La historia universal la narran aquellos hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de un modo u otro,avance.
Comprender las luces y las sombras de las personas destacadas como Mori Ogai, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que seamos capaces de apreciar no sólo la existencia de Mori Ogai, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Mori Ogai, gentes a quienes de de una u otra forma Mori Ogai influyó, y desde luego, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Mori Ogai.
(Mori Rintaro; Tsuwano, 1862 - Tokio, 1922) Escritor japonés. Junto con Natsume Soseki, fue una de las considerables personalidades del periodo Meiji (1868-1912), llegando a erigirse en figura pública y en consciencia del país en un instante de transición realmente difícil.
Era el primogénito de una familia de médicos, y prosiguió la tradición familiar. Además, su padre lo inició en la educación del alemán y del holandés, en tanto que esta lengua era el único instrumento en su temporada para lograr comenzar los estudios de medicina occidental. Pero el joven, muy precoz, dominó asimismo prontísimo la tradición china y de Japón, que formaba la base importante para la civilización de un futuro funcionario. De su madre, Mineko, una esencial predominación en su historia, aprendió los principios de los samurais y de la filosofía de Confucio, a los que continuó leal a lo largo de toda su historia, y que concluyeron el rigor que contribuyó a transformarlo en un punto de referencia para la vida política y popular del país.
Tras conseguir la licenciatura en medicina en 1881, ingresó en el ejército como médico y, a solicitud suya, fue enviado a estudiar a Alemania. Los años de vivienda en Europa (1884-1888) fueron muy enriquecedores, no solo como médico, en tanto que ha podido estudiar en Leipzig y en Berlín y tomar contacto con científicos como Robert Koch, sino más bien asimismo como intelectual, ya que conoció una situación muy diferente a la de su país.
Aprovechó la posibilidad para prosperar su conocimiento del idioma, lo que le dejaría después anunciar a sus compatriotas un destacable número de proyectos occidentales, traducidas por él mismo. Uno de los objetivos que se había fijado era el de ser un "puente" entre las dos etnias, poner predisposición de los nipones lo destacado de la producción occidental y, al tiempo, proteger la civilización clásico japonesa, frecuentemente malinterpretada y banalizada por los occidentales. Por lo tanto, no vaciló en defenderla en las páginas del Allgemeine Zeitung, respondiendo a ciertas críticas al Japón.
Al regresar a su patria en 1888, debió enfrentar la traumática situación de un sistema represor, tanto en la vida privada, con las obligaciones que la familia le impuso, como en la vida pública, con las resistencias que halló en el ejército por el hecho de ser un "intelectual". Habían terminado los años contentos en el extranjero, a lo largo de los que, según sus expresiones, se había sentido "un sujeto y no una máquina". Inició una furiosa actividad que lo transformó de manera rápida en un personaje público, tanto en el campo de la medicina como en el de la crítica literaria, con ensayos, productos y debates públicos.
Para tener un espacio propio, creó una gaceta, Shigaramizoshi (1888, después Mezamashigusa), en cuyas páginas dio a comprender el romanticismo, el idealismo y a autores como Percy Bysshe Shelley, John Keats, Dante Gabriel Rossetti, Lord Byron, William Wordsworth y Johann Joachim Winckelmann. Se batió contra el realismo propugnado por Tsubouchi Shoyo y contra el naturalismo, defendiendo la necesidad de una literatura fundamentada en los idóneas. Como médico, favoreció una investigación científica que prosiguiera una metodología que tuviese presente la verdad.
Su primera narración, La bailarina, de 1890, forma parte a la llamada "trilogía alemana", adjuntado con Espuma sobre las olas (1890) y El mensajero, de 1891. Las tres proyectos cuentan la crónica de la bailarina Elis, que vive un amor feliz con un japonés en Berlín, pero que se regresa desquiciada en el momento en que este la deja para regresar a Japón, dejándola encinta. La obra representa el choque entre 2 mundos y el valor que el espacio privado debe abonar al público, situación que el creador debió enfrentar en distintas oportunidades y que lo llevó a mantenerse tres años en el "exilio" (1899-1902), en la isla de Kyushu, lejos de los cargos públicos, periodo que aprovechó dedicándose al estudio del francés y a efectuar varias traducciones, entre ellas la de Improvisatoren de Hans Christian Andersen.
A lo largo de la guerra ruso-de Japón de 1904-1905 fue enviado a Manchuria, donde ahora había estado a lo largo del enfrentamiento chino-japonés de 1894-1895, y a su regresó logró los mucho más altos méritos en su trayectoria médica militar. De este modo, ha podido ocuparse nuevamente a la literatura. El periodo 1909-1922 fue el mucho más fértil de su historia, con las narraciones Media día (1909), Moso (1911), Fushinch u (1911) y las novelas Vida sexual (1909), El joven, de 1910-1911, y La oca salvaje, de 1911-1913.
En 1909 participó en la fundación de Subaru, y en 1910, adjuntado con Nagai Kafu, en la de Mita bungaku, gacetas que fueron la interfaz de sus asaltos contra los naturalistas y los defensores de la novela en primera persona (watakushi sh osetsu), aparte de ser un trampolín de lanzamiento para los jóvenes autores como Junichiro Tanizaki. En Subaru apareció en 1909 Vita sexualis, donde el creador parodiaba a los naturalistas, su deseo de "certeza" y el lenguaje de manera voluntaria crudo, con la utilización de términos científicos "asépticos" en la descripción de la lenta conquista de la sexualidad por la parte del "yo" personaje principal, pero su intención paródica no fue entendida y el artículo fue censurado. También se publicó en Subaru la novela La oca salvaje, donde el creador usaba la simbología de la oca salvaje y de su vuelo interrumpido para esbozar el anhelo de independencia de la personaje principal, Otama, que quiere una vida propia, y el del estudiante que la quiere.
A lo largo de los años 1910-1912, Japón vivió múltiples hechos trágicos que demandaban una contestación y una concienciación por la parte de los intelectuales: el arresto y la condena a muerte en 1910 del anarquista Kotoku Shusui probaron que los especiales de independencia estaban a puntito de ser suprimidos. El conflicto del creador fue manifestado y expresado en el cuento alegórico La torre del silencio.
El 13 de septiembre de 1912, día de los entierros del emperador Mutsuhito, el general Nogi Maresuke, personaje principal de muchas peleas y del ataque a Port Arthur, se suicidó ritualmente ("junshi") adjuntado con su mujer, para proseguir en la desaparición al emperador. Este acto dividió al país: hubo quien lo consideró anacrónico y quien lo vio como un símbolo emblemático de la separación entre los 2 mundos. Mori Ogai, en cambio, lo tomó como un estímulo para buscar instantes de la historia de Japón que le ayudaran a interpretar el presente: fue el comienzo de su producción histórica, donde encaró sus temas favoritos, como el honor, la honradez intelectual o la independencia del sujeto. Escribió entonces una sucesión de cuentos donde el "junshi" es visto en sus distintas implicaciones: La familia Abe (1913), El testamento de Okitsu Yagoemon (1912) y El hecho de Sakai (1914). Este último trata el tema del suicidio colectivo, y se basa en un incidente que sucedió verdaderamente en Sakai, donde soldados nipones se suicidaron ritualmente tras un enfrentamiento con marineros franceses.
Su concepción de la historia se elabora en un corto ensayo que se titula La Historia como és como un alejamiento de la Historia (1915), en el que propugna lealtad absoluta a la historia "como és", pero reclama al tiempo el papel del narrador. Su visión algo fatalista de la historia, en el sentido de que el hombre no puede mudar su curso y en consecuencia no hay "héroes", sino más bien únicamente hombres valientes, se refleja en las narraciones El gobernador Sansho (1915), La barca sobre el Takase (1916) y las biografías de individuos del periodo Tokugawa, como Shibue Chusai, considerada como entre las proyectos mucho más resaltadas de la historia literaria de Japón del siglo XX.
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