Maria Sharapova

Ya sea inspirando a más personas o tomando parte de la acción. Maria Sharapova es uno de esos sujetos cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Maria Sharapova es comprender más sobre una época concreta de la historia del ser humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como Maria Sharapova, cautivan nuestro interés, tienen que servirnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Maria Sharapova, porqué Maria Sharapova vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Maria Sharapova

(Maria Yurievna Sharapova; Nyagan, 1987) Tenista rusa, entre las campeonas con mayor encanto y caché del circuito en todo el mundo. Maria Sharapova nació en una pequeña ciudad de la Rusia siberiana, en el seno de una humilde familia. Sus progenitores, Yuri y Yelena, obrero de la construcción y asesora, respectivamente, eran originarios de Bielorrusia, pero en 1986 se mudaron de Gomel a Nyagan, para eludir que el incidente de Chornobil afectase el embarazo de Yelena.

En 1990 la familia Sharapova se afincó en el balneario de Sochi, en el mar Negro, donde cierto día la pequeña coincidió con el vencedor ruso de los años noventa Yevgueni Kafelnikov, quien le obsequió una raqueta. Empezó a divertirse con su padre y con pequeñas que le doblaban la edad, hasta el momento en que en 1993, en un torneo infantil en Moscú, fue observada por Martina Navratilova, quien aconsejó a los progenitores que lo apostaran todo por ella.

Con cierto miedo pero animado por el convencimiento de la mejor tenista de la historia, Yuri, con 700 dólares estadounidenses que tenía ahorrados, salió con su hija a Bradenton, en el estado estadounidense de Florida, donde Maria ingresó en la escuela-internado del respetado entrenador Nick Bolletieri, quien había forjado a los más destacados vencedores y campeonas de la última década. La escuela, correspondiente a la gran compañía IMG, encargada de la administración de atletas, era muy cara, con lo que el padre debió pluriemplearse para devolver el dinero que adeudaba a la compañía.

En 1996, Maria contó ahora con la compañía de su madre, que había retrasado un par de años en hallar el visado para moverse a Estados Unidos. A partir de ese instante formó en lo personal a su hija, que jamás había ido al instituto. Después se transformaría en la administradora de sus ganancias, al tiempo que su marido se dedicaría solo a su trayectoria como tenista.

El padre, en verdad, continuaba en la sombra y nunca concedía entrevistas por el hecho de que ciertos medios lo acusaron de apretar a su hija. Al respecto, en la única entrevista que consiguieron los cronistas en Manhattan, donde Maria festejó su éxito en el Open de Estados Unidos, se despachó a gusto y concluyó: “La gente considera que soy un monstruo, que estoy tras ella presionando y pensando solo en el dinero. Pero lo cierto es que ignoro de qué manera van sus finanzas”.

Tanto padre como hija tenían prisa por hacer dinero y enjugar las deudas, con lo que en 2001 Maria, con catorce años, participó en el circuito júnior, donde solo perdió tres partidos, ganó 25 y se adjudicó tres títulos: Sacramento, Hilton y el Heady Pilsen en la República Checa.

En 2002, aún como júnior, Maria Sharapova consiguió 26 victorias, tres derrotas y otros muchos títulos: Vancouver, Peachtree y Gunma (El país nipón). Aquel año ahora se le dejó jugar algún partido como profesional absoluta y la Asociación de Tenis Femenino (WTA) la situó en el número 186 del top, pero ahora había firmado sustanciosos contratos con múltiples firmas, no solo deportivas. A esa edad igualó a Kournikova como tenista mucho más hot, pues, aún joven, gracias a su constitución (1,86 m y 58 kg) parecía ahora una muchacha mayor. El 29 de septiembre de 2003 ganó su primer torneo como profesional absoluta en Tokyo. Al mes siguiente, el 27 de octubre, se adjudicó el de Quebec, lo que la aupó en solamente unos meses al número 30 del top.

El 21 de junio de 2004 dio la primera sorpresa, ya que con poco mucho más de diecisiete años se transformaba en la segunda tenista mucho más joven en ganar en Wimbledon, tras la asimismo precoz Martina Hingis, que lo logró en 1997 a los dieciséis años. Además, era la primera rusa que vencía en este torneo de grand slam. Los enormes patrocinadores ahora iban tras ella, ya que el planeta globalizado se encontraba huérfano de un icono femenino. Hubieran firmado con ella aun sin haber ganado la final frente a la entonces incontestable Serena Williams.

La madre aprovechó el caldo de cultivo y su hija se transformó en la tenista con mayores capital merced a sus contratos con ropa de deporte Nike, raquetas Speedminton, perfumes Parlux (después nacería una perfume personal), teléfonos Motorola, relojes TAG Heuer, automóviles Honda, modelos Colgate-Palmolive, raquetas Prince... y desfiles en pasarelas o sesiones fotográficas para la prensa. Todo el planeta político y empresarial deseaba hacerse una fotografía con ella, no solo los fanes.

Aquella temporada de 2004 ganó otros 4 campeonatos: Birmingham (7 de junio); Seúl (27 de septiembre); Tokio (4 de octubre) y concluyó el año tenístico con un holgado triunfo en el WTA Championship de Los Ángeles, frente Serena Williams. Su proyección era indiscutible, pero en 2005 padeció un frenazo, debido quizás a su conformismo o a sus compromisos de publicidad. Aun de este modo, se adjudicó tres títulos: Tokyo frente a la ex- número uno Lindsay Davenport (6 de febrero); Doha en Qatar (el 21 del mismo mes) y Birmingham en frente de la nuevo Yelena Jankovic (6 de junio).

En 2006 hacía un par de años que un título de grand slam se le resistía, pues se encaraba a tenistas en el instante mucho más dulce de su trayectoria. No deseaba transformarse en un calco de Kournikova, más allá de que ésta nunca había ganado un título. Esa comparación la aterraba. Algunos medios aún no se fatigaban de reiterarla, más allá de que el diez de marzo ganó la final de Indian Wells en frente de la destacable Yelena Dementieva y el 31 de junio a la número uno actualmente, la belga Kim Clijsters, en el torneo de San Diego.

Al fin, con diecinueve años, el diez de septiembre de 2006, alcanzó la final del Open de Estados Unidos. Saltó a la pista con un vestido negro marca Nike pero inspirado en la actriz Audrey Hepburn y con sus complementos en el sitio conveniente. Frente a ella, la belga Justine Henin-Hardenne, que si ganaba se ubicaba en lo mucho más prominente del top. Pero Maria, que en las últimas semanas había derrotado a ámbas tenistas que la antecedían en el top al lado de Henin (Clijsters y la francesa Amélie Mauresmo), se deshizo de su contrincante por un contundente 6-4, 6-4. Se abrazó a su padre y, después, al joven que lo acompañaba, Michael Joyce, con quien adiestra todos los días. Con este triunfo se ubicaba como la tercera de todo el mundo y se transformaba en la segunda rusa, tras Svetlana Kuznetsova en 2004, que se coronaba en la pista Arthur Ashe.

Las tenistas han reivindicado con insistencia cobrar idénticos emolumentos por torneo que los hombres que compiten en el circuito de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), pero no lo consiguieron. Sin embargo, desde el instante en que penetró en las pistas la rusa Anna Kournikova, las tenistas afortunadas y esbeltas hallaron un filón en ocupaciones de publicidad o en las pasarelas, que les reportaban mayores capital que los premios por su acierto en los campeonatos. Kournikova se dio a saber a los dieciséis años. Apuntaba excelentes formas, pero inmediatamente se dejó absorber por la marea del dinero que le concedían las fabricantes deportivas, las entrevistas en única o su tormentosa vida sentimental.

Su compatriota Maria Sharapova tenía idéntica atracción, pero, a la inversa que su compatriota, no se olvidó de entrenar duro y de ganar títulos. Era la única, de momento, que podía vanagloriarse de hallar mayores capital que la mayor parte de los tenistas de élite masculinos. Su atrayente para las fabricantes comerciales y los medios había crecido parejo a sus éxitos expertos. Nada mucho más ganar en Wimbledon, en 1994, fabricantes de ámbito global le ofrecieron talones en blanco. En ese momento se ignoraban las cantidades precisas, pero en 2006 la reconocida gaceta Sports Illustrated publicó una lista de los atletas mucho más ricos. En tenis, Sharapova figuraba primeramente con unos capital cada un año de prácticamente 20 millones de euros, con lo que superaba en un par de millones al entonces indiscutible número uno masculino de todo el mundo, el suizo Roger Federer.

Es mucho más, la tenista rusa figuraba en la cuarta situación de los atletas no estadounidenses de distintas disciplinas, por enfrente aun de 2 futbolistas mediáticos o “galácticos” como David Beckham o Ronaldo. En este capítulo “europeo” solo la superaban, por este orden, el conduzco alemán de Fórmula 1 Michael Schumacher, el motociclista italiano Valentino Rossi y el futbolista brasileiro Ronaldinho. Y si incluimos a las considerables estrellas del golf, el béisbol o el fútbol estadounidense, Sharapova ocupaba el decimotercer sitio.

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Sin duda conocer en profundidad a Maria Sharapova es algo que está reservado a escasas personas, y que intentar reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Maria Sharapova es una suerte de enigmaque probablemente alcancemos a rehacer si colaboramos todos a la vez.

A causa de esto, si eres de aquellos que confían en que de forma colaborativa se puede crear algo mejor, y tienes información en relación con la existencia de Maria Sharapova, o sobre algún característica de su persona u obra que no se contemple en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre imprescindibles, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de una persona como Maria Sharapova, que tuvo su importancia en una época determinada, es indispensable procurar ofrecer un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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