Ya sea inspirando a otros o siendo parte de la actuación. Mahmud Ahmadineyad es una de las personas cuya vida, indudablemente, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Mahmud Ahmadineyad es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la trascendencia que tuvo Mahmud Ahmadineyad en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para las personas que trataron a Mahmud Ahmadineyad, sino que tal vez dejó una señal mucho más insondable de lo que podamosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Mahmud Ahmadineyad de forma personal.Mahmud Ahmadineyad ha sido un ser humano que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Comprender las luces y las sombras de las personas destacadas como Mahmud Ahmadineyad, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es una cosa básica para que podamos poner en valor no sólo la vida de Mahmud Ahmadineyad, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Mahmud Ahmadineyad, personas a quienes de un modo u otro Mahmud Ahmadineyad influenció, y ciertamente, entender y comprender cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Mahmud Ahmadineyad.
Las biografías y las vidas de personas que, como Mahmud Ahmadineyad, cautivan nuestro interés, tienen que ayudarnos en todo momento como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Mahmud Ahmadineyad, porqué Mahmud Ahmadineyad vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Garmsar, 1956) Político iraní que fue presidente de la República Islámica de Irán desde 2005 hasta 2013. Hijo de un herrero, Mahmud Ahmadineyad nació en la ciudad de Garmsar, en el norte del país. Estudió en la Facultad de Ciencias y también Industria de la Universidad Politécnica de Teherán, donde consiguió el título de ingeniero, y se doctoró en ingeniería del transporte en 1987. Aunque decidió llevar a cabo carrera política, prosiguió relacionado como instructor a esa capacitad.
A lo largo de la campaña electoral que le llevó a la presidencia logró servir su pasado de componente innovador. Según la biografía que podía consultarse en su página de Internet, fue entre los creadores de la Asamblea Islámica de Estudiantes, devota del ayatolá Ruhollah Jomeini, exactamente la misma que se responsabilizó del ataque y ocupación de la embajada de Estados Unidos en Teherán el 4 de noviembre de 1979, donde sostuvo como rehenes a 52 estadounidenses a lo largo de 444 días.
En 2005 las relaciones diplomáticas de Washington con Teherán proseguían sin volver como estaba de aquella crisis. No obstante, el nuevo presidente desmintió las reiteradas acusaciones de Washington según las que desempeñó un considerable papel en el allanamiento de la legación. En contrapartida, un diputado verde austriaco y un periodista iraní habitante en Francia, cuyo nombre no fue revelado por seguridad, lo acusaron de estar implicado en el homicidio en Viena de tres contrarios, en el mes de julio de 1989.
En 1986, en medio de una guerra contra Iraq, se alistó como voluntario en el cuerpo de los Guardianes de la Revolución (Pasdaran), una fuerza de choque que padeció una auténtica sangría, y participó en operaciones secretas en el área de Kirkuk, en Iraq, y en el oeste de Irán. También fue instructor de la milicia paramilitar de los basiji (‘voluntarios’), una suerte de ejército ideológico solicitado de la defensa de los principios revolucionarios y de imponer el código y las prácticas islámicos. Estos méritos indudablemente le dejaron transformarse en funcionario del Estado antes de ser designado gobernador de Maku, en el nordoeste del país, y tras Ardabil, una exclusiva provincia construída en exactamente la misma zona, donde continuó de 1993 a 1997.
En la pugna entre los reformistas del previo presidente, Muhammad Jatami, y los conservadores del Guía de la Revolución, el ayatolá Alí Jamenei, Ahmadineyad continuó leal a este y se consagró como entre los representantes de la novedosa generación de políticos conservadores, los Progresistas del Irán Islámico, que se levantaron con el triunfo en las selecciones municipales de 2003 y en las en general de febrero de 2004. Con el respaldo de ese conjunto y con un programa de rigurosa obediencia islámica, fue escogido alcalde de Teherán en el mes de abril de 2003 por un municipio en cuya decisión solo había participado el 12 % del electorado.
Alcalde de Teherán
Las causas de su triunfo son complicadas, pero el resultado puede detallarse por un fácil cálculo electoral. De los 46 millones de iraníes en edad de votar, solo unos 26 millones asistieron a las urnas, y se conoce asimismo que el 15 % precisamente del cuerpo electoral vota comunmente por los conservadores. Muchos de los incondicionales de las reformas, por contra, aparte de conformar un conglomerado mucho más heterogéneo y menos leal, se abstuvieron en la segunda vuelta por el hecho de que el ex- presidente Rafsanjani (1989-1997), el hombre mucho más rico del país y probablemente el mucho más corrupto, no era bastante creíble para ser su candidato.
Ahmadineyad, con un alegato populista, de extremado rigor islámico, supo atraerse a todos y cada uno de los desheredados, la enorme mayoría, tal como a los frustrados por las promesas infringidas a lo largo de los ocho años de reformismo sin desenlaces apreciables del presidente Jatami (1997-2005), al tiempo que exacerbaba el resentimiento de los pobres contra su contrincante, Rafsanjani, gerente de las clases minoritarias pero opulentas y también insolidarias que surgieron en una temporada de petróleo costoso (de hasta 60 dólares americanos el barril) y pese a los principios igualitarios de la Revolución Islámica. Los observadores interpretaron la decisión como un voto de queja popular, corolario del agotamiento del reformismo y del repliegue de las clases populares hacia el igualitarismo predicado por los medios chiitas mucho más conservadores.
Su actuación como alcalde de Teherán fue bastante discutida y provocó el rechazo de los incondicionales de la apertura. Nada mucho más tomar posesión, impuso un sistema segregado de elevadores para hombres y mujeres en las áreas de trabajo municipales, cerró múltiples sitios de comidas de comida rápida y transformó ciertos centros culturales en sitios de culto y oración. Los reclamos de publicidad de los futbolistas de notoriedad en todo el mundo desaparecieron de las calles de Teherán.
Sus contrincantes denunciaron su extremismo y advirtieron de que su decisión podría empeorar la situación de los derechos humanos en el país y conducir de manera rápida a una militarización de la vida política, para culminar en una “dominación fascista en el estilo de los talibanes”, pero sus fieles no solo desautorizaron esas sombrías conjeturas, sino insistieron en que “la auténtica independencia” está en los factores de la Revolución Islámica.
Mientras que Rafsanjani preconizó la reconciliación con Estados Unidos, Ahmadineyad adoptó una situación que parecía como un eco de la República Democrática Popular de Corea en la cuestión candente del programa nuclear. Su alegato no se separó un ápice del islamismo extremista y sus intervenciones electorales tuvieron una fuerte coloración socializante. Prometió conducir al pueblo iraní nuevamente hacia los principios de la revolución: el avance económico apoyado en la justicia popular y la defensa de la dignidad nacional en las relaciones de todo el mundo.
Presidente de Irán
En la primera vuelta de las selecciones de presidentes, el 17 de junio, Ahmadineyad llegó en segunda situación, tras Rafsanjani, los dos con poco mucho más del 30% de los sufragios, pero una semana después se causó la sorpresa y se invirtió el orden lógico. El candidato de los pobres fue escogido con el 61,7 % de los votos, al paso que su contrincante se quedaba con el 35,9 %. Los desenlaces fueron puestos en lona de juicio por Estados Unidos y otros gobiernos occidentales, en el momento en que no sencillamente condenados por fraudulentos, debido al rechazo de ciertas candidaturas y a las presiones ilegales de los clérigos y de las fuerzas militares y paramilitares a favor del vencedor.
La decisión fue aprobada por una declaración del Guía Supremo de la República Islámica, el ayatolá Alí Jamenei, y el nuevo presidente reafirmó su deber de combatir por el hombre de la calle. En cuanto al abandono del programa de comburente nuclear en lugar de incentivos económicos, como pretendía la Unión Europea, estimó que el deber era inaceptable, y añadió sibilinamente: “Los elementos de amenazas mundiales, introduciendo las armas de exterminio, químicas y biológicas, que en este momento están a cargo de la hegemonía, han de ser erradicadas”.
El presidente de Irán destina a los ministros y dirige la acción del Gobierno, pero el poder del gobierno está bajo control por una sucesión de organismos no seleccionados que solo argumentan frente Jamenei, líder espiritual y, por consiguiente, la autoridad suprema del país, escogido con carácter vitalicio. Ahmadineyad era el primer presidente de la República Islámica que no era espiritual, más allá de su lealtad al modelo teocrático.
Nada mucho más tomar posesión, Ahmadineyad ordenó la reanudación del programa en la central de Esfahán, que preveía la conversión del uranio en gas, un régimen previo al problemático enriquecimiento preciso para la fabricación de armas nucleares. Paralelamente, nombró a un conservador intransigente, Alí Larijani, responsable de las negociaciones con la Unión Europea. Ambos rechazaban la discusión con Washington.
¿Qué juicio te merece la vida de Mahmud Ahmadineyad? ¿Has hallado todo aquello que pensabas que ibas a hallar?
Indudablemente conocer en profundidad a Mahmud Ahmadineyad es algo que se reserva a muy pocas personas, y que pretender reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Mahmud Ahmadineyad es una suerte de puzzleque tal vez alcancemos a rehacer si colaboramos conjuntamente.
Por ese motivo, si eres de las personas que creen en que colaborando se puede hacer algo mejor, y conservas información en relación con la existencia de Mahmud Ahmadineyad, o sobre algún faceta de su persona u obra que no se observe en esta biografía, te solicitamos que nos lo envíes.
Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de una persona como Mahmud Ahmadineyad, que poseyó su trascendencia en una época determinada, es esencia tratar de ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para narrarnos qué conocimientos posees acerca de Mahmud Ahmadineyad. Estaremos ilusionados de poder completar esta biografía con más información.