transformó en la figura mucho más importante y habitual de la oposición, con la capacidad de aglutinar a todos y cada uno de los descontentos por la prolongada dictadura y el marasmo económico.
El sendero a la presidencia
Candidato a la presidencia en las primeras selecciones multipartidistas del 29 de diciembre de 1992, quedó en tercer sitio, tras Arap Moi y Kenneth Mataiba, con solo el 19,4 % de los votos, y el DP consiguió 23 de los 188 escaños del Parlamento. La campaña y las selecciones estuvieron marcadas por unos combates étnicos que provocaron mucho más de 2 millares de fallecidos.
En las próximas selecciones de presidentes, el 29 de diciembre de 1997, quedó seguidamente, con el 31,1 % de los sufragios, tras una campaña electoral de crueldad por la parte del poder y supones de estafa masivo en el escrutinio. En enero de 1998 fue nombrado de manera oficial jefe de la oposición parlamentaria.
Ante el creciente descontento habitual, la recesión económica iniciada en 2000 y las continuadas demandas contra el despotismo del régimen, en el mes de octubre de 2001 Kibaki logró ordenar la Coalición Nacional Arco Iris (NARC), una coalición de su partido con el Partido Liberal Democrático (LDP), el Foro para la Restauración de la Democracia (FORD) y otros trece conjuntos inferiores. La NARC defendió un emprendimiento multiétnico y una exclusiva estrategia de avance económico, socialmente destinado y también incompatible con la corrupción.
En oposición al candidato de la KANU, el joven Uhuru Kenyatta, protegido de Arap Moi, cuyo mayor mérito era su condición de hijo del padre de la nación, el candidato presidencial de la NARC logró servir su experiencia como economista y su efectividad como administrador, aparte de su popularidad de incorruptible.
Triunfo en las selecciones
En las selecciones de presidentes, el 27 de diciembre de 2002, las primeras auténticamente democráticas, Kibaki, que asistió a votar en silla de ruedas gracias a un incidente de circulación, consiguió el 62,2 % de los votos, venciendo de esta manera al candidato del gobierno, Uhuru Kenyatta, que solo logró el 31,3 %. El tercero de los cinco aspirantes en competición, Simeón Nyachae, consiguió el 5,9 % de los sufragios.
Este éxito se completó con el triunfo de la NARC en las selecciones legislativas, en las que logró 132 escaños, el doble que la KANU, lo que dejaría al presidente la capacitación de una confortable mayoría parlamentaria para sacar adelante sus proyectos desarrollistas y socialdemócratas, si bien su primer desafío iba a radicar en proteger la cohesión de una coalición heteróclita. La coyuntura económica del país era desastrosa y prácticamente media parta de los 30 millones de kenianos vivían con menos de un dólar cada día.
Por primera oportunidad, merced a la emancipación política de la Comisión Electoral, el recuento de votos se efectuó en los institutos electorales tras su cierre, bajo la supervisión de los representantes de los partidos y observadores extranjeros. Pese a ciertos ejemplos de compra de sufragios, no se causó ningún intento de estafa.
Las deficiencias en las listas electorales no dañaron al resultado final. El jefe de la misión de observadores de la Unión Europea certificó que el escrutinio formaba un paso adelante en el desarrollo del avance de la democracia. El voto de queja contra la KANU fue general en todos y cada uno de los distritos del país y singularmente profundo en la ciudad más importante, Nairobi.
Kibaki prestó juramento y tomó posesión de la presidencia de la república el 30 de diciembre de 2002 en el Uhuru Park de Nairobi, frente al jefe de Estado saliente, Arap Moi, y los presidentes de Tanzania, Uganda y Zambia, los tres países vecinos. El triunfo de Kibaki ponía fin a mucho más de 2 décadas de régimen dictatorial y abría un nuevo horizonte para este país africano, que está atenazado desde hace cierto tiempo por la corrupción y la crisis económica. El cambio de régimen adquirió un carácter simbólico y ejemplar en África y en especial en los países que estuvieron sometidos al colonialismo británico.
En su alegato de investidura, frente a una muchedumbre enfervorizada, aseguró que heredaba «un país despedazado por el mal gobierno y la ineptitud», prometió regentar la nación desde su de hoy estado de «desolación y zozobra» hasta «la tierra prometida» y tendió «la mano del perdón y la reconciliación» a sus contrincantes de la KANU. De hecho, si bien insinuó que podría abrir una investigación sobre los excesos realizados por el previo régimen y realizar justicia, dejó claro que no habría caza de brujas entre los líderes del régimen caído.
Mwai Kibaki está casado desde 1962 con Lucy Muthoni, hija de un ministro de una iglesia protestante, con la que tiene 4 hijos: Judy, Jimmy, David y Tony. Considerado entre los hombres mucho más ricos de Kenia, con esenciales inversiones en hostelería, seguros y agricultura, sus contrincantes critican su devoción por el golf y su aparatoso tren de vida, poco en armonía con la tremenda dificultad del país. En cambio, los observadores de todo el mundo resaltan que hablamos de un tecnócrata razonable y moderado.
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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente determinantes, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de un ser como Mwai Kibaki, que poseyó su significación en un momento concreto de la historia, es fundamental procurar mostrar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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