Manuel J. Calle

Ya sea inspirando a más personas o siendo parte de la actuación. Manuel J. Calle es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Manuel J. Calle es conocer más acerca de periodo preciso de la historia del género humano.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Manuel J. Calle, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo fundamental para que podamos poner en valor no sólo la existencia de Manuel J. Calle, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Manuel J. Calle, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Manuel J. Calle influyó, y indudablemente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Manuel J. Calle.

Las biografías y las vidas de personas que, como Manuel J. Calle, cautivan nuestra curiosidad, deben servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Manuel J. Calle, el motivo por el cual Manuel J. Calle vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Manuel J. Calle

(Cuenca, 1866 - Guayaquil, 1918) Periodista ecuatoriano. Muchos de sus productos periodísticos los firmó con los pseudónimos de "Ernesto Mora" y "Enrique de Rastignac". Un defecto en un ojo le valió el alias de "El Tuerto Calle". Tras una niñez no exenta de privaciones y penalidades, y tras recibir la educación básica en su localidad natal, empezó a ejercer su profesión en los semanarios La Libertad y La Temporada.

En 1891 se trasladó a Guayaquil y también ingresó a la redacción del Diario de Avisos, donde enseguida se lanzó a una beligerante compaña contra el Progresismo. Confinado al interior de la República, se unió prontísimo a la revolución liberal guayaquileña, enrolándose en las filas del general Eloy Alfaro. En Quito creó El Correo Nacional, La Semana Literaria, El Nuevo Régimen y La Revista de Quito. Colaboró en las mejores publicaciones de Quito y Guayaquil.

Sabiduría privilegiada, ecuánime con todos, fan únicamente del dictamen de su conciencia, Manuel J. Calle continuó siempre y en todo momento leal a una ideología muy avanzada. Sus columnas se caracterizaban por oraciones fustigantes, violentas, inconformes, rebeldes contra todo normalismo y contra todo respeto a las apariencias. Esto le valió la admiración hasta de sus contrincantes, realizando que fuera por igual respetado y inquietante. Crítico corrosivo, polemista feroz, biógrafo, articulista de prácticas y creador de la novela naturalista Carlota (que apareció como folletín en 1897), Manuel J. Calle fue uno de esos individuos que marcan una temporada, no solo en el periodismo, sino más bien asimismo en sus documentales históricos y costumbristas.

Aparte de los varios productos desparramados por variadas publicaciones periódicas, escribió Ojo por ojo, diente por diente, Un manojo de productos, Historia de un Crimen, Cuestiones del día, Leyendas del tiempo heroico, Hombres de la revuelta, Leyendas históricas, Biografías y semblanzas, Charlas y ¡Tengo la palabra! Calle desempeñó ciertos cargos públicos, como el de directivo general de Estadística, diputado y Ministro del Tribunal de Cuentas de Guayaquil. En 1909, al festejarse el Centenario del Primer Grito de Independencia de América, fue premiado con "La Pluma de Oro", que él, muy amablemente, obsequió en 1915 a su amigo José Eliodoro Avilés.

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Por esta razón, si eres de esas personas que creen en que cooperando se puede elaborar algo mejor, y detentas información sobre la vida de Manuel J. Calle, o en relación con algún característica de su figura u obra que no hayamos contemplado en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.

Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son decididamente esenciales, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de alguien como Manuel J. Calle, que poseyó su significación en un momento histórico concreto, es fundamental intentar mostrar una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más precisa posible.

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