Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que atesoró Mario Vargas Llosa en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Mario Vargas Llosa, sino que a caso legó una señal mucho más honda de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Mario Vargas Llosa personalmente.Mario Vargas Llosa ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer las luces y las sombras de las personas relevantes como Mario Vargas Llosa, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa básica para que podamos apreciar no sólo la vida de Mario Vargas Llosa, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Mario Vargas Llosa, gentes a quienes de de una forma u otra Mario Vargas Llosa influyó, y por supuesto, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Mario Vargas Llosa.
Las biografías y las vidas de personas que, como Mario Vargas Llosa, atraen nuestro interés, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Mario Vargas Llosa, el motivo por qué Mario Vargas Llosa vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Arequipa, Perú, 1936) Escritor peruano. Con la publicación de la novela La localidad y los perros (1963), Mario Vargas Llosa quedó consagrado como entre las figuras escenciales del «boom» de la literatura sudamericana de los años 60. Al igual que otros integrantes del mismo conjunto, su obra rompió con los cauces de la narrativa clásico al asumir las creaciones de la narrativa extranjera (William Faulkner, James Joyce) y adoptar técnicas como el monólogo interior, la pluralidad de puntos de vista o la fragmentación cronológica, puestas en la mayoría de los casos al servicio de un crudo realismo.
Por otro lado, se tienen que asimismo al novelista peruano esenciales aportaciones críticas y hondas medites sobre el trabajo de redactar, como su teoría sobre los "diablos interiores", que procura argumentar la escritura como un acto de expulsión, por la parte del constructor, de los elementos de la conciencia capaces de incubar alteraciones que solo el hecho de redactar puede exorcizar. La concesión del Nobel de Literatura en 2010 coronó una trayectoria ejemplar.
Biografía
Mario Vargas Llosa pasó su niñez entre Cochabamba (Bolivia) y las ciudades peruanas de Piura y Lima. El divorcio y posterior reconciliación de sus progenitores se tradujo en usuales cambios de hogar y de instituto; entre los catorce y los dieciséis años estuvo de adentro en la Academia Militar Leoncio Prado, ámbito de su novela La localidad y los perros. A los dieciséis años inició su trayectoria literaria y periodística con el estreno del drama La escapada del Inca (1952), parte de poco éxito.
Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de literatura. Desempeñó múltiples trabajos para lograr vivir sin dejar sus estudios: desde redactor de novedades en una emisora de radio hasta registrador en el Cementerio General de Lima. En 1955, el escándalo que provocó al casarse clandestinamente con su tía política Julia Urquidi (episodio que inspira la novela La tía Julia y el escribidor) agudizó aún mucho más su situación, y debió recurrir a ciertos amigos para calmar su penosa situación doméstica.
En la ciudad más importante peruana creó Cuadernos de Composición (1956-1957), adjuntado con Luis Loayza y Abelardo Oquendo, y después la Revista de Literatura (1958-1959), erigiéndose en estas publicaciones como portaestandarte de un conjunto que reaccionaba contra la narrativa popular y documentalista de ese momento. A finales de los años 50 ha podido al final viajar y establecerse en Europa, donde comenzó a trabajar en la Radio Televisión Francesa y fue instructor en el Queen Mary College de Londres.
Publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años solamente, y con la novela La localidad y los perros (1963) se ganó ahora un prestigio entre los escritores que por ese momento gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano. Vargas Llosa terminaría figurando entre los autores fundamentales de aquel fenómeno editorial, y se le situó por su importancia en primera línea, al lado de narradores de la talla del colombiano Gabriel García Márquez, los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sábato o el uruguayo Mario Benedetti.
El éxito de esta novela y el espaldarazo que supuso a su trayectoria literaria le dejó dejar atrás una época de precariedad y bohemia. En el viejo conjunto de naciones, Vargas Llosa estableció su vivienda primero en París y después en Londres (1967), de donde se trasladó a Washington y a Puerto Rico.
La tarea de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en ensayos como García Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975). En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón y las visitadoras. En 1977 fue nombrado integrante de la Academia Peruana de la Lengua y instructor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge.
En el lote político, su ideario padeció con los años profundas mutaciones. El rechazo visceral a toda dictadura y el acercamiento a la democracia cristiana caracterizaron su juventud; en los años 60 pasó desde un explícito acompañamiento a la Revolución cubana del Che Guevara y Fidel Castro hasta un progresivo distanciamiento del comunismo, llegando a la separación determinante con el gobierno de Fidel Castro (1971) a causa del llamado Caso Padilla.
Con el tiempo terminó transformado en un estable defensor del liberalismo, si bien sin abandonar los adelantos sociales logrados por el progresismo, y en los 80 llegó a formar parte activamente en la política de su país. Impulsor del partido Frente Democrático, cuyo programa combinaba el neoliberalismo con los intereses de la oligarquía clásico peruana, Mario Vargas Llosa se presentó como cabeza de lista en las selecciones peruanas de 1990, en las que fue derrotado por Alberto Fujimori.
Decidió entonces moverse a Europa y ocuparse completamente a la literatura; publicó productos de opinión en periódicos como El País, La Nación, Le Monde, Caretas, The New York Times y El Nacional. En 1993 consiguió la nacionalidad de españa, y un año después fue nombrado integrante de la Real Academia De españa. Mario Vargas Llosa fué distinguido, entre otros galardones, con los premios Príncipe de Asturias de las Letras (1986), Cervantes (1994) y Nobel de Literatura (2010). El máximo galardón de las letras universales le llegó como reconocimiento a "su cartografía de las construcciones del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual".
La obra de Mario Vargas Llosa
Formado en el marco generacional del cincuenta (su primer libro es de 1959: la compilación de cuentos llamada Los jefes), Mario Vargas Llosa se encuentra dentro de los prosistas latinoamericanos de mayor popularidad mundial, y quizá el que escribió el mayor número de novelas de muy alta calidad. Como narrador, Vargas Llosa maduró precozmente: La localidad y los perros (1963) es la primera novela peruana totalmente "actualizada" en elementos expresivos. La Casa Verde (1966), Los perros chiquitos (1967) y Conversación en La Catedral (1969) lo ungieron como entre los personajes principales del «boom» de la novela sudamericana de los años sesenta y como el mucho más característicamente neorrealista del conjunto, con un virtuosismo técnico de colosal predominación en todo el mundo.
Sus novelas siguientes, salvedad llevada a cabo de la mucho más ambiciosa de todas y cada una, La guerra del fin de todo el mundo (1981, agudo retrato de la heterogeneidad social y cultural de América Latina), abandonaron el designio de labrar "novelas totales" que hasta el momento lo obsesionaba, y optaron por la reelaboración (irónica o trasgresora) de formas o géneros subliterarios o extraliterarios, proponiendo con enorme continuidad una reflexión sobre los límites de la verdad y la ficción que recrea puntos de la literatura fabulosa y el experimentalismo narrativo, sin caer en ellos completamente: la patraña, en Pantaleón y las visitadoras (1973); el drama, en La tía Julia y el escribidor (1977); la política-ficción anticipatoria, en Historia de Mayta (1984); el relato de delito y secreto, en ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) y Lituma en los Andes (1993); la narrativa erótica, en Elogio de la madrastra (1988) y Los cuadernos de don Rigoberto (1997); y la política, en La celebración del chivo (2000).
Obra narrativa
No hay duda de que la narrativa ocupa el sitio central de su abundante producción. Su magistral habilidad técnica, su aptitud para realizar de todas ellas un planeta sólido con la capacidad de autosostenerse y el hecho de dar una total autonomía al quehacer narrativo son sus virtudes centrales. En sus libros, de hecho los que como Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor podrían ser considerados inferiores, la manera consigue el mucho más prominente nivel de relevancia.
Su producción narrativa se inició en 1959 con los cuentos de Los jefes y alcanzó resonancia en todo el mundo con la novela La localidad y los perros (1963, premio Biblioteca Breve de 1962), reflejo y demanda de la organización paramilitar del Colegio Leoncio Prado, donde el creador había efectuado sus estudios secundarios. El ámbito cerrado y opresivo de aquel instituto militar de Lima semeja compendiar toda la crueldad y corrupción de todo el mundo de hoy; los "perros" del título son los estudiantes del primer año, sometidos a atroces novatadas por la parte de los mayores.
Dejando a un lado su problemática popular y ética, la novela exhibe una impactante madurez por el trazo ambiguo y mudable de los individuos, por la precisa descripción de los entornos urbanos, por su trama sinuosa y por el hábil régimen del tiempo narrativo. Lejos de atenuar, el experimentalismo y la superposición de tiempos, individuos y acciones acentúa su despiadado y también deslumbrante realismo y el retrato de una crueldad explícita o subyacente.
Su consolidación literaria llegó con La casa verde (1966), verídica exhibición de virtuosismo literario cuya prosa integra rebosantes elementos experimentales, así como la mezcla de diálogo y descripción y la combinación de acciones y tiempos distintos. El relato, que avanza primordialmente en un burdel, muestra múltiples historias paralelas con un montaje demasiado complejo, con yuxtaposición de planos temporales y cambios de criterio.
Tales elementos se emplean asimismo en parte en Los perros chiquitos (1967), cuyo tema, un internado, nos remite en su etapa inicial a la temática de La localidad y los perros; y en Conversación en La Catedral (1969), extenso retablo histórico-político del Perú (con recomendaciones de libelo contra el régimen del dictador peruano Manuel Odría) compuesto por medio de los diálogos sostenidos entre un periodista y el guardaespaldas negro de un dictador. Tales diálogos tienen rincón en "La Catedral", nombre del sencillo bar de Lima en el que distribuyen sus vidas fracasadas.
En ámbas novelas siguientes, Vargas Llosa pareció abandonar los enormes temas para emprender una vía mucho más lúdica, en pos de novedosas opciones para su narrativa. Pantaleón y las visitadoras (1973) es una sátira humorística de la burocracia militar que añade a su siempre y en todo momento lúcida visión del poder un ingrediente despiadado y grotesco, emparentable con el adefesio hispano. La tía Julia y el escribidor (1977), quizá influida por los cuentos del argentino Manuel Puig, lleva a cabo en contrapunto las experiencias sentimentales y el planeta de los seriales radiofónicos.
La guerra del fin de todo el mundo (1981), en cambio, quiere ser nuevamente una obra "total". En ella abordó la problemática popular y religiosa de Hispanoamérica a través del relato de una revuelta de fondo mesiánico; la obra se basa en un tradicional del periodismo brasileiro de principios de siglo, el libro Os Sertões de Euclides da Cunha, desde el como vuelve a construir y realiza la trama libresca.
Escritor de trabajo y trabajador infatigable, que fué premiado con varios premios durante su trayectoria, su prosa fue consiguiendo en sus siguientes novelas un tono medio o periodístico, que quizás suponga cierto descenso en relación a proyectos precedentes, pero que ha aumentado su audiencia entre el público lector.
En esa dirección podemos destacar Historia de Mayta (1984), encuesta sobre un viejo compañero del instituto que, en 1958, protagonizó una sublevación en una ciudad andina; ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), que es en sí un desarrollo narrativo bajo motivo de una investigación policial; y El hablador (1987), sobre un contador de historias entre las tribus primitivas de América latina. Esta última obra descubrió su fascinación por la tradición oral de la selva, zona que siempre y en todo momento ha animado su imaginación literaria; resulta atractiva tal comunión con las raíces indígenas en un escritor comunmente tan cosmopolita.
Su novela Lituma en los Andes (1993) mereció el Premio Mundo; un año después compendió sus colaboraciones periodísticas en Desafíos a la independencia (1994). En 1997 apareció su novela erótica Los cuadernos de don Rigoberto, en exactamente la misma línea de su previo Elogio de la madrastra (1988). En la tradición de la novela de dictadores, Vargas Llosa publicaría asimismo una obra ambiciosa y total, La celebración del chivo (2000), donde vuelve a construir con absoluta maestría la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Seis años después dio a la imprenta Travesuras de la pequeña mala (2006), una historia entre lo cómico y lo trágico donde el cariño se expone dueño de mil caras. El héroe sutil (2013) es por el momento su novela mucho más reciente.
Ensayo y teatro
Además de su obra narrativa, Vargas Llosa ha creado una sostenida tarea crítica y es creador de auténticos y profundos estudios sobre distintos autores y cuestiones literarias. Entre ellos resaltan García Márquez: historia de un deicidio (1971), destinado a una singular interpretación del creador de Cien años de soledad; La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975), sobre el novelista francés Gustave Flaubert, el enorme estilista del realismo; La verdad de las patrañas (1990), una compilación de ensayos sobre veinticinco prosistas contemporáneos; La utopía anticuada: José María Arguedas y las ficciones del indigenismo (1996), donde examina la vida y obra José María Arguedas; Cartas a un novelista (1997), una suerte de propedéutica de la novela, apuntada singularmente a escritores jóvenes, y El viaje a la ficción. El planeta de Juan Carlos Onetti (2008), donde examina en hondura la vida y la obra del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti .
Su incursión en el teatro, si bien menos triunfadora, fué recurrente: La señorita de Tacna (1981), Kathie y el hipopótamo (1983), La chunga (1986), El orate de los balcones (1993), Ojos lindos, cuadros feos (1996), Odiseo y Penélope (2007) y Al pie del Támesis (2008) son las piezas tráficas que ha anunciado hasta este día y en las que explora, predominantemente, sitios particulares. Los tres volúmenes de Contra viento y marea (1983-1990) recogen una selección de sus crónicas, productos y otros trabajos periodísticos. En 1993 apareció El pez en el agua, libro de memorias en el que traza un doble relato: las peripecias de su campaña presidencial en 1990 y un recuento desde su niñez hasta el día de hoy en que escoge partir a Europa para consagrarse a la escritura.
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