La historia de la civilización la escriben aquellas personas quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho queel mundo, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Milano I es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Milano I es comprender más sobre época determinada de la historia de la humanidad.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que atesoró Milano I en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Milano I, sino que a caso dejó una huella mucho más vasta de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Milano I de modo personal.Milano I fue un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
(Marasesti, 1854 - Viena, 1901) Rey de Serbia. Fue hijo de Milosch Obrenovich (fallecido en 1861) y de María Catargi, nieto por la parte de padre del príncipe Efren Obrenocich y por consiguiente primo del príncipe Miguel III de Serbia, que, como no había tenido descendencia en su matrimonio con Julia Hunyady, adoptó a Milano. En 1864 fue enviado a París para ser educado; estudió en el Liceo de Luis el Grande.
A la desaparición por asesinato de su asegurador Miguel Obrenovich (2 de julio de 1868), el joven Milano fue llevado a Belgrado, donde se causó su jura como príncipe de Serbia el 5 de julio de aquel año (Milano IV). Dada su minoría de edad se nombró un Consejo de Regencia en el que participaron Blaznavats, Gavrilovich y Ristitch; este gabinete adoptó en 1869 una constitución supuestamente liberal y trató de detallar angostas relaciones con Austria.
El 22 de agosto de 1872 Milano alcanzó la mayor parte de edad y juró su cargo, como demandaba la Constitución. Al principio de su reinado visitó París y Viena (1873) y Constantinopla (1874). El 17 de octubre de 1875 contrajo matrimonio con Natalie Petrovna Keshko, del que nació el 14 de agosto de 1876 el príncipe Alejandro. Milano era en estos primeros años de su reinado partidario de sostener la neutralidad, y también ignorar los sentimientos paneslavistas.
Solo una revolución ha podido lograr que Serbia se involucrase en una guerra: hacia 1876 Bosnia declaró la guerra a Turquía para hallar su independencia; Serbia, que pretendía anexionarse Bosnia, declaró la guerra a Turquía (30 de junio de 1876), con el beneplácito de Rusia y Montenegro. Se puso adelante de las tropas al general ruso Tchernaiev, que fue derrotado en varias oportunidades gracias a su desconocimiento del país. La situación llegó a ser tan crítica que Serbia estuvo conminada de ocultar.
Se firmó un tratado de paz (1 de marzo de 1876) que dejó la situación como al comienzo de la guerra. Pero el advenimiento de la guerra ruso-turca (1877-1878) dio la posibilidad a Milano de regresar accionar, en esta ocasión con mayor fortuna: tras la caída de Plevna (diez de diciembre de 1877), el ejército serbio atacó las situaciones turcas, y llegó aun hasta Kosovo. Esta victoria significó la total independencia de Serbia, plasmada en el tratado de San Stéfano y ratificada en el tratado de Viena (1878), en el que contó con el acompañamiento austriaco, cuya diplomacia había conocido poner de su parte Milano: para lograr conseguir tantas concesiones en el tratado de paz, los representantes de Serbia se habían visto obligados a ceder frente a las necesidades austriacas de juntar, tanto los trenes, como la economía serbia con Austria.
Este acercamiento supuso un cambio de predominación para Serbia, que había visto enfriarse sus relaciones con Rusia dado a que la excesiva protección de Rusia hacia Bulgaria había damnificado a Serbia. Desde aquel instante, Milano nombró ministros pro-austriacos, que llevaron a la economía serbia a depender de la de los Imperios Centrales: el gabinete encabezado por Ristitch debió renunciar en el mes de octubre de 1880, pero el gobierno posterior, progresista y encabezado por Pirotchanats (que estuvo en el poder hasta el 8 de diciembre de 1883), continuó con exactamente la misma política y se comprometió a través de un convenio misterio a no firmar tratados con otros gobiernos sin la aprobación de Austria.
En 1882 Milano tomó el título de rey hereditario (Milano I) de Serbia, para transformar lo que había sido comúnmente un principado en un reino. Un año después empleó el ejército para atenuar una revuelta campesina en el este del país; varios de los rebeldes fueron acogidos en Bulgaria, lo que incrementó la tirantez entre los dos países. La subida de los impuestos y la oposición de los rusófilos, que habían soñado anexionar Bosnia y Herzegovina y veían como estos territorios pasaban a la jurisdicción austriaca, provocaron un descontento contra la política dominante, que se plasmó en el resultado de las selecciones de 1883, opuesto al gobierno.
El ministerio encabezado por Christitch convocó selecciones, que brindaron como resultado la capacitación de una Cámara Nacional de corte progresista. En 1884 este gobierno fue sustituido por el de Garachanine, que acabó el software económico proyectado por el ministerio previo. En 1885 Milano, presionado por la opinión pública, declaró la guerra a Bulgaria, que se terminaba de anexionar Rumelia, al alegar la separación, por la parte de Bulgaria, del tratado de Berlín. A los éxitos iniciales de las tropas serbias, prosiguieron las derrotas de Pirot y Slivnitsa (noviembre de 1885), que forzaron a Milano a pedir la intervención austriaca, para obligar a los búlgaros a la firma de un armisticio, que se firmó en Bucarest (3 de marzo de 1866) y que dejó la situación como antes de la guerra.
Los próximos años trató Milano de ganar popularidad a través de el indulto de los rebeldes de 1883 y la capacitación de nuevos gobiernos de corte liberal. Ristitch, que sucedió a Garachanine, dimitió el 2 de enero de 1888, por disconformidades con sus colegas radicales; su sustituto, Gruitch, fue sustituido el 27 de abril de aquel mismo año, por no aprobar la Sckoupchtina, un emprendimiento de reorganización municipal.
Pero no solo la inestabilidad del gobierno contribuyó al descrédito del rey Milano: su sonado divorcio, logrado el 24 de octubre de 1888, fue el desenlace de una cadena de infidelidades que habían menoscabado su prestigio. La dependencia de Austria aumentó el descontento, que Milano trató de apaciguar a través de la concesión de una constitución mucho más liberal, en el mes de enero de 1889. Ese mismo año, Milano abdicó a favor de su hijo (6 de marzo de 1889), nombrado para la regencia un consejo compuesto por Ristitch y 2 en general. Después marchó al exilio, lo que favoreció que en Serbia aumentase la predominación de la reina Natalie. Se estableció en París tras haber viajado a Tierra Santa.
En su exilio contrajo muchas deudas, que trató de solucionar pidiendo a Serbia un préstamo en lugar de la renuncia a sus derechos monárquicos. En 1892 renunció a la nacionalidad serbia y tomó el nombre de conde de Takowo. Aquel año padeció un atentado y por año siguiente se reconcilió con su mujer. En 1894 volvió Milano a Serbia, donde fue recambio de sus derechos, a raíz del desentendimiento que se había producido entre su hijo Alejandro y el partido extremista. Pero el pueblo le negó la seguridad, con lo que volvió Milano a París en 1895. Tres años después su hijo le nombró general en jefe del ejército serbio, cargo que preservó hasta 1900, en el momento en que vetó el matrimonio de Alejandro con Draga Main, con lo que fue relevado. Entonces se trasladó a Viena, donde murió; sus restos fueron inhumados en el claustro de Kruschedol.
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