La historia de la civilización la escriben las personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado queel mundo, de una forma u otra,avance.
Las biografías y las vidas de personas que, como Marqués de Cerralbo, cautivan nuestro interés, deben ayudarnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Marqués de Cerralbo, el motivo por qué Marqués de Cerralbo vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo; Madrid, 1845-1922) Político, arqueólogo y coleccionista español. A su muerte, donó al estado español su espléndida compilación de maravillas artísticas y el palacio madrileño que las aloja, el día de hoy llamado Museo Cerralbo.
Desde muy niño, en el momento en que aún era alumno de las Escuelas Pías, el futuro marqués probó una extraña afición por coleccionar monedas viejas, en cuya compra, según sus biógrafos, invertía toda la paga semanal. A la desaparición de su padre, sucedida en 1867, Enrique de Aguilera hereda el título de Conde de Villalobos. Tras fallecer su abuelo pocos años después hereda asimismo los títulos de marqués de Cerralbo, Almarza y Campofuerte, y de conde de Alcudia, Foncalada y Sacro Romano Imperio, aparte de un desprendido patrimonio que administró inteligentemente.
Como siempre y en todo momento había probado una natural inclinación hacia las Letras y las Bellas Artes, compaginó sus estudios de Derecho con los de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, e inclusive llegó a difundir ciertas creaciones poéticas en La Ilustración Católica. En 1871 contrajo matrimonio con María Manuela Inocencia Serrano y Cerver, viuda del militar y político Antonio María del Valle. El matrimonio había tenido 2 hijos, Antonio y Amelia, a quienes el marqués de Cerralbo acogió como un segundo padre.
Ahora en esta temporada había dejado bien clara el marqués su vocación política, tras entrar a los veinticuatro años en el partido carlista. En 1872 fue escogido diputado a Cortes por el concejo salamanqués de Ledesma. En estos años fue intensísima la amistad del marqués con el infante Carlos, que llegó a encargarle que organizara una junta de carlistas fieles para realizar en oposición al entonces jefe del partido Cándido Nocedal. En 1885 Enrique de Aguilera fue nombrado senador del reino, y cinco años después el infante Carlos le solicitó que fuera su gerente en territorio español. Su actividad a favor de la causa carlista fue tan intensa que Carlos le dio el Toisón de Oro.
El marqués dejó su cargo de gerente regio en 1890, aduciendo fundamentos de salud, si bien varios creyeron que de todos modos el marqués se encontraba intensamente decepcionado por las crisis internas del partido. Volvería a la actividad política unos años después, coincidiendo con la desaparición de Carlos en 1909 y tras ser llamado por Jaime en 1912, pero jamás tuvo con él la sintonía ni las buenas relaciones que sostuvo con su antecesor. A pesar de esto, representó a Jaime hasta 1919, en el momento en que las divergencias entre aliadófilos y germanófilos a lo largo de la Primera Guerra Mundial provocaron hondas crisis en el seno del partido carlista.
En el momento en que inició su alejamiento de la política, tuvo el marqués mucho más tiempo para entregarse a otras aficiones. Una era la cría de caballos en su finca soriana, donde tuvo espléndidos ejemplares que lograron premios en múltiples concursos. Otra, la investigación histórica, especialidad donde resaltó y por la que fue escogido integrante de la Real Academia de la Historia, como mucho más adelante formaría asimismo una parte de la Real Academia Española y de la de Bellas Artes de San Fernando.
Pero la enorme pasión de Enrique de Aguilera fue el coleccionismo. Durante años, el marqués de Cerralbo había viajado por veinta países, donde gastó verdaderas fortunas en conseguir maravillas artísticas con destino a su compilación especial. En 1883, los hijastros del marqués de Cerralbo habían conseguido un del sol de la calle Ventura Rodríguez, que más tarde cederían a Enrique de Aguilera para alzar un palacio donde pudiese almacenar su rica compilación de arte. Fue nuestro marqués quien diseñó el edificio y el pequeño jardín, y fueron los ejecutores del emprendimiento los arquitectos Cabello Lapiedra, Sureda y Cabello y Asó, y su decorador José Soriano Fort.
Las proyectos de construcción y acondicionamiento duraron mucho más de diez años, pero tras ellas se vio terminado entre los mucho más hermosos palacios de la ciudad más importante, que fue a lo largo de años entre los centros centrales de la vida popular madrileña. El palacio, que tenía un salón de baile de estilo Rococó, un comedor de gala y una biblioteca con mucho más de diez mil volúmenes, aloja el día de hoy el atrayente Museo Cerralbo, que está abierto al público y en el que se mantiene la magnífica compilación artística reunida por el marqués en sus varios viajes. En el lapso de estos, aparte de maravillas artísticas, asimismo adquirió ricas piezas de moblaje con destino a su palacio, como por poner un ejemplo la magnífica lámpara de cristal de Murano que todavía se guarda en el salón de música del presente museo Cerralbo.
Exactamente con destino a esa salón el marqués adquirió en París múltiples instrumentos orientales. Poco a poco, la compilación de Enrique de Aguilera se incrementó con piezas de la mejor cerámica, bronces, grabados, entapices y alfombras, tal como una selección de armas de diferentes países (y en cuya recopilación fue ayudado el marqués por su hijastro Antonio del Valle) y una galería pictórica donde tienen la posibilidad de hallarse cuadros de Ribera, Zurbarán, Alenza o Van Dyck. Poco a poco, el marqués llegó a transformarse en un especialista en la labor de admitir y valorar antigüedades, como antes se había hecho experto numismático. Buena exhibe de esto es la compilación de monedas viejas que esmeradamente clasificada está en su palacio.
A todos y cada uno de los elementos de arte comprados en diferentes sitios de Europa había que añadir asimismo ciertas piezas arqueológicas de primer orden, ya que en los últimos tiempos el marqués había creado en especial su afición por la ciencia de la arqueología, fomentando y sufragando diferentes excavaciones en múltiples yacimientos españoles. En 1912, el marqués asistió como gerente de la Academia Española de la Historia al Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistórica festejado en Ginebra, donde, tras el éxito de sus ponencias, el español fue aceptado como idioma oficial en próximos congresos.
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