Murasaki Shikibu

Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Murasaki Shikibu es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Murasaki Shikibu es conocer más acerca de una época concreta de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que detentó Murasaki Shikibu en la historia. La forma en que vivió y las cosas que hizo mientras estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Murasaki Shikibu, sino que posiblemente dejó una señal mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Murasaki Shikibu en persona.Murasaki Shikibu fue una persona que, por alguna causa, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Murasaki Shikibu, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Murasaki Shikibu, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Murasaki Shikibu, personas a quienes de de una u otra forma Murasaki Shikibu influenció, y ciertamente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Murasaki Shikibu.

Vida y Biografía de Murasaki Shikibu

(?, 978 - ?, 1016) Escritora de Japón del periodo Heian. Hija de Fujiwara-no-Tametoki y integrante de una familia de gobernantes letrados, formó una parte de la corte de la emperatriz Akiko hasta 1013. Es autora de un períodico (Murasaki Shikibu Nikki) y de la monumental Genji monogatari (Historia de Genji), amplia y complicada obra episódica que se considera entre las primeras novelas de la crónica de la literatura universal. El núcleo argumental es la vida de Hikaru Genji, "el príncipe brillante", ideal del cortesano Heian, y sus múltiples y con frecuencia errados idilios. La obra traza un sensible y vigoroso retrato de la sociedad y la civilización cortesana a lo largo del periodo Heian, cuyo decadente refinamiento auguraba su final. Los hechos de guerra y las muestras de valor llenan un background, en la medida en que las virtudes mucho más apreciadas son la búsqueda y la fugacidad de la hermosura y el cariño; el artículo está de hecho empapado del espíritu del mono no aware, o tristeza que subyace en todas y cada una de las cosas.

Murasaki Shikibu pertenecía, por la parte de padre y de madre, a una rama de los Fujiwara, la mucho más ilustre familia de la nobleza de la época, familia donde, por noble tradición, era vivo el culto a las letras y que dio al Japón un sinnúmero de hombres ilustres en todos y cada uno de los campos. Su bisabuelo, Fujiwara-no-Kanesuke (877-933), había sido un popular poeta, y su padre, Fujiwara-no-Tametoki, era un óptimo literato. Heredó ella su talento de escritor y recibió, como convenía a las jóvenes de su familia, cautelosa educación; y como tenía además de esto por naturaleza una memoria espectacular, próximamente adquirió una vasta cultura que englobaba desde la literatura china y de Japón hasta la búdica.

En 996 acompañó a su padre a la provincia de Echizen, de la que había sido nombrado gobernador, y en 998 conoció a Fujiwara-no-Nobutaka, con quien tenía que casarse por año siguiente. De este matrimonio nacieron 2 hijas: Katako, famosa en literatura con el nombre de Daini-no-sammi, y Benno-tsubone. En 1001, a los tres años únicamente de casado, murió el marido, parece ser de una epidemia, y ella, intensamente conmovida, se retiró a la vida privada, entregándose completamente al estudio. Durante este periodo nació su inmortal pieza maestra. Una tradición quiere que la escribió en el templo de Ishiyama, al lado del lago Biwa y bajo la luz de la luna que se reflejaba en las aguas, escena que ha inspirado infinitas ocasiones a los pintores; a los peregrinos que visitan el día de hoy el templo se les exhibe el tintero del que se habría servido la autora.

Aparentemente Murasaki Shikibu entró primero al servicio del omnipotente ministro Michinaga (966-1027) y después, desde 1008, fue dama de compañía de Fujiwara Akiko (988-1011), hija de Michinaga y mujer del emperador Ichijo (986-1011). Bajo el reinado de este soberano, la corte fue un auténtico centro de ingenios femeninos. Ichijo había contraído matrimonio con 2 primas (hijas de 2 hermanos de su madre): Sadako (977-1000), emperatriz titular, y Akiko, segunda mujer ("chugu"), todas las que tenía su corte de damas de honor, escogidas para este cargo por sus talentos espirituales. Sadako contaba entre sus damas a Sei Shonagon, en la medida en que al círculo de Akiko pertenecían Murasaki Shikibu y también Izumi Shikibu. Estas tres mujeres aparecen entre los mucho más deslumbrantes astros del firmamento literario de la época y entre los nombres mucho más descollantes de la literatura de su país.

En aquella época en que toda la producción literaria tenía carácter aristocrático y brotaba de la corte, único enorme hogar cultural del Japón, la mujer ocupaba en la sociedad un espacio diametralmente contrario al que tendría más adelante. Recibía exactamente la misma educación y también instrucción que los hombres, los que, lejos de considerarla inferior, la respetaban y competían con ella en las ocupaciones espirituales. Alrededor del año 1000, las mujeres tuvieron entre sus manos la fortuna de la literatura de Japón. Ello puede detallarse bien por el hecho de que los hombres de ese tiempo vivían en el ocio y la haraganería o por el hecho de que estaban atraídos por los estudios chinos, comúnmente considerados como la única ocupación seria reservada a ellos. Las mujeres, por contra, habían hecho objeto de sus opciones la lengua nacional y su forma de pensar no se mostraba esclava de influencias extrañas a su temperamento, con lo que podían ofrecer libre expresión a su fantasía en la lengua que habían aprendido en su niñez.

En el ámbito cortesano, intelectualmente refinado, pero frívolo, placentero y de prácticas libres, siempre y en todo momento a la busca de bienestares estéticos frágiles, pero lleno asimismo de intrigas y aventuras cariñosas, Murasaki Shikibu formó una noble salvedad. Su nombre, al que no le rozó escándalo alguno, fue homónimo de las mejores virtudes femeninas. Su unión marital, si bien corto, había sido feliz, y vivió una vida casta y pura, completamente encargada de la memoria de quien había sido para ella especial compañero. Duramente probada por el destino, la vida y sus alegrías no tenían ahora sentido para ella, y pasaba los días en la mayor soledad. Todo hace sospechar que, tras la desaparición de su marido, madurara en su ánimo el propósito de abrazar la vida religiosa, pero que después, por cierto motivo, debió dejar esta iniciativa.

Tras la desaparición de Ichijo en 1011, Murasaki Shikibu continuó a lo largo de cierto tiempo sirviendo a la viuda. En 1014, no obstante, habiendo fallecido su hermano en la provincia de Eehizen, de la que su padre era gobernador, marchó ella a ocupar su puesto y volvió a Kyoto con su padre, que había anunciado la dimisión de su cargo. Pero un nuevo golpe del destino la abrumó. Su mal fue tan vivo que su salud quedó dificultosamente perjudicada, y murió al poco tiempo. Una rica y también intensa vida interior, con una importante inclinación a la introspección, fue indudablemente el aspecto mucho más destacable de su carácter, al que debe sumarse un sentimiento siempre y en todo momento noble y un trato deliciosamente alto, aun en la crítica, como se trasparenta más que nada en su períodico, hermoso archivo de su psicología.

Genji Monogatari [Historia de Genji]

La historia del príncipe Genji se encuentra dentro de las proyectos mucho más esenciales de la literatura tradicional de Japón. Se trata de una larga novela en 54 episodios, terminada hacia 1004, y que relata las aventuras del príncipe Genji, personaje imaginario desarrollado por la autora. Genji es hijo de Kiritsubo, noble concubina preferida de un emperador y también hija de un viceministro que no forma parte a la familia Fujiwara, entonces omnipotente en la corte. Kiritsubo, si bien mujer de carácter muy, muy dulce, debe de padecer por este motivo toda clase de persecuciones por la parte de los integrantes de aquella vigorosa casa y soportar además de esto los efectos de la envidia de sus compañeras. Abrumada de tristeza, muere en el momento en que Genji tiene solamente tres años.

El joven príncipe, a quien el desértico soberano tomó bajo su protección, medra hermoso y distinguido y, a los 12 años, lo casan con su tía Aoi-no-Ue. Pero Genji no quiere a aquella mujer, de sobra edad que él y que le fué impuesta, con lo que se distribución próximamente a otros amores que provocan los celos de su compañera. El emperador había substituido a la pobre Kiritsubo por otra concubina, Fujitsubo, que se parecía bastante a ella. Y Fujitsubo atrae al joven, que se conquista de ella perdidamente, y próximamente se siente inútil de controlar su pasión. De sus relaciones nace un niño, que el emperador considera que es de el, y lo nombra príncipe heredero en el momento en que abdica a favor de un hermanastro de sobra edad que Genji.

Hasta entonces, por haber fallecido Aoi-no-Ue, Genji se casa en segundas nupcias con Murasaki-no-Unión europea, mujer sensato y virtuosa, sobrina de Fujitsubo. Pero en este momento su temperamento sensual por el momento no puede satisfacerse con puros amores familiares y el hallazgo de una relación suya con Oborozukiyo, concubina del joven soberano, manda a Genji desterrado a Suma, aldea ubicada a treinta millas de Kyoto, la ciudad más importante. Allí conoce a la hermosa Akashi-no-Ue, hija de un ex- gobernador del sitio, que había profesado en las órdenes religiosas, y del amor entre los dos nace otro hijo.

Indultado, Genji regresa a la ciudad más importante y poco después sube al trono su hijo, el príncipe heredero. El nuevo emperador, en el momento en que se entera de la auténtica identidad de su padre, llena a Genji de honores, y lo nombra, entre otras muchas cosas, presidente y "Dajo Tenno" (Emperador padre). Pero el destino empieza en este momento a vengarse de él. Un tal Kashiwagi cautiva a la princesa Nyosan, su concubina preferida, y de este amor nace un hijo, el príncipe Kaoru, que Genji cree ser de el. Entretanto, Murasaki-no-Unión europea muere, y Genji, que no la ha olvidado jamás, se quita de todo el mundo y muere a los cincuenta y 4 años.

De esta manera termina la sección primera de la obra, que entiende 40 y 4 episodios. Los diez últimos mencionan a la vida y aventuras de Kaoru, el que, bastante menos favorecido en amores que Genji, su padre putativo, no logra realizar la corte a una mujer sin que Niou, su tío, se la quite. Y hasta en el momento en que la fortuna semeja por último sonreírle con la divertida Ukifune, Niou logra introducirse a la noche en la alcoba de Ukifune, que lo toma por Kaoru. Cuando bastante tarde advierte su fallo, Ukifune procura lavar su honor con el suicidio, pero se lo impide un bonzo, y soluciona por fin ingresar en un convento budista. Kaoru desea hacerla salir de allí, para lo que se marcha al convento adjuntado con el hermano de Ukifune, al que manda enfrente con una carta. Al ver al hermano y la misiva, ella, que prosigue amando de todo corazón a su Kaoru, revienta de repente en llanto atormentado, pero después se asegura poco a poco más en la resolución que tomó e inclusive tiene fuerzas para asegurar que el dador de la carta no es su hermano, y que nunca fué apasionado de Kaoru. Éste, desértico, se ve obligado a regresar a la ciudad más importante con su compañero sin haber logrado nada.

Genji monogatari es una descripción viva y psicológicamente eficiente del ámbito de la corte de su tiempo, del que reproduce admirablemente la forma de pensar, los deseos, las debilidades, los méritos y los defectos, en una palabra: la vida. El interés de la novela no radica tanto en su razonamiento, que reitera aventuras cariñosas en monótona sucesión, cuanto en la atmósfera sicológica en que se desenvuelven los capítulos, y que encuentra una expresión palpitante en el análisis agudo de la autora. Genji, el personaje principal, es el tipo del joven distinguido, amable y muy elegante, un tenorio lleno de inocencia que guarda siempre y en todo momento un especial recuerdo de sus amantes. Forma pareja con él Murasaki-no-Unión europea, sensato, virtuosa y hermosa, en cuya figura la autora ha plasmado su ideal femenino.

La obra retrata una sociedad afeminada y entregada al exitación fugitivo, sin preocuparse por el futuro, sin ver el pasado: una sociedad que vive de un especial esteticismo, que se agrada en alusiones y comparaciones insinuadas y que tiene horror a lo explícito, pero que tiene una sensibilidad muy suya, una suerte de sentimiento melancólico de lo desarrollado (mono no aware, el atractivo, el hechizo de las cosas). Lo que mucho más importa para los cortesanos de aquella época es lo que es "imamekashi" (moderno, de actualidad), y la virtud humana mucho más exaltada por ellos radica en tener un alma llena de sensibilidad frágil ("mono no aware wo shiru", entender y entender la íntima melancolía, la intima hermosura de las cosas).

La relevancia del Genji monogatari radica en haber dado novedosa dirección y nuevo contenido al género narrativo ("monogatari"). Hasta aquella época, los escritores se habían con limite a generar cuentos, por lo regular muy breves, que se inspiraban en su mayor parte, y quizás de forma exclusiva, en lo fantástico y lo fabuloso. El Genji monogatari es la primera novela verdadera: una innovación audaz para esos tiempos, que el genio de la autora probó con pleno éxito.

Su lenguaje es el que se charlaba entonces, y a cargo de Murasaki se torna especial instrumento, capaz para la expresión de los mucho más frágiles matices del pensamiento. Habiéndose vuelto transcurrido un tiempo inentendible por causa de la diferencia, poco a poco más profunda, entre la lengua hablada y la redactada, su artículo fue objeto de precavidos y afanosos comentarios hasta la época de Kamakura (1186-1333), pero, más que nada, a lo largo de la época de los Tokugawa (1603-1868): espléndidos filólogos como Keichu (1640-1701), Kitamura Kigin (1618-1705), Kamo Mabuchi (1697-1751), Motoori Norinaga (1730-1801) y otros han publicado estudios y comentarios hermosos de la novela.

En Europa, en el momento en que todavía no había sido traducida completamente, la novela fue mal juzgada por ciertos críticos, entre ellos Bousquet, al paso que otros exageraron en sentido contrario. W. G. Aston, el mucho más equilibrado y competente de todos y cada uno de los investigadores, sintetiza así las talentos fundamentales de la obra y de su autora: "Hay en el Genji pasión, brío, una abundante vena de agradables conmuevas, y aguda observación de hombres y prácticas; una apreciación del hechizo de la naturaleza y un dominio de los elementos de la lengua. Aunque jamás melodramática, Murasaki nos proporciona muchas ocasiones y ocasionalmente es pesada. Mujer realmente letrada, detesta toda pedantería y lujo estilístico, venenos de muchas novelas del Japón moderno". La increíble traducción integra de su obra al inglés (primera en una lengua europea) llevada a cabo por el yamatólogo A. Waley en seis volúmenes (The Tale of Genji, The Sacred Tree, A Wreath of Cloud, Blue Trousers, The Lady of the Boat, The Bridge of dreams, Londres, 1925-1933) provocó elevado número de comentarios convenientes y también logró justicia a las talentos de la autora y al fruto de su talento.

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Obviamente descubrir en lo más recóndito a Murasaki Shikibu es algo que se reserva a un grupo limitado de personas, y que tratar de reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Murasaki Shikibu es una especie de puzzleque tal vez alcancemos a rehacer si colaboramos todos en conjunto.

Por ese motivo, si eres del tipo de personas que creen en que de forma colaborativa existen posibilidades de hacer algo mejor, y tienes información en relación con la existencia de Murasaki Shikibu, o en relación con algún aspecto de su persona u creación que no se contemple en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre importantes, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de alguien como Murasaki Shikibu, que detentó su importancia en una época concreta, es esencia intentar brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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