Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Manuel Ortiz de Zárate es una de las personas cuya vida, realmente, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Manuel Ortiz de Zárate es comprender más sobre periodo preciso de la historia del ser humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la trascendencia que tuvo Manuel Ortiz de Zárate en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en el mundo fue decisivo no sólo para las personas que conocieron a Manuel Ortiz de Zárate, sino que quizá legó una huella mucho más profunda de lo que logremosfigurar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Manuel Ortiz de Zárate en persona.Manuel Ortiz de Zárate ha sido uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Vida y Biografía de Manuel Ortiz de Zárate
(Como, Italia, 1887 - Los Ángeles, 1946) Pintor chileno, miembro del Grupo artístico Montparnasse. Desarrolló la mayoría de su trayectoria en Europa y fue, al lado de su hermano Julio Ortiz de Zárate, entre los integrantes relevantes de la vanguardia pictórica chilena a lo largo del primer tercio de siglo XX.
Hijo del compositor Eleodoro Ortiz de Zárate, Manuel continuó en tierras italianas a lo largo de sus primeros 4 años de vida, y una vez en Chile, inició su capacitación artística con de los mejores pintores del país, Pedro Lira. Posteriormente estudió un corto tiempo en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, pero con solo dieciocho años se embarcó rumbo hacia Europa; tras muchas contrariedades, se estableció en Roma, donde ganó una plaza para estudiar en la Academia de Bellas Artes y se ganó la vida como retratista.
En 1923 estaba en Chile en el momento en que al lado de su hermano Luis, Henriette Petit, Luis Vargas Rosas y José Perotti, entre otros muchos, participó instantaneamente de fundación del Grupo Montparnasse, dando vida de esta manera al primer movimiento que renovó la pintura chilena en sintonía con las novedosas tendencias artísticas del siglo XX.
En los años veinte fijó su vivienda en París: en la ciudad más importante francesa, el centro mundial del arte en la temporada, su pintura terminó sumergiéndose en el lenguaje de las vanguardias, fruto de la predominación que ejercitaron sobre él el círculo de artistas y también intelectuales que integraban la Escuela de París, como Picasso, André Derain, Juan Gris, Georges Braque, Guillaume Apollinaire, Henri Matisse o Amedeo Modigliani; este último llegó a ser amigo íntimo de Ortiz de Zárate. Participó además de esto en los concursos y exposiciones organizados por los distintos salones, en los que consiguió múltiples medallas. Aunque efectuó usuales viajes a Chile, no abandonó París hasta exactamente el mismo año de su muerte.
Manuel Ortiz de Zárate desarrolló una obra donde tuvieron cabida prácticamente todos los temas comunes en la pintura actualizada (panoramas urbanos, naturalezas fallecidas, bodegones, retratos o desnudos), pero fue más que nada en la representación de las naturalezas fallecidas donde su pintura alcanzó las mayores cotas de calidad; en verdad, su mejor cuadro tomó el título de Naturaleza fallecida.
Exactamente la misma su hermano Julio, Manuel sintió fascinación por el lenguaje plástico de Paul Cézanne, por el magistral régimen de las formas y los volúmenes que comunica el cubismo; no en balde los primeros años de la trayectoria parisina del artista chileno coincidieron con la plena eclosión de este lenguaje pictórico y de sus mejores representantes: Picasso, Braque y Gris.
No obstante, el cubismo no fue la única fuente de la que se alimentó su pintura, en tanto que asimismo se puede ver la predominación del fauvismo de Matisse y Derain en la intensidad del color, e inclusive una de sus proyectos está desarrollada a través de la técnica del puntillismo. Además de las citadas, cabe apuntar entre sus proyectos Naturaleza fallecida con guitarra, Notre Dame de París y Retrato de Chela Aranís.
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