Marion Cotillard

Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Marion Cotillard es una de esas personas cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Marion Cotillard es conocer más acerca de etapa determinada de la historia del ser humano.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Marion Cotillard, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa esencial para que podamos apreciar no sólo la vida de Marion Cotillard, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Marion Cotillard, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Marion Cotillard influenció, y desde luego, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Marion Cotillard.

Las biografías y las vidas de personas que, como Marion Cotillard, seducen nuestra curiosidad, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Marion Cotillard, el motivo por qué Marion Cotillard vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Marion Cotillard

(París, 1975) Actriz francesa, ganadora en 2008 del Oscar de Hollywood por su interpretación de la histórica artista Edith Piaf en La vida en rosa. Considerada la “novedosa novia francesa de América”, semeja destinada a encarnar exactamente el mismo papel público que en otro tiempo representaron sus consagrados compatriotas Simone Signoret y Brigitte Bardot.

Su padre, Jean-Claude Cotillard, era actor y realizador, y su madre, Niseema Theillaud, era asimismo actriz y maestra de arte dramático. Dos años tras Marion nacieron sus hermanos, los mellizos Guillaume y Quentin. No es de extrañar que la pasión por la interpretación le viniese desde su mucho más tierna niñez, mucho más aún sabiendo que todavía siendo una pequeña participó en distintas producciones en las que trabajaban sus progenitores. La actriz declararía, ahora en su edad avanzada, que Niseema fue su primera predominación artística.

Con solo diecinueve años y con la única experiencia de ciertas teleseries, la joven actriz de ojos grises fue premiada con el primer premio de arte dramático en el Conservatorio de Orléans. Ese mismo año rodó su primera película, L’histoire du garçon qui voulait qu’on l’embrasse. En aquella época no era extraño verla presentarse con una gran intención a docenas de castings, persuadida de que debía volcarse en todos los pasos que tenían que llevarla a ser una actriz de éxito. Audrey Dana, compañera de profesión y de estudios, la recuerda como una muchacha increíblemente ambiciosa y segura de sus opciones.

A ese largometraje le sucedieron en 1996 la comedia Comment je me suis disputé… (ma vie sexuelle) y Planeta libre. No fueron éxitos de todo el mundo, pero le sirvieron a fin de que Gérard Pirès se fijara en ella y la llamara para rodar Taxi (1998). Gracias a este largometraje fue nominada en 1999 al César a la mejor actriz revelación. Para hacerse un concepto de la inflexión que Taxi supuso en la carrera de Cotillard, basta arreglar en un apunte: entre 1998 y 2001 participó en nada menos que 14 producciones diferentes entre cine y televisión. El hecho de que el largometraje podría haber sido producido por Luc Besson, el realizador y productor francés mucho más en todo el mundo actualmente, asistió indudablemente a impulsar la carrera de Marion. De hecho, el largometraje tendría 2 consecuencias (Taxi 2, en el año 2000, y Taxi 3, en 2003), en las que la actriz asimismo participaría.

En 2001 apareció en el largometraje Les jolies choses, un trabajo que le resultaría útil en un largo plazo, puesto que debió recibir clases de canto aceleradas para estudiar en poco mucho más de un mes. En 2003 le llegó la primera ocasión de trabajar en una producción estadounidense. Se trataba de Big Fish (2003), un largometraje de Tim Burton protagonizado por Albert Finney en el que daba vida a Josephine, una muchacha francesa. Aunque no llegó a recibir ningún premio por este papel, le sirvió para introducirse en una industria que, a priori, no le cautivaba bastante (“Me resultan de interés considerablemente más los directivos que Hollywood”, declaró).

Aunque prosiguió haciendo un trabajo con regularidad para el cine, no abandonó las teleseries, una actividad que sostendría hasta 2005 y que alternó con grabes como Innocence (2004), Fair Play (2005) o Un buen año (2006), protagonizado por Russell Crowe. Pero indudablemente el largometraje que le reportaría mayor popularidad sería La vida en rosa, un biopic de Edith Piaf dirigido en 2007 por Olivier Dahan, un realizador sin excesiva proyección en todo el mundo, popular por la secuela de Los ríos de color púrpura. Dahan aseguró que a lo largo del casting se decidió por la parisiense pues sus ojos le recordaban “completamente” a los de la malograda artista francesa.

Raramente, si bien Cotillard aseveró haber popular la mayor parte de los hechos de la vida de Piaf la primera oportunidad que leyó el guion, la verdad es que se mimetizó con el personaje de una manera absoluta. Inicialmente examinó las inflexiones de Edith Piaf en múltiples de las películas que ésta rodó y en una gran parte de las entrevistas grabadas. Después, a lo largo del rodaje, aseguró sentirse cada día sobre la cuerda floja, en tanto que una personalidad tan fuerte como la de Piaf tentaba a exagerar la interpretación. Sin embargo, el papel se apoderó totalmente de la parisiense y el resultado fue un resonante éxito de público y crítica, en un inicio en festivales (Cannes, premio actriz revelación; Cabourg, mejor actriz; Palm Springs, mejor interpretación; Vancouver, mejor actriz) y después en las salas comerciales. A ello hay que añadir un Satellite Award, un César, un EFA, el Globo de Oro de la crítica de Estados Unidos, un BAFTA, una ovación de quince minutos en Berlín… y el Oscar a la mejor actriz primordial.

Con el reconocimiento de la Academia de Hollywood se transformó en la primera actriz que conseguía este premio por una película francesa. Para entender la dimensión de este reconocimiento inusual debe tenerse presente que fueron muy escasos los actores que durante la historia han logrado un Oscar al mejor actor o actriz haciendo un trabajo en una película de charla no inglesa: Sofia Loren en 1960, Roberto Benigni en 1999 y, apurando bastante, Robert de Niro en 1975 (su parte en el largometraje de Francis Ford Coppola El Padrino II era en italiano) fueron los únicos precedentes.

A principios de marzo de 2008, Cotillard volvió a la primera plana de esta época por causas no artísticas, al hacerse público un vídeo en el que la actriz, en una entrevista para el software Paris Première, se declaraba partidaria de la “teoría de la conspiración” para argumentar los atentados del 11 de septiembre de 2001 atribuidos al líder de la organización terrorista Al-Qaeda, Osama bin Laden. Sus inquietudes razonables sobre la transparencia informativa de los medios estadounidenses (“Tampoco estoy segura de que el hombre haya puesto nunca el pie en la luna”) favorecieron que ciertos comentaristas cinematográficos llegaran a proponerse el futuro profesional de Cotillard en Hollywood.

Sin embargo, la opinión pública no parecía bastante proclive a cambiar su imagen de “sirenita francesa”. Marion Cotillard se había transformado en entre los semblantes mucho más populares de la década pese a lo que en el pensamiento ideológico estadounidense podían parecer “veleidades izquierdistas”. De instante, su siguiente paso profesional fue el rodaje del largometraje de gánsteres Enemigos públicos (2009), comandado por Michael Mann y con el certamen de Johnny Depp y Christian Bale. Y el futuro inmediato se encontraba asimismo puesto en compromiso con otra producción “made in USA”: tenía que ver con Nine (2009), un remake de la pieza maestra de Federico Fellini Ocho y medio que rodó a las órdenes de Rob Marshall y contó con un reparto lleno de nombres estelares, con actrices de la talla de Sofia Loren, Penélope Cruz, Nicole Kidman y Catherine Zeta-Jones.

Cotillard es integrante de la organización ecologista Greenpeace y una enorme seguidor del artista canadiense Hawksley Workman; ha aparecido en 2 de los videoclips de este artista de pop influido por la música de cabaret. Empadronada aún en la ciudad más importante francesa, su “aterrizaje” americano no le ha quitado el interés por la vida política de su país, que afirma continuar muy de cerca.

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Es cierto que conocer en profundidad a Marion Cotillard es algo que está reservado a pocas personas, y que pretender reconstruir quién y cómo fue la vida de Marion Cotillard es una especie de puzzleque probablemente logremos rehacer si contribuimos todos a la vez.

Debido a esto, si eres de aquellos que creen en que colaborando existen posibilidades de hacer algo mejor, y posees información en relación con la existencia de Marion Cotillard, o acerca de algún aspecto de su personalidad u creación que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente determinantes, ya que destacan la singularidad, y en el caso de la vida de un ser como Marion Cotillard, que detentó su relevancia en una época concreta, es esencia intentar brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

Sin dudarlo, contacta con nosotros para narrarnos qué sabes tú con respecto a Marion Cotillard. Estaremos encantados de poder completar esta biografía con más información.