La historia universal la cuentan aquellas personas queen el transcurrir de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado quela sociedad, de un modo u otro,avance.
Apreciar las luces y las sombras de las personas significativas como Mariano José de Larra, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos apreciar no sólo la existencia de Mariano José de Larra, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Mariano José de Larra, aquellas personas a quienes de un modo u otro Mariano José de Larra influyó, y sin duda, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Mariano José de Larra.
Las biografías y las vidas de personas que, como Mariano José de Larra, cautivan nuestro interés, deben servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Mariano José de Larra, el motivo por qué Mariano José de Larra vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Madrid, 1809 - 1837) Escritor y periodista español. Dentro de romanticismo, Mariano José de Larra es el máximo exponente del costumbrismo crítico, contrario a los cuadros idealizados y pintorescos del costumbrismo testimonial. En los mucho más festejados de sus «productos de prácticas», y partiendo de una exquisita anécdota donde participa como personaje y narrador, Larra trazó acertados retratos de la faltas de la sociedad moderna y del carácter español (la desidia y la pereza en el trabajo, la vanidad y el deseo de aparentar, la franqueza como sustitutivo de la educación) y abordó críticamente el atraso del país.
La familia de Larra tuvo que emigrar a Burdeos con la expulsión de las tropas napoleónicas, en 1813, ya que era sospechosa de afrancesamiento, dado el cargo de cirujano militar al servicio de José Bonaparte que había desempeñado su padre. Gracias a la amnistía concedida por Fernando VII en 1818, la familia regresó a Madrid, y su padre se transformó en médico personal del hermano del rey Fernando. Mariano José de Larra estudió medicina en Madrid, si bien no llegó a finalizar la carrera; en 1825 se trasladó a Valladolid para cursar derecho, estudios que proseguiría en Valencia. Al parecer, por esta temporada se enamoró de una mujer que resultó ser la apasionado de su padre, lo que fue una dura experiencia para él.
Los años que radicó en Francia podrían estar en el origen de su acerado sentido crítico con la verdad de España; sus productos, aparecidos en un folleto por mes, El Duende Satírico del Día, y que firmaba con el seudónimo «el Duende», le reportaron rápida popularidad como periodista. Su imagen de agudo espectador de las prácticas y de la verdad popular, cultural y política se consolidó con la publicación de su gaceta satírica El Pobrecito Hablador, en la que escribió con el seudónimo de Juan Pérez de Munguía.
Las dos publicaciones fueron prohibidas por la censura tras poco tiempo. En 1829 casó con Josefa Wetoret, en lo que fue un matrimonio desgraciado que próximamente terminó en separación. En 1833 inició una exclusiva etapa de su trayectoria, con el seudónimo de Fígaro, en la Revista Española y El Observador, donde aparte de sus cuadros de prácticas insertó crítica literaria y política al amparo de la relativa independencia de expresión propiciada por la desaparición de Fernando VII; son conocidos sus productos Vuelva usted mañana, El español viejo, Entre qué gentes nos encontramos, En este país y El casarse próximamente y mal, entre otros muchos.
En 1834 publicó la novela histórica El doncel de don Enrique el Doliente y estrenó la parte teatral Macías, las dos fundamentadas en la trágica vida del poeta medieval Macías y en sus amores adulterinos, razonamiento que, en cierta forma, reflejaba la relación infiel que en esos instantes sostenía Larra con Dolores Armijo.
En 1835 emprendió un viaje a Portugal, Londres, Bruselas y París, donde conoció a Victor Hugo y Alejandro Dumas. De regreso en Madrid, trabajó para los jornales El Redactor General y El Planeta. En esta temporada, la preocupación política controlaba en sus escritos; Larra decidió intervenir en la política activa en pos de los conservadores, e inclusive llegó a ser escogido diputado por Ávila (1836), si bien el motín de La Granja impidió que entrara en funcionalidades.
Su creciente desaliento y también inconformidad frente a los males que asediaban a la sociedad de españa y el mal que le causó su separación determinante de Dolores Armijo, han quedado reflejados en su escrito El día de finados de 1836, anunciado en El Español, y en el que tras su frecuente ironía aparecía un hondo pesimismo. Tras una exclusiva discusión con Dolores Armijo, se suicidó de un pistoletazo en su residencia, a los veintiocho años. Aunque no compartió los postulados literarios del romanticismo (encarnados en España en la poesía de José de Espronceda y el teatro del duque de Rivas), su agitada vida y su muerte lo aproximan a los especiales y modelos románticos. Su figura sería reivindicada, años después, por Pío Baroja, Miguel de Unamuno y otros autores similares a la Generación del 98, como Ramón del Valle-Inclán y Antonio Machado.
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Indudablemente llegar a comprender a Mariano José de Larra es algo que se reserva a muy pocas personas, y que intentar reconstruir quién y cómo fue la vida de Mariano José de Larra es una especie de rompecabezasque tal vez logremos rehacer si contribuimos todos juntos.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de alguien como Mariano José de Larra, que tuvo su significación en una época determinada, es indispensable tratar de ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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