Miguel Cabanellas

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la importancia que atesoró Miguel Cabanellas en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Miguel Cabanellas, sino que posiblemente legó una señal mucho más insondable de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Miguel Cabanellas de forma personal.Miguel Cabanellas ha sido un ser humano que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Miguel Cabanellas, atraen nuestra atención, deben ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Miguel Cabanellas, el motivo por qué Miguel Cabanellas vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Miguel Cabanellas

(Miguel Cabanellas Ferrer; Cartagena, 1862 - Málaga, 1938) General español. Dio sus primeros pasos en el ejército en Cuba. En el año 1909 pasó a África, donde resaltó en la campaña de ese año y donde ha podido probar sus enormes talentos de organizador en la creación de las primeras entidades de Regulares de Caballería, compuestas en su enorme mayoría con soldados marroquíes, adjuntado con el general Berenguer. Precisamente fueron estas novedosas entidades las que defendieron con éxito las plazas de Melilla y Larache. En el año 1921, sus fuerzas de regulares han comenzado la reconquista del territorio perdido en el Desastre de Annual.

Su refulgente actuación le permitió su ingreso a la política activa. De ideología liberal y republicana, se encaró con resolución a la política que venía llevando a la práctica el general Primo de Rivera a lo largo del periodo de la Dictadura. Se manifestó opuesto a la capacitación de las llamadas Juntas de Defensa, lo que le acarreó que en el año 1926 fuera depuesto como gobernador militar de Menorca, pasando a la reserva.

Desde entonces, Miguel Cabanellas se dedicó a alentar activamente cualquier trama conspiradora contra el gobierno autoritario y arbitrario de Primo de Rivera. Así ya que, se unió al complot ordenado en el año 1929 por Sánchez Guerra, que propició la caída determinante del régimen militar, y por consiguiente de nuestra monarquía ostentada por Alfonso XIII. Con el advenimiento de la II República, se le confiaron esenciales puestos, dada su hoja de servicios y su filiación política conveniente al republicanismo: fue nombrado capitán general de la II División de Andalucía (1931); después comandante en jefe del ejército de Marruecos; y, por último, directivo general de la Guardia Civil (1932).

Fue diputado extremista en las Cortes del segundo bienio republicano, con un gobierno en la mayoría de los casos de derechas. Su acendrado republicanismo y su famosa filiación a la Masonería logró que el gobierno del Frente Popular, encabezado por Manuel Azaña, le nombrase Jefe de la V División Orgánica de Zaragoza (la República había suprimido previamente las capitanías en general). Sin embargo, y en oposición a lo que se espera por todos, Miguel Cabanellas optó por respaldar y sumarse al pronunciamiento militar del 19 de julio del año 1936. Cabanellas desatendió aun los consejos del general Miguel Núñez de Prado, que se trasladó a propósito desde Madrid para procurar persuadirle de lo erróneo de su posición.

Sin embargo, el increíble cambio de rumbo que dio Miguel Cabanellas no ha podido eliminar su pasado ni sus ideas. Cabanellas era un republicano convencido, de los llamados del "orden", recto, decidido y con una forma de pensar castrense muy arraigada; apoyó el alzamiento pues deseaba volver a poner una República mucho más acorde con sus ideas centralistas y de orden político. Un apunte importante fue el que en el momento en que reventó la sublevación en Zaragoza, los insurgentes salieron a la calle afinando chillidos de acompañamiento a la República. Tal hecho logró que próximamente Cabanellas gozase de una situación incómoda en el conjunto de los en general rebelados.

Para separarle del mando de tropas y sabiendo que era el general mucho más viejo de los rebeldes, se le nombró presidente de la Junta de Defensa Nacional, constituida en Burgos el 24 de julio del año 1936. El general Mola, como máximo responsable de los ejércitos rebelados en el Norte, se desembarazó de esa forma de Miguel Cabanellas, poniéndole en una presidencia únicamente honorífica, sin peso concreto en el avance de las operaciones, a la par que controlaba de manera directa a Cabanellas por si las moscas volvía a respaldar a la República.

Miguel Cabanellas se resistió a ser pura comparsa. Se opuso desde su presidencia al encumbramiento del general Francisco Franco a la jefatura del Estado Nacional rebelado. Cabanellas tuvo bajo sus órdenes a Franco en las campañas africanas, con lo que le estimaba como soldado pero no como político, ya que según él, en el momento en que Franco accediese al mando supremo de las fuerzas rebeldes, ejercitaría un control férreo y dictatorial, como verdaderamente de este modo sucedió.

Por último, entre los días 21 y 28 del mes de septiembre de 1936, se juntaron en el aeródromo de Salamanca los en general rebelados, los que acordaron denominar a Franco como jefe del Estado Nacional. Miguel Cabanellas debió firmar protocolariamente el decreto y entregarle el mando supremo en la región nacional, el 1 de octubre del mismo año.

Franco creó la Junta Técnica del Estado exactamente el mismo día que accedió al mando total de las fuerzas rebeldes. Su primera medida fue separar a Cabanellas de cualquier cargo de compromiso, como represalia por su pasado masón y republicano, y más que nada por haberle puesto óbices a su sendero hacia el poder absoluto. Cabanellas fue designado inspector general del Ejército, cargo que en el fondo significaba su total ostracismo político y militar.

Siempre y en todo momento realizando gala de una experiencia castrense deliciosa, se dedicó a su novedosa labor con celo y especialidad. Le sorprendió la desaparición en Málaga, el 15 de mayo del año 1938, en el momento en que hacía una de sus múltiples visitas a los acuartelamientos rebeldes. Nada mucho más fallecer Cabanellas, el general Franco se apuró a requisar sus papeles y documentos.

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