Manuel de Oliveira Lima

La historia de las civilizaciones está contada por las mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,progrese.

Ya sea inspirando a más personas o formando parte de la acción. Manuel de Oliveira Lima es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestro interés por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la existencia de Manuel de Oliveira Lima es conocer más acerca de un periodo concreto de la historia de la humanidad.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Manuel de Oliveira Lima, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo fundamental para que seamos capaces de apreciar no sólo la vida de Manuel de Oliveira Lima, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Manuel de Oliveira Lima, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Manuel de Oliveira Lima influenció, y por supuesto, entender y comprender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Manuel de Oliveira Lima.

Vida y Biografía de Manuel de Oliveira Lima

(Recife, capital de Pernambuco, 1867 - Washington, 1928) Diplomático y también historiador brasileiro. Sus progenitores Luís de Oliveira Lima y Maria Benedita eran oriundos de Portugal y habían marchado a Recife a evaluar fortuna. Cuando Oliveira Lima contaba solamente seis años, volvieron a Lisboa por fundamentos de salud.

Su educación principal y secundaria la pasó en 2 institutos, el Colegio Lazarista y la Escuela Académica, de la que preservó buenísimos recuerdos. Siguió su capacitación en la facultad de Lisboa, donde logró su título de doctor en Filosofía y Letras en 1888. Durante ese periodo de tiempo de estudios dedicó bastante tiempo a profundas indagaciones de carácter histórico que le aportaron materiales valiosísimos para sus escritos siguientes.

Con su capacitación terminada, comenzó a ayudar en periódicos brasileiros y portugueses, como en el Reporter, donde resaltó por su acompañamiento a la campaña en oposición a la abolición de la esclavitud en Brasil. En 1891 se casó con Flora Cavalcanti de Albuquerque, correspondiente a una ilustre familia brasileira, que le acompañó en sus viajes. Un año antes, con tan solo 23 años, entró en el cuerpo diplomático. Su primer cargo fue de añadido adjunto en Lisboa, siendo nombrado secretario por año siguiente. A lo largo de su historia, los sitios diplomáticos le llevaron por la mitad del planeta: Berlín, Washington, Londres, Tokio, Perú, Venezuela, Bruselas, etcétera. Simultaneó su trayectoria diplomática con seminarios, charlas y tutoriales.

Ahora jubilado, fue primero a Londres pero fijó, terminantemente en 1918, su vivienda en Washington y prosiguió con los escritos históricos. Colaboró y prestó esenciales servicios en la facultad católica de esa localidad estadounidense, donde asimismo enseñó derecho en todo el mundo. Miembro principal creador de la Academia Brasileña de Letras, ocupó el sillón número 39 en 1903. Elogio de Varnhagen fue el título de su alegato magistral de entrada en la Academia. También perteneció al Instituto de Historia y Geografía Brasileña, tal como a otras instituciones científicas y culturales.

Sus estudios y sus indagaciones enseñaron su aprecio, profundo y sincero, hacia Brasil y Portugal y estuvieron liderados a su crónica pasada y presente, a su literatura, cultura y también instituciones. Destacó su inclinación hacia lo humano, con una filosofía de lo popular mucho más que a lo político. También escribió ensayos históricos sobre el conjunto de naciones americano y especialmente de Brasil. Antes de los treinta años tenía ahora escritos tres libros: Pernambuco, seu desenvolvimento histórico, Aspectos da literatura colonial y Sete anos de República. Destacó asimismo su libro O movimento da Independencia (1922). Otras proyectos suyas fueron Memória sobre o descobrimento do Brasil, America latina y también America inglesa (1913), Nos Estados Unidos y No Japâo.

Sus Memorias, escritas desde su estancia en Washington, fueron publicadas póstumamente por su mujer en 1937, según su deseo. Se trata de un archivo lleno de interés humano y también histórico, donde se relatan curiosidades y anécdotas de personalidades y hombres populares, más que nada diplomáticos, políticos y escritores, con quienes Oliveira había tenido un contacto favorecido, haciéndolos sentir mucho más próximos. Estas Memorias asimismo tuvieron una enorme influencia por sus revelaciones intimas y consideraciones críticas.

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