Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que atesoró María Rafaela Quiroga en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para quienes conocieron a María Rafaela Quiroga, sino que a caso legó una señal mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a María Rafaela Quiroga en persona.María Rafaela Quiroga ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(María Rafaela de los Dolores Quiroga Capodardo; Venta del Pinar-San Clemente, 1811 - Guadalajara, 1891) Religiosa de españa. Ingresó en 1826 en las Comendadoras de Caballero de Gracia en La capital de españa.
Por año siguiente se comenzaron sus teóricos milagros y visiones que acabaron en 1830, en el momento en que aseguró que se le ha aparecido la Virgen. Unos años después fue sentenciada por emular estigmas en su cuerpo y revelaciones divinas convenientes a la causa del pretendiente carlista. Desterrada de la Corte, la regente María Cristina de Borbón la autorizó a regresar en 1844. Contó, además de esto, con el patrocinio del Duque de Medinaceli, que le cedió el convento de Jesús, en La capital española.
Desde este instante, y más que nada a través del Infante D. Francisco de Asís, Sor Patrocinio empezó a influir en Palacio, singularmente en el ánimo de la joven reina Isabel II, que la consideraba una santa y que proseguía sus consejos en toda clase de temas, como lo prueba el garrafal "ministerio relámpago", gabinete del ministerio que la monja señaló a la reina por supuesta inspiración divina y que probó su ineficacia en menos de veinticuatro horas.
Siempre y en todo momento cuidada por los monarcas, efectuó fundaciones en El Pardo, El Escorial, Lozoya, Manzanares y Guadalajara. En 1860, publicó un Ejercicio por mes a María Santísima del Olvido, Triunfo y Misericordias, para el culto de la advocación de Nuestra Señora del Olvido, imagen que aseguraba haberle sido entregada por nuestra Virgen. En 1868, tras la "Gloriosa", se desterró a París con la reina, hasta el momento en que, en 1877, Alfonso XII autorizó su regreso.
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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son en todos los casos esenciales, ya que perfilan la diversidad, y en el caso de la vida de alguien como María Rafaela Quiroga, que poseyó su trascendencia en una época concreta, es imprescindible intentar mostrar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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