Manolo Valdés

La historia universal la cuentan aquellas personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela humanidad, de un modo u otro,avance.

Ya sea inspirando a más personas o siendo una pieza esencial de la acción. Manolo Valdés es una de las personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Manolo Valdés es conocer más acerca de etapa determinada de la historia del género humano.

Apreciar las luces y las sombras de las personas relevantes como Manolo Valdés, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa fundamental para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Manolo Valdés, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Manolo Valdés, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Manolo Valdés influenció, y indudablemente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Manolo Valdés.

Las biografías y las vidas de personas que, como Manolo Valdés, seducen nuestro interés, tienen que servirnos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Manolo Valdés, porqué Manolo Valdés vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Manolo Valdés

(Valencia, 1942) Pintor y escultor español. Manolo Valdés Blasco nació el 8 de marzo de 1942 en la localidad de Valencia. Cursó el bachillerato en el instituto de los dominicos de su localidad natal. En 1957, una vez terminados estos estudios, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. La capacitación exageradamente académica que allí se daba no debió satisfacerle bastante ya que, solo un par de años después, abandonó esta institución para ocuparse completamente a la pintura.

Ahora en los primeros trabajos ejecutados al poco de dejar la Escuela -formalmente deudores de un agonizante expresionismo abstracto-, el joven Valdés probó una aptitud autora y una capacidad técnico-formal fuera de lo común. En 1962 presentó un grupo de proyectos en ese estilo en la Galería Nebli de Madrid, donde supuso su primera exposición individual.

Asimismo, a inicios de los años sesenta, Valdés, adjuntado con los artistas Gorris, Juan Antonio Toledo y Rafael Solbes, entre otros muchos, y el historiador del arte Tomás Llorens, formó el conjunto Estampa Popular de Valencia. En un instante en el que el país, si bien de forma tímida, se abría a la economía de mercado, el mencionado conjunto abogó por redefinir el papel del arte y del artista en el contexto de esa España en pleno desarrollo de transformación. Para ellos, las novedosas expresiones artísticas, aparte de hacerse eco de esa incipiente situación social y económica, debían tener en cuenta el lenguaje y los elementos visuales que proceden de los medios de masas.

El Equipo Crónica

En 1964 Manolo Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo se escindieron de Estampa Popular y formaron el Equipo Crónica. Un año después Toledo abandonaría el emprendimiento y este quedaría, hasta la desaparición de Solbes, en 1981, a cargo de los 2 primeros. El Equipo Crónica, influido por los debates generados en el seno de Estampa Popular, brotó como una crítica al individualismo y a la imagen romántica del artista genio. De ahí la iniciativa de disolver la personalidad de los artistas bajo un nombre colectivo y, al unísono, anónimo.

Aunque ahora desde las primeras exposiciones no faltaron voces suspicaces que ponían en duda esa forma colectiva de trabajo -se afirmaba que en el conjunto Solbes era quien pensaba y Valdés quien pintaba-, la verdad fue que mientras que duró su andadura, los dos conceptualizaron y pintaron por igual. Valeriano Bozal, experto tanto del Equipo Crónica como de Manolo Valdés, de esta manera lo corroboraría: «Su trabajo era colectivo en todos y cada uno de los puntos, los dos participaban en el enfrentamiento y en la realización de las proyectos de pie de igualdad, y esa fue exactamente una de las razones por las cuales su lenguaje adquirió singular fortuna».

Desde el primer instante, y en un sentido semejante al elaborado por el pop art inglés y estadounidense, el Equipo Crónica estimó que las imágenes, ahora que vienen de la alta cultura ahora de la civilización de masas, eran fundamentalmente un vehículo comunicativo. Para los dos artistas, una imagen procedente del cine, el cómic o las gacetas ilustradas tenía idéntico valor que una reproducción gráfica de una pintura de Velázquez, Vincent van Gogh o Pablo Picasso.

Esta concepción no categórica de la imagen visual va a ser la que, en último término, les dejará descontextualizar y conjuntar antitéticamente diferentes representaciones, provocando así significados diferentes a los que tenían originariamente y separadamente.

Este maridaje compositivo, lejos de ser un atrayente juego visual, va a ser la estrategia mediante la que el Equipo Crónica proyectará su mirada irónica, en el momento en que no crítica, sobre la verdad de la temporada. Sin embargo, ese «realismo crítico» con que han definido su obra ciertos investigadores no va a ser su único campo de interés: en series como Autopsia de un trabajo (1969-1970), La subversión de los signos (1974), El billar (1977) o Crónica de la transición (1981-1982) examinarán y reinterpretarán los estatutos de nuestra tradición pictórica.

Hacia nuevos caminos

En 1981, en el momento en que trabajaban donde a la postre sería su última serie, Lo público y lo privado, murió Rafael Solbes. A esos instantes en lo personal bien difíciles, a Manolo Valdés se le sumó la indecisión de elegir de qué manera y hacia dónde proseguir su trayectoria. Podía escoger entre seguir con lo que había sido el Equipo Crónica (solo o en compañía de otro pintor) o arrancar sendero a solas.

Escogió esta última opción. La primera exposición que efectuó tras la desaparición de Solbes fue en la Galería Maeght de Barcelona en 1982. Presentó un grupo de pinturas y estatuas en las que había reelaborado, sirviéndose de diferentes idiomas vanguardistas, el popular Retrato de la reina Mariana de Austria de Velázquez. En una línea similar a la del Equipo Crónica, esa mezcla de fundamentos y estilos dispares daba sitio a una Mariana transmutada, a una Mariana que, ahora a la forma de Picasso, Vasili Kandinsky o Joan Miró, excedía los referentes historicistas para transformarse en un homenaje al propio quehacer artístico.

A lo largo de los años ochenta, Valdés fue incorporando un nuevo sentido del régimen pictórico que lo distanció paulativamente de los métodos de realizar heredados de su etapa en el Equipo Crónica. Aunque proseguiría inspirándose en las considerables proyectos de la historia del arte, la narratividad o el gusto por la ironía y lo anecdótico fueron desapareciendo en pues de una pintura poco a poco más espesa y fundamental.

A través de ese rencuentro con la textura y la materia, y aun sin apartarse jamás de la figuración, sus trabajos se aproximaron técnicamente a los de pintores informalistas como Manolo Millares, Antoni Tàpies, Alberto Burri o Jean Dubuffet. Asimismo, asimismo en esos años, la estatua fue ocupando un papel poco a poco más importante en su producción. Aunque la madera sería el material que con mucho más profusión trabajaría, no rehusó examinar las calidades táctiles y formales del plomo, el zinc, el grano, el alabastro, etcétera.

Al otro lado del Atlántico

En 1989, intentando encontrar nuevos estímulos creativos, se trasladó adjuntado con su familia a Nueva York, localidad donde siguió viviendo y haciendo un trabajo desde ese momento. En lo importante, durante la década de los noventa, Valdés continuó con esa línea de trabajo fundamentada en la asimilación y reelaboración de elementos y de maravillas artísticas.

Con todo, y fruto indudablemente de sus largos paseos por las calles neoyorquinas, va a haber, en estos años, una presencia cada vez mayor de fundamentos que vienen de la vida diaria, así como zapatos, bolsas de la adquisición, frascos de perfume, guantes, etcétera. Pero esos elementos -de la misma las vasijas griegas del Metropolitan Museum, o los picassos y matisses del MOMA, o los velázquez y zurbaranes del Museo del Prado- van a ser solo pretextos con los que tejerá sus proyectos, pretextos que lo van a llevar a pensar sobre el arte en sí, sobre sus formas, texturas, materias y colores.

Entre octubre de 2002 y enero de 2003, el Museo Guggenheim Bilbao le dedicó entre las retrospectivas mucho más esenciales que se hayan hecho hasta el día de hoy. La exposición, comisariada por Kosme de Barañano, mostró una selección de las pinturas y estatuas mucho más importantes de sus últimos veinte años de trayectoria artística. Por otra sección, la feria Arco ’03 presentó en el mes de febrero su serie Horta de Ebro.

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Evidentemente conocer profundamente a Manolo Valdés es algo que está reservado a un grupo limitado de personas, y que tratar de reconstruir quién fue y cómo fue la vida de Manolo Valdés es una suerte de puzzleque con bastante probabilidad consigamos reconstruir si colaboramos todos a la vez.

Por ese motivo, si eres de las personas que creen en que de forma cooperativa se puede crear algo mejor, y tienes información en relación con la biografía de Manolo Valdés, o acerca de algún elemento de su persona u creación que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo hagas llegar.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de una persona como Manolo Valdés, que poseyó su trascendencia en una época determinada, es vital intentar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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