La historia de las civilizaciones está contada por las mujeres y hombres quea lo largo del tiempo, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han ocasionado queel mundo, de un modo u otro,progrese.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Manuel Luis Quezón es uno de esos sujetos cuya vida, en efecto, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Manuel Luis Quezón es conocer más sobre un periodo concreto de la historia de la humanidad.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Manuel Luis Quezón, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Manuel Luis Quezón, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Manuel Luis Quezón, gentes a quienes de un modo u otro Manuel Luis Quezón influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Manuel Luis Quezón.
Las biografías y las vidas de personas que, como Manuel Luis Quezón, atraen nuestra curiosidad, deben ayudarnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Manuel Luis Quezón, el motivo por el cual Manuel Luis Quezón vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma implacable, la historia.
(Manuel Luis Quezón y Molina; Baler, 1878 - Nueva York, 1944) Político filipino que adelante del Partido Nacionalista alcanzó la presidencia de la Mancomunidad de Filipinas. Fue la máxima figura política del país a lo largo de la temporada del dominio estadounidense, falleciendo antes de ver cumplido su sueño de un Estado filipino sin dependencia.
Tras terminar los estudios primarios, se trasladó a Manila, consiguió el bachiller en el instituto San Juan de Letrán de la ciudad más importante filipina, y se inscribió en la Universidad de Santo Tomás para cursar la carrera de Derecho. Al reventar la guerra contra Estados Unidos abandonó sus estudios para sumarse al ejército independentista. Finalizado el enfrentamiento, reinició su capacitación en leyes y una vez graduado, ganó una plaza de fiscal en la isla de Mindoro. En 1903 fue nombrado por las novedosas autoridades gobernador de su provincia natal, por la que se presentó y ganó el escaño en las primeras selecciones a la Asamblea filipina (octubre de 1907) en representación del Partido Nacionalista filipino, capacitación política de la que fue uno de sus creadores.
En 1909 viajó a Washington tras ser designado por la Asamblea filipina comisionado en el Congreso de los Estados Unidos, cargo desde el que redactó un emprendimiento de ley para la concesión de la independencia, el Acta Jones -tomó su nombre de William A. Jones, el miembro del congreso a quien Quezón presentó el emprendimiento-. Tras la aprobación de esa ley, que daba mayores libertades a las Filipinas pero no una autonomía total, Quezón dimitió del cargo de comisionado y regresó triunfal a Manila. En las selecciones legislativas de octubre de 1916, ganadas de forma contundente por el Partido Nacionalista, consiguió un escaño en el recién constituido Senado filipino.
Desde entonces y al lado del otro enorme prócer nacionalista, Sergio Osmeña, Quezón monopolizó prácticamente completamente la vida política del país apoyándose en la indiscutida hegemonía electoral de su partido y el beneplácito de los Estados Unidos, razón por la que fue acentuándose la rivalidad personal y política entre los dos líderes: de todos modos, lo que se encontraba en juego era quién de los 2 lideraría el desarrollo hacia la independencia de Filipinas; por último, la aprobación de la Ley Tydings-McDuffie (1934) significó el triunfo total de Quezón sobre Osmeña, si bien este se aseguró continuar desempeñando un considerable papel como su posible sustituto.
En 1935 Quezón fue escogido presidente de la recién constituida Mancomunidad de Filipinas, cargo que ostentó hasta su muerte. Como primer dirigente de Filipinas, tuvo entre sus primeros objetivos la consolidación de las bases del Estado liberal, con reformas en materia legal, judicial o didáctica; la publicación de una alguna política popular para contrarrestar el ascenso de las ideologías de izquierda; y el reforzamiento de la seguridad nacional a través de un plan de defensa grupo con los mandos estadounidenses.
Con este último propósito fue señalado al archipiélago el general Douglas McArthur, quien se transformó en el asesor de Quezón en temas militares frente al panorama amenazador de la expansión de Japón en el área de Extremo Oriente y el Pacífico Sur. Tras el ataque de Japón a las islas (diciembre de 1941), el presidente Quezón se sostuvo estable en su propósito de soportar al invasor y ayudar en todo instante con los Estados Unidos. Refugiado en la isla fortificada de Corregidor con las últimas tropas filipino-americanas, el 17 de marzo de 1942 recibió la orden de abandonarla al lado de su gobierno y dirigirse a Australia para no caer a cargo del enemigo.
En mayo de ese año arribó a Estados Unidos con la misión de situarse adelante del gobierno filipino en el exilio, instalando su vivienda oficial en el Hotel Shoreham de la ciudad más importante estadounidense. En el periodo del exilio se agudizaron sus diferencias con el vicepresidente Osmeña con ocasión de la sucesión en el cargo presidencial, hasta el punto de hacerse preciso el arbitraje de una comisión ad hoc de gobernantes filipinos para elegir sobre la cuestión. Finalmente se llegó a una solución de deber en razón de la que Quezón seguiría ejercitando el cargo hasta el momento en que concluyera la guerra y el país pudiese regresar a la normalidad constitucional.
No obstante, no llegó a darse esta situación, en tanto que desde la llegada a América su especial estado de salud no había hecho mucho más que deteriorarse, obligándole a pasar largas temporadas en distintos sanatorios, en entre los cuales murió. En julio de 1946 sus restos fatales fueron devueltos a las Filipinas dentro de un portaviones estadounidense y ahora se festejó un funeral solemne en relación a la categoría de un jefe de Estado.
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Obviamente conocer profundamente a Manuel Luis Quezón es algo que está reservado a pocas personas, y que tratar de recomponer quién y cómo fue la vida de Manuel Luis Quezón es una suerte de enigmaque con toda probabilidad alcancemos a rehacer si contribuimos todos en conjunto.
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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de un ser como Manuel Luis Quezón, que poseyó su importancia en un momento concreto de la historia, es esencia tratar de mostrar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.
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