La historia de las civilizaciones está escrita por los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a sus obras, sus pensamientos, sus creaciones o su talento; han originado queel mundo, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. Luis Vargas Tejada es una de esas personas cuya vida, en efecto, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Luis Vargas Tejada es conocer más acerca de etapa determinada de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que tuvo Luis Vargas Tejada en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo mientras permaneció en la tierra fue decisivo no sólo para aquellas personas que trataron a Luis Vargas Tejada, sino que a caso produjo una señal mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Luis Vargas Tejada de forma personal.Luis Vargas Tejada fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Conocer las luces y las sombras de las personas significativas como Luis Vargas Tejada, personas que hacen girar y evolucionar al mundo, es algo sustancial para que podamos apreciar no sólo la vida de Luis Vargas Tejada, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Luis Vargas Tejada, aquellas personas a quienes de un modo u otro Luis Vargas Tejada influyó, y desde luego, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Luis Vargas Tejada.
Las biografías y las vidas de personas que, como Luis Vargas Tejada, cautivan nuestra atención, deben servirnos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Luis Vargas Tejada, el motivo por qué Luis Vargas Tejada vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Bogotá, 1802 - en los Llanos Orientales, 1829) Político y escritor colombiano. Fue secretario del Senado de la República (1824). Se unió a la oposición santanderense a Bolívar (1827), a quien atacó por medio de proyectos como Catón de Útica (1828) y contra el que efectuó un atentado (fallido), con lo que debió escapar a los Llanos Orientales, donde murió ahogado al atravesar el Casanare. Además de su obra lírica (Poesías, 1857), es creador de comedias (Las conmociones, 1828, y El Parnaso transferido, 1820) y dramas, como Doraminta (1836), en los que trata el tema indigenista.
La histórica, intensa y corta vida política y literaria de Luis Vargas Tejada es un ejemplo evidente de la juventud granadina que nació con los tiempos de la república. No tuvo capacitación académica, pero sí una gran intención de estudiar y anhelo de superación: cuentan que componía versos en distintas lenguajes y hacía rimas con enorme sencillez; sus poesías le brindaron enorme popularidad entre sus contemporáneos, y fue dramaturgo, fabulista y traductor. Su incomodidad espiritual y su pasión por la independencia le llevaron a asumir una clara experiencia política hasta las últimas secuelas.
Entre sus primeras publicaciones está El anochecer, su mucho más célebre poema. Otros versos circularon en hojas manuscritas; muy representativo es el canto A mi lira, en el que se prueba un alma melancólica, dulce y solitaria. Póstumamente, en 1857, se han publicado sus poemas terminados en el volumen Poesías de Caro y Vargas Tejada, compiladas por José Joaquín Ortiz. En el monólogo Catón de Útica criticó de forma indirecta las tendencias dictatoriales de Simón Bolívar, a quien antes había alabado como guerrero y libertador en contenidos escritos como Recuerdos de Boyacá.
Cultivó asimismo el drama neoclásico de forma académica y los temas indigenistas, a la forma afrancesada, en contenidos escritos el día de hoy perdidos como Aquimín (a pesar de que la obra llegó a ser múltiples ocasiones representada), Saquesagipa, Sugamuxi y Witikindo. Pero su mucho más conocida obra de teatro, que él mismo llamó sainete, es Las conmociones, estrenada en 1828. En esta obra, la mucho más conseguida de sus piezas, hace aparición su humor ágil y cáustico, y por lo tanto su aptitud de crítica a la educación y prácticas de la sociedad santafereña. Centrada en la tendencia de los asaltos y desequilibrios alterados, Vargas Tejada aseguraba que "en el momento en que resolví redactar el tema de esta corto comedia, admito que me abrumó la abundancia de la materia, ya que había bastante, no ahora para una piececilla en un acto, sino más bien para un poema de 12 cantos al menos".
Según Carlos José Reyes, "en Las conmociones se aprecia la predominación del Siglo de Oro español, de manera especial de la obra de Lope de Vega El acero de Madrid, tal como de la comedia italiana. Su razonamiento tiene afinidades con La mandrágora, de Nicolás Maquiavelo, y en la elaboración de diálogos y de individuos, con un creador como Carlo Goldoni, de quien nuestro Vargas había traducido su parte Il vero amico. Existe una pintura bien interesante de la sociedad de la temporada, de los jóvenes de la sociedad santafereña que resultaban unos 'destapados calaveras' y deseaban vivir de su charla y encanto, sin trabajar. También se aprecian en el artículo alusiones al interés por los estudios botánicos y naturalistas, surgidos desde el siglo previo con la Expedición Botánica, y otras referencias a clérigos, mercaderes, viejas alcahuetas y demás individuos de la vida popular en tiempo de la independencia". Las conmociones es, sin dudas, un auténtico milagro teatral que, por no haber perdido su lozanía ni su aptitud para conmover al espectador, prosigue representándose, siendo la obra mucho más ocasiones llevada a escena de todo el teatro colombiano.
Ahora desde 1827 eran Bolívar y la independencia 2 conceptos antagónicos para la juventud granadina, que había popular el orden y la civilidad a lo largo de la vicepresidencia del general Francisco de Paula Santander. Tal vez desinformado del heroico valor humano que había concepto la gesta libertadora, y en este momento que Simón Bolívar volvía con la imperial constitución bolivariana bajo el brazo, Vargas Tejada hallaba molesto el arrollador ímpetu militarista del Libertador y sus validos. Desde muy temprano se situó Vargas Tejada al costado del general Santander. En ese año, con solo 24 de edad, fue nombrado secretario del Senado; en el mes de febrero de 1828 formó una parte del conjunto de miembros del congreso de los diputados santanderistas que viajó a la Convención de Ocaña.
De esta experiencia brotó la obra Recuerdo histórico, en el que Vargas Tejada cuenta detallada y sesgadamente los hechos del fallido intento por sostener la Gran Colombia. Fue nombrado secretario de la Convención, sosteniendo asimismo nutrida correo con el cónsul inglés James Henderson. Al regresar a Santafé, Santander lo nombró su secretario y, en el momento en que este fue designado ministro plenipotenciario en los Estados Unidos, confirmó a Vargas Tejada a fin de que lo acompañara.
El 27 de agosto de 1828 expidió Bolívar su popular decreto orgánico en el que se abolía la Constitución y se eliminaba la vicepresidencia. Este "arreglo provisorio", como asimismo se le llamó, logró que un conjunto de jóvenes granadinos, reunidos en un almacén de la calle Real, propiedad del antioqueño Wenceslao Zuláibar, constituyeran una junta revolucionaria o "de observación", con siete vocales: Florentino González, Mariano Escobar, Juan Nepomuceno Vargas, Luis Vargas Tejada, Wenceslao Zuláibar, Juan Francisco Arganil y el jefe del Estado Mayor de las fuerzas capitalinas, coronel Ramón Nonato Guerra. Luego se les unirían la lengua francesa Agustín Horment y el venezolano Pedro Carujo, militar.
Los conjurados hubieron de precipitar los hechos, ya que entre los comprometidos se pasó de copas la noche del 24 de septiembre de 1828 y comentó temerariamente la conjura a un oficial del batallón Vargas. Al saberlo, el coronel Guerra informó a sus compañeros y, la noche del 25, se juntaron primero en la Fonda de las Paisanas y después en casa de Vargas Tejada. Al fracasar el inmaduro plan, una parte de los comprometidos fueron apresados y el resto escapó. Vargas Tejada se refugió en la hacienda de su tía, la autora Josefa Acevedo de Gómez, casada con el asimismo santanderista Diego Fernando Gómez. Pronto dejaría de ser seguro aquel cobijo en el pueblo de Pasca, y el prófugo continuó hacia los Llanos Orientales.
En el transcurso de un año estuvo escondido en una gruta donde escribió el monólogo teatral La madre de Pausanias y la catástrofe Doraminta, proyectos de corte puramente neoclásico en las que se refleja precisamente la inspiración en la pelea política de Vargas contra la dictadura. Son reconocidas las cartas que desde el exilio escribió a su añorada madre. Cuando pretendía llegar a Venezuela, Luis Vargas Tejada murió ahogado en un río de los Llanos Orientales, en el mes de diciembre de 1829.
La crítica se reparte puntos de vista extremos sobre la obra de este creador: ser dotado con un talento único y no haberse podido librar de la tiranía del seudoclasicismo. Tanto en su poesía como en su teatro se aprecian aspectos clasicistas y románticos, si bien precisamente es romántica su personalidad. En cualquier situación, fue el iniciador del teatro cómico en Colombia, abriendo una puerta novedosa y también tratando, por esa vía, independizarse de la práctica artística local.
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Los matices y las sutilezas que llenan nuestras vidas son en todos los casos importantes, ya que perfilan la diversidad, y en la ocasión de la vida de una persona como Luis Vargas Tejada, que detentó su relevancia en un momento histórico concreto, es vital procurar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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