Mary Baker Eddy

Ya sea inspirando a otras personas o formando parte de la acción. Mary Baker Eddy es una de esas personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Mary Baker Eddy es comprender más sobre época determinada de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que detentó Mary Baker Eddy en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo mientras permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Mary Baker Eddy, sino que posiblemente legó una huella mucho más profunda de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Mary Baker Eddy en persona.Mary Baker Eddy fue una persona que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Mary Baker Eddy, atraen nuestra atención, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Mary Baker Eddy, el motivo por qué Mary Baker Eddy vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Mary Baker Eddy

(Bow, New Hampshire, 1821 - Chestnut Hill, Massachusetts, 1910) Reformadora de norteamérica, creadora de la Ciencia Cristiana. En su autobiografía afirma que a la edad de 12 años sintió los efectos saludables del poder de la oración, que prodigiosamente la curó de un ataque de fiebre. Siempre insuficiente de salud, tras su segundo matrimonio se resolvió a preguntar al magnetópata Phineas Quimby, quien parece ser influyó grandemente en su pensamiento. Según ella misma contó, se sintió curada de un grave mal leyendo en el Evangelio de San Mateo el relato de la curación del paralítico por Jesús. Más tarde creó y se realizó maestra y enfermera de la asociación de la Ciencia Cristiana. El conjunto medró de semejante suerte que en 1879 se organizaba en Boston una iglesia que, tras reordenarse en 1892, tomó el nombre de Primera Iglesia Científica de Cristo. Esta se funciona por una junta directiva cuyas vacantes se cubren según las reglas contenidas en el Church Manual (1895), que ella misma escribió. Entre sus proyectos aparecen Ciencia y salud (1875) y Miscellaneous Writings (1896).

Perjudicada desde la niñez por una dolencia inquieta, Mary Baker Eddy no frecuentó la escuela; pero, según ha dicho, estudió el heleno, el latín y el hebreo; de cualquier manera, su dominio de la gramática inglesa no fue jamás especial. Rodeada de espiritualistas, convulsionarios y otros seguidores de sectas religiosas, ingresó en la Iglesia congregacionalista y a lo largo de su juventud experimentó, indudablemente, la predominación del movimiento trascendentalista. En 1843 se casó con G. W. Glover y salió a vivir a Charleston (Carolina del Sur), donde su marido murió pocos meses después y la dejó en la pobreza con su hijo único. En 1853 contrajo un segundo matrimonio con Daniel Patterson, dentista y homeópata del que se divorció en 1873, siete años tras haberse separado.

Expectante de ver curada su patología, Mary había acudido en 1862 al doctor Phineas Parkhurst Quimby y ha podido revisar la efectividad de sus métodos, una suerte de práctica fundamentada en la fe. De nuevo en la pobreza, se valió de estas enseñanzas y comenzó a viajar por el este de Massachusetts para probar y utilizar, singularmente entre los espiritualistas, el nuevo servicio curativo; consiguió éxito, ganó bastante dinero en pocos años, adquirió una enorme casa en Lynn y publicó en 1875 Ciencia y salud, libro en el que aparecen los principios de su doctrina.

En 1876 dio vida en esta última ciudad a la asociación de los adheridos a la Ciencia Cristiana. El año siguiente se casó por tercera vez con A. G. Eddy, uno de sus acólitos. Establecida en Boston, creó allí la Iglesia de Cristo y el Massachusetts Metaphysical College, que persistió por espacio de nueve años y del que fue única maestra. Publicó y dirigió el Journal of Christian Science y también imprimió material de otras publicaciones sin refererir la fuente; una gran parte de sus productos se dieron a conocer en Miscellaneous Writings (1896).

En 1884, tras la desaparición de su marido, se trasladó a Concord (New Hampshire), donde proyectó la organización de la iglesia que, adjuntado con el Christian Science Monitor (todavía el día de hoy uno de los jornales mucho más autorizados de América), fue su creación mucho más durable; la dirigió con mano de hierro y una enorme capacidad en los negocios. Se hacía llamar "Pastor emeritus" y, por su historia retirada y sortea, alcanzó entre los leales popularidad de santa inasequible y venerable.

Desde buen principio Mary Baker Eddy tuvo que realizar en frente de los asaltos de acólitos disidentes y de los contrincantes; su energía, no obstante, insospechable en un cuerpo tan enclenque y enfermizo, consiguió siempre y en todo momento la victoria. Fácilmente doblegada a crisis de escandalo, distanció a ciertos de sus ayudantes íntimos, a quienes acusó de ejercer sobre ella un "maléfico magnetismo animal". No manifestó ningún aprecio verdadero a su hijo, que sostuvo distanciado. Al fallecer, a los 89 años, dejó un patrimonio de un par de millones y medio de dólares estadounidenses, una organización dentro por ciento mil devotos seguidores y un libro del que se habían vendido cuatrocientos mil ejemplares.

Anunciado en 1875, Ciencia y salud es, adjuntado con la Biblia, el artículo sagrado de los devotos de la Ciencia Cristiana, la asociación religiosa que había fundado la autora. Se niega en ella la verdad objetiva de la materia y del mal. El mal, tanto espiritual como físico, no es mucho más que una ilusión de la cabeza y en la cabeza debe ser curado, como lo hacía Jesucristo. El hombre es una criatura divina y Dios no puede estimar el mal del hombre; la patología y el mal son equivocadas representaciones mentales de las que se sana reconociendo su naturaleza ilusoria. Prescindiendo de medicinas y de todo sistema terapéutico empírico, hay que sanar el mal en el espíritu, en tanto que nada hay en el hombre de material. El estilo de la obra, redundante y también incorrecto en la primera edición, ganó en sobriedad y corrección en las siguientes, si bien sosteniendo su característico tono inspirado y profético. La predominación de las ideas de Mary Baker Eddy fue muy grande; mil quinientas comunidades de afiliados testimonian su difusión, y las curaciones alcanzadas según el sistema psicomístico de los seguidores de la "Christian Science" fueron estudiadas con seriedad por sabios de renombre.

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Mary Baker Eddy, que detentó su importancia en un momento histórico concreto, es esencia tratar de ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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