La historia universal está contada por aquellas personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado quela humanidad, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Max Horkheimer es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Max Horkheimer es conocer más sobre un periodo concreto de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la trascendencia que tuvo Max Horkheimer en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Max Horkheimer, sino que posiblemente dejó una huella mucho más profunda de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Max Horkheimer personalmente.Max Horkheimer fue una persona que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
(Stuttgart, 1895 - Nuremberg, 1973) Filósofo y sociólogo alemán que fue, adjuntado con Theodor Adorno, uno de los más importantes representantes de la Escuela de Frankfurt. Nucleada en torno al Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt, esta corriente desarrolló en sus estudios un profundo análisis crítico de los valores y principios latentes en la sociedad actualizada (la llamada «teoría crítica de la sociedad») que tendría extenso eco en los pensadores de las posguerra, desde Herbert Marcuse hasta Jürgen Habermas.
Hijo de un industrial, Max Horkheimer trabajó a lo largo de cierto tiempo en la compañía paterna. Su vocación filosófica tuvo ocasión de manifestarse en un viaje a París, a lo largo del como leyó las proyectos de Schopenhauer, y desde este pensador llegó hasta Hegel y Marx, por medio de un complejo paseo intelectual que pasó por una profunda reflexión sobre las enseñanzas de Nietzsche y de Freud.
En 1925 estudió filosofía con Hans Cornelius (del que fue acólito) y se graduó con una proposición sobre la Crítica del juicio de Kant. En 1930 pasó a ser instructor de filosofía y directivo del Instituto de Investigación Social de Frankfurt. Bajo su dirección, el Instituto programó una secuencia de estudios metódicos que tenían por objeto la crítica extremista de la sociedad tardocapitalista y del sistema de dominio creado por ella.
Esta crítica derivó (mediante una correcta meditación sobre la obra de Max Weber, de la sociología que nace con él y, al tiempo, de la fenomenología de Husserl) hacia un intento de desmitificación de la razón abstracta (apologética con en comparación con dominio) donde se fundamenta el cientifismo, al que Horkheimer considera una aceptación acrítica del status quo. Consiguió poner en cuestión cualquier criterio que desembocara en el positivismo, al que Horkheimer enfrenta el deber totalizante contenido en la dialéctica de Hegel y del marxismo (protegida por un creador como Lukács, que tuvo predominación en los pensadores de Frankfurt), hostil a cualquier clase de fetichismo frente a la "daticidad".
Todo este esfuerzo intelectual está designado a aquella "teoría crítica de la sociedad" que empapa la obra más esencial de Horkheimer, la Dialéctica de la Ilustración (1944), redactada en el exilio americano en colaboración con Theodor W. Adorno, con quien tuvo siempre y en todo momento una enorme afinidad intelectual y un aprecio fraternal que dejó a los dos pensadores efectuar un trabajo grupo. Horkheimer y Adorno, adjuntado con Herbert Marcuse y Jürgen Habermas, fueron los más destacados representantes del pensamiento crítico-negativo del siglo XX.
Horkheimer emigró en 1933, y tras una estancia en Ginebra y en París, trasladó su Instituto primero a Nueva York y más tarde a Los Ángeles. La actividad del conjunto que dirigía se concretó en la gaceta Zeitschrift für Sozialforschung, que desde 1932 luchó por una orientación crítico-sociológica con base filosófica. En esta gaceta publicó, entre 1932 y 1941, ciertos de sus mejores ensayos. Un conjunto de ellos fue incluido en los 2 volúmenes de la Kritische Theorie publicados por su acólito Alfred Schmidt. Destacan los aplicados a Montaigne, Henri Bergson, Georg Simmel, Wilhelm Dilthey y Theodor Haecker.
Un antes de esta publicación, en Alemania vio la luz un abultado volumen que se titula Kritik der instrumentellen Vernunft, que entendía, entre otros muchos, Eclipse of Reason, anunciado en Estados Unidos en la posguerra. Los trabajos de Horkheimer del periodo comprendido entre 1926 y 1931 están reunidos en la recopilación Dämmerung, que apareció publicada en 1934 bajo el seudónimo de Heinrich Regius.
El planteo crítico del pensamiento de Max Horkheimer se vio reforzado en el lapso de los años treinta por el trabajo en común, efectuado en el marco del Instituto, de un conjunto de intelectuales entre aquéllos que cabe nombrar a Erich Fromm, Leo Lowenthal, Herbert Marcuse, Karl August Wittfogel, Andries Sternheim, Jay Rumney y Adolfo Luini, quienes bajo la dirección de Horkheimer estudiaron la familia europea, dando vida a los trabajos Studien über Autorität und Familie. En Estados Unidos, Horkheimer asimismo fue el promotor de una sucesión de indagaciones llevadas a cabo por un conjunto de investigadores, que se concretaron en 1950 en los cinco esenciales volúmenes Studies in Prejudice, magistral ilustración sobre las distintas maneras de forma de pensar déspota y de accionar represivo, estimulada por la trágica experiencia de la ascensión del fascismo y el nazismo.
En 1950 Max Horkheimer volvió a su país, y reabrió en Frankfurt el Instituto de Investigación Social; a lo largo de la posguerra desempeñó una función de crítica a la restauración capitalista que tenía sitio en aquel instante en la República Federal Alemana. En 1951 y 1952 fue rector de la Universidad Johann Wolfgang Goethe. Desde 1954 hasta 1959 alternó su actividad didáctica en Frankfurt con la que desarrolló asimismo en la Universidad de Chicago. En 1955 fue premiado con el Premio Goethe, y en 1960 fue nombrado ciudadano de honor de Frankfurt.
En sus últimos años redujo su actividad pública, dejando a Adorno (que lo sostuvo hasta su muerte, en 1969) la labor de regentar el Instituto, si bien prosiguió adelante del mismo a título únicamente honorífico. En exactamente el mismo año se retiró a Lugano. Desde el fallecimiento de su mujer, Horkheimer se encerró en una dolorosa soledad. Sus extrañas intervenciones públicas brindaron testimonio de una evolución conservadora en la última etapa de su historia.
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