Las biografías y las vidas de personas que, como Melchor Pérez de Holguín, seducen nuestro interés, tienen que servirnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Melchor Pérez de Holguín, porqué Melchor Pérez de Holguín vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma implacable, la historia.
Vida y Biografía de Melchor Pérez de Holguín
(Cochabamba, c. 1665 - Potosí, tras 1724) Pintor boliviano. Parece ser que estudió en Sevilla (con Murillo) y que recibió enorme predominación de los grabados flamencos y de Zurbarán. Miembro de la generación de pintores barrocos americanos, cultivó de modo personal el cuadro de historia con un carácter narrativo y acumulación de distintas situaciones, en ocasiones con contenidos escritos escritos (Entrada del arzobispo Morcillo en Potosí).
El realismo barroco, llegado a Bolivia mediado el siglo XVII por medio de cuadros de profesores españoles como Zurbarán y Francisco Pacheco, revolucionó la escuela potosina, que halló en esta inclinación el molde que buscaba para la expresión de la verdad de america. El primero en manifestar esta sensibilidad fue el tenebrista potosino Francisco de Herrera y Velarde, al que prosiguieron prácticamente inmediatamente pintores correspondientes a los conjuntos que se formaron en Collao, La Paz, Oruro y las ciudades costeras del lago Titicaca. Leonardo Flores y Diego Quispe Tito brindaron el paso definitivo en la eclosión del barroco nacional, al que próximamente se sumarían el increíble y anónimo "profesor de Calamarca" y el enorme Melchor Pérez de Holguín, máximo gerente de la pintura colonial boliviana.
Nativo de Cochabamba pero afincado en Potosí, Pérez de Holguín fue acólito de Murillo en Sevilla y desde el principio de su trayectoria asimiló la predominación de Zurbarán, de manera especial en el régimen de las figuras ascéticas y místicas de su primera temporada. Su estilo consigue la madurez y la singularidad en el momento en que introduce la multiplicidad de figuras y el colorido mucho más refulgente en cuadros como El triunfo de la Iglesia, El Juicio Final o Entrada del arzobispo Morcillo en Potosí, que aparte de su valor pictórico son inmejorables testimonios de las prácticas del sitio y la temporada, por el detallismo preciosista en la composición de todos los múltiples individuos que pueblan las exuberantes lonas.
En la obra de Melchor Pérez de Holguín se tienen la posibilidad de distinguir tres periodos. Al primero corresponden los cuadros efectuadas para conventos de la orden franciscana, como el San Pedro de Alcántara que se guarda en La Paz (Bolivia); son cuadros que argumentan a la iniciativa del ascetismo místico franciscano. En un segundo intérvalo de tiempo se dedicó, esencialmente, a las considerables creaciones, prácticamente murales, de entre las que resaltan las citadas El triunfo de la Iglesia (1706, Potosí) y El juicio final (1708, Potosí).
En los últimos años de su historia efectuó creaciones que, al revés que aquellas místicas franciscanas, sorprenden por su enorme iluminación, como Descanso en la escapada a Egipto (Museo Nacional de La Paz), y La Sagrada Familia con los santurrones Juanes (Potosí). A estas proyectos tienen que añadirse el conjunto de cuadros que muestran medias figuras de evangelistas y la última serie que firmó, la de los evangelistas del palacio de La Moneda (1724). De su tarea como arquitecto resalta el trazado de los planos de la iglesia de San Lorenzo de Potosí.
Más allá de que la escuela potosina en su grupo recibió a lo largo de generaciones la predominación del profesor Holguín, hay que apuntar como sus acólitos inmediatos y mucho más relevantes a Gaspar Miguel de Berrío (el más destacable de ellos, creador de insignes cuadros como La coronación de la Virgen), Nicolás Ecoz (el mucho más próximo al profesor, hasta el punto de que muchas de sus proyectos podrían estar firmadas por Holguín) y Joaquín Carabal.
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre importantes, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de alguien como Melchor Pérez de Holguín, que poseyó su importancia en una época determinada, es indispensable procurar brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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