Malvina Hoffman

Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como Malvina Hoffman, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa esencial para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Malvina Hoffman, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Malvina Hoffman, aquellas personas a quienes de un modo u otro Malvina Hoffman influenció, y desde luego, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Malvina Hoffman.

Vida y Biografía de Malvina Hoffman

(Nueva York, 1887-1966) Escultora estadounidense. Considerada entre las artistas mucho más reputadas de su temporada, se la conoce más que nada por las estatuas a tamaño natural que representan senos humanos, tanto anónimos como conocidos.

Hija de un afamado pianista inglés, resaltó prontísimo por su afición al arte. Comenzó aprendiendo pintura en la Escuela Brearley y, como complemento a su capacitación, tomó clases particulares de esta especialidad con John White Alexander, pero tras múltiples años descubrió su vocación como escultora. A partir de entonces se formó con Herbert Adams y con Gutzon Borglum, entre los escultores mucho más populares del monumento por su trabajo en el monte Rushmore (Dakota del Sur). En 1909 efectuó su primera estatua; tenía que ver con un pecho de su padre, el que murió ese año dejando a la familia en una coyuntura económica frágil. El retrato fue recibido en la exhibición de forma anual estructurada por la Academia Nacional de Diseño, lo que supuso la publicación de la carrera de Hoffman.

Al siguiente año efectuó su primer viaje a París, donde tomó clases con Auguste Rodin, de quien aprendió el estilo naturalista en las figuras y la elegancia en la representación de los datos. Ese mismo año, presentó en una exposición en todo el mundo de arte su obra Bailarines Rusos, con la que se adjudicó el primer premio. Durante el tiempo que continuó en la ciudad más importante francesa, entró en contacto con otros artistas de reconocido prestigio, como Gertrude Stein, Henri Matisse o Anna Pavlova.

Su regreso a Nueva York se causó en 1912, año en que decidió abrir su estudio; no obstante, tras un año viviendo en esta localidad, sintió melancolia y regresó a París. En 1914 reventó la Primera Guerra Mundial, pero Hoffman, lejos de regresar a su patria como hicieron varios compatriotas suyos, se quedó en Europa y trabajó en la Cruz Roja. También fue la gerente de america de la Appui Aux Artistes, una asociación en cuya fundación cooperó nuestra Hoffman. Al término de la contienda prosiguió muy implicada en los trabajos de asistencia y viajó por los países de los Balcanes en 1919 mediante Hebert Hoover.

A partir de mediados de los años veinte y a lo largo de prácticamente una década, Hoffman viajó por todo el planeta. El resultado de estos viajes se materializó en una sucesión de proyectos llamada Las Razas del Hombre que se compone de ciento diez figuras a tamaño natural (de las que veinticinco son terminadas y ochenta y cinco son senos), en las que la artista procura representar diferentes géneros de etnias humanas. El material empleado para estos trabajos es, más que nada, bronce pero asimismo hay trece senos cincelados en piedra. Este trabajo fue un encargo del Museo de Historia Natural de Chicago. Hoffman continuó esculpiendo hasta el desenlace de sus días.

Por ejemplo proyectos efectuadas por la artista y que meritan particular atención están los senos de Pavolva Gavote, Paderewski, John Keats o Ivan Mestrovic. También Bacchanale Russe, un trabajo de conjunto que se titula To the Friendship of the English Speaking People. Aparte de estas proyectos, mención particular meritan otros trabajos, como los veintiséis cuadros en piedra de la testera de la clínica Joslin de Boston o el Monumento a la Batalla Americana en Épinal (Francia) y la estatua llamada El arquero mongol, con la que ganó la medalla de oro de los Artistas Aliados de América en 1962. También escribió 2 libros: una autobiografía donde detalla sus vivencias a lo largo de sus viajes por el planeta que se publicó en 1936 bajo el título Heads and Tails, y una obra sobre técnicas de estatua, Sculpture Inside and Out (1939).

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