Luisa Isabel Álvarez de Toledo

La historia universal está contada por aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han hecho quela sociedad, de una forma u otra,avance.

Ya sea inspirando a más personas o formando parte de la acción. Luisa Isabel Álvarez de Toledo es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Luisa Isabel Álvarez de Toledo es conocer más acerca de periodo preciso de la historia del género humano.

Comprender lo bueno y lo malo de las personas significativas como Luisa Isabel Álvarez de Toledo, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo básica para que seamos capaces de valorar no sólo la existencia de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Luisa Isabel Álvarez de Toledo, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Luisa Isabel Álvarez de Toledo influyó, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Luisa Isabel Álvarez de Toledo.

Las biografías y las vidas de personas que, como Luisa Isabel Álvarez de Toledo, atraen nuestro interés, deben servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, el motivo por qué Luisa Isabel Álvarez de Toledo vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma implacable, la historia.

Vida y Biografía de Luisa Isabel Álvarez de Toledo

(Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura; Estoril, Portugal, 1936 - Sanlúcar de Barrameda, 2008). Noble de españa. Conocida como La Duquesa Roja por sus convicciones políticas, y poseedora del mayor fichero privado de España, que se encargó de ordenar y proteger, resaltó además de esto como autora y como polémica historiadora.

Hija del vigésimo duque de Medina Sidonia, Joaquín Álvarez de Toledo y Caro, y de María del Carmen Maura, nieta del que fuera presidente del gobierno español Antonio Maura, Isabel Álvarez de Toledo quedó huérfana de madre en el momento en que contaba solamente diez años y pasó al precaución de su abuela materna, Julia Herrera, condesa de la Mortera.

Educada según las reglas de la aristocracia de españa de la posguerra, a los dieciocho años fue presentada en sociedad, exactamente el mismo día que la infanta Pilar de Borbón, hermana del futuro rey Juan Carlos I de España. Un año después se casó en Montera, Cantabria, con Leoncio de González y Martí. El matrimonio tuvo tres hijos: Leoncio, conde de Niebla y sustituto de su madre adelante de la Casa de Medina Sidonia; María del Pilar, duquesa de Fernandina, y Gabriel. Pero el link se rompería poco después y los pequeños quedarían al precaución de la abuela materna.

En 1957, tras el fallecimiento de su padre, Luisa Isabel heredó el ducado de Medina Sidonia, transformándose de esta manera en la vigésima primera poseedora del título nobiliario hereditario mucho más viejo del Reino de España, concedido por primera vez por el rey Juan II de Castilla (el 17 de febrero de 1445) a Juan Alonso Pérez de Guzmán, III Conde de Niebla, como premio a sus servicios a la Corona.

Pero la duquesa de Medina Sidonia no se realizó célebre por sus ancestros sino más bien por su abierto antifranquismo. Aristócrata de capacitación autodidacta, protectora de las libertades y de los idóneas republicanos, en 1967, tras el incidente nuclear de Palomares (un B-52 de las fuerzas aéreas estadounidenses chocó con un avión nodriza y 2 de las bombas termonucleares que transportaba explosionaron liberando su contenido radiactivo) encabezó un movimiento en el que reclamaba los derechos de los labradores cuyas tierras habían resultado contaminadas. A raíz de sus gestiones, la marcha de queja tuvo un rastreo en todo el mundo, hasta el punto de que desató las iras del régimen y la duquesa fue juzgada por un tribunal militar y sentenciada a un año y un mes de prisión eficaz, que cumplió (achicada a ocho meses, entre marzo y noviembre de 1969, por buena conducta) en la prisión de Alcalá de Henares. Desde entonces se la conocería como la Duquesa Roja.

Paralelamente, la publicación de su novela La huelga (1968), sobre las prácticas de los caciques en la Andalucía del franquismo, la encaró a un segundo juicio. Siendo las situaciones tan poco favoreces, la duquesa decidió dejar España y exilarse en París. Seis años y medio después, tras el fallecimiento del general Francisco Franco, múltiples leyes de amnistía la favorecieron y regresó a España. Sin embargo, al poco fue de nuevo detenida en su casa de Mortera, bajo la acusación de crueldad hacia los agentes de la autoridad, con lo que nuevamente fue sentenciada a seis meses de prisión, que cumplió en independencia condicional. Tras este hecho, fijó su vivienda en el palacio ducal de Sanlúcar de Barrameda, donde se sostendría leal a su ideología y emprendería el emprendimiento más esencial de su historia.

El palacio de Medina Sidonia, situado en la plaza de los Condes de Niebla de Sanlúcar de Barrameda, es una obra de estilo renacentista construida en el siglo XVI cerca de una pequeña fortaleza almorávide, y forma parte a la familia desde 1297. Restaurado por la duquesa, fue proclamado monumento histórico-artístico en 1978. Alberga una espléndida compilación de pintura, con proyectos simbólicas de la escuela de españa del siglo XVII y múltiples cuadros de Goya, tal como una esencial compilación de entapices flamencos y de moblaje del siglo XVI. Pero, sin dudas, su mayor tesoro es el Archivo ducal.

La duquesa de Medina Sidonia probó siempre y en todo momento una enorme pasión por los estudios de heráldica y las proyectos incunables. Obsesionada con la iniciativa de eludir que se dispersara la riqueza que habían forjado sus ancestros, volcó sus sacrificios en la recopilación, organización y posterior catalogación de todos y cada uno de los ficheros y documentos históricos familiares, que en 1956 estaban en un guardamuebles de La capital de españa. En total, veinte tomos catalogados con una cantidad enorme de legajos y documentos viejos, el primero de los que se remonta a 1228. El contenido incluye la localización de los recursos de los sucesos, su naturaleza, los cargos que ocuparon, sus relaciones, ocupaciones y aficiones en lo público y lo privado. El fichero es una rica fuente de información sobre la Edad Media y los reinados de Carlos V y Felipe II, y forma el fichero privado más esencial de España y de Europa.

El interés de la duquesa por proteger este legado la llevó a la creación, en 1990, de la Fundación Casa de Medina Sidonia, encargada de la conservación, protección y difusión del patrimonio de la vivienda ducal. La Fundación proporciona de forma gratuita servicio del archivo a los estudiosos, anterior cita telefónica, tal como visitas guiadas al palacio y servicio de hospedería y cafetería. Al no tener subvención, sigue de su producto. Paralelamente a la creación de la Fundación se generaría la separación determinante entre la duquesa y sus hijos, que emprendieron una secuencia de litigios contra ella por supuesta apropiación de la finca familiar de Montera.

Luisa Isabel Álvarez de Toledo escribió varios productos en distintas gacetas españolas y de europa, más que nada francesas, entre ellas Sábado Gráfico y Reporter. Además de La huelga, publicó múltiples novelas, como La base (1971) y La cacería (1977), y compendió sus productos periodísticos aparecidos entre 1969 y 1970 sobre su experiencia en prisión en el volumen Mi prisión. Por otra sección, en 2002 vio por último la luz Palomares (Memoria), libro en el que narraba sus vivencias en aquel enfrentamiento y cuya publicación había sido abortada por el régimen franquista en 1968.

La duquesa, no obstante, resaltó más que nada por sus proyectos de carácter histórico. Si anteriormente había escandalizado a la nobleza de españa con sus críticas políticas, con sus ensayos se granjeó la antipatía de los historiadores. Siempre basándose en la documentación de la época, publicó discutidos títulos en los que mantenía que varios de los enormes jalones sobre los que se asentaba la memoria colectiva de los españoles no eran sino más bien “mentiras”. Así, por servirnos de un ejemplo, en Alonso Pérez de Guzmán. General de “La Invencible” (1994), trazó una perfeccionada biografía de su antepasado, una figura clave en entre los periodos mucho más trascendentales de la crónica de España, atribuyendo a la Armada Invencible objetivos bien diferentes del que siempre y en todo momento se le ha atribuido: la invasión de Inglaterra.

En No fuimos nosotros (1992) y África versus América. La fuerza del pensamiento (2000), amparándose asimismo en la documentación del Archivo ducal, confirmaba que el hallazgo de América no fue obra de Cristóbal Colón, sino el conjunto de naciones americano ahora se conocía y se comerciaba con él bastante antes de 1492. Historia de una conjura (1985) y El poder y la opinión bajo Felipe IV (1987), aplicados a la figura de otro de sus ancestros, Gaspar de Guzmán, IX duque de Medina Sidonia, glosaban la verdad, siempre y en todo momento según sus fuentes, de la rebelión de Andalucía en 1640.

La XXI duquesa de Medina Sidonia, XV duquesa de Fernandina y princesa de Montalbán, XVII marquesa de Villafranca del Bierzo, XVIII marquesa de los Vélez, tres ocasiones Grande de España, murió en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, el 7 de marzo de 2008 a consecuencia de una neumonía. Pocas horas antes se había casado in articulo mortis con Liliana María Dahlmann, asesora de por vida de la Fundación Casa Medina Sidonia, a la que legaba sus recursos. Sus hijos, con los que desde hacía años sostenía una relación tormentosa, iban a recurrir esa intención.

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Los matices y las sutilezas que ocupan nuestras vidas son siempre importantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Luisa Isabel Álvarez de Toledo, que tuvo su trascendencia en una época determinada, es esencia procurar ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.

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