La historia de la civilización está contada por aquellas personas quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de un modo u otro,prospere.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o tomando parte de la acción. Luis Gordillo es una de esas personas cuya vida, realmente, merece nuestra atención debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Luis Gordillo es conocer más acerca de época determinada de la historia del género humano.
Las biografías y las vidas de personas que, como Luis Gordillo, cautivan nuestra curiosidad, tienen que valernos siempre como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Luis Gordillo, el motivo por qué Luis Gordillo vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
Vida y Biografía de Luis Gordillo
(Luis Rodríguez Gordillo; Sevilla, 1934) Pintor español, entre las figuras mucho más resaltadas del arte abstracto. Sus primeras proyectos fueron informalistas; en 1958 se trasladó a París y se inició en el surrealismo; en los años setenta, tras haber vivido por el pop-art, su obra se orientó hacia registros irónicos y también incorporó manipulaciones de imágenes que proceden de los mass media. En los años noventa mostró su obra en el IVAM de Valencia (1993) y en la Bravin Post Lee Gallery de Nueva York (1997).
Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla en 1956, Luis Gordillo había alternado su trayectoria con los estudios de música. Entre 1955 y 1957 estudió Bellas Artes en la Escuela de Santa Isabel de Hungría en exactamente la misma localidad. En 1958 fue premiado en una exposición colectiva en su localidad natal, a la que concurrió con una obra abstracta. En verano de ese año marchó a París, donde entró en contacto con la vanguardia informalista en todo el mundo.
En esta primera temporada, según las propias expresiones de Gordillo, sintió “un deslumbramiento absoluto por la obra de Tàpies”, tal como admiración por la obra de Millares y Canogar, elementos del conjunto informalista El Paso. Sin embargo, sus proyectos de este periodo de tiempo solamente reproducen influjos del informalismo español; se aprecian en cambio ecos de las proyectos de Wols, Jean Fautrier y Jean Dubuffet. Entre 1958 y 1959 trabajó sobre enormes superficies de papel de envolver abultado, que cubría de papeles de imprenta pegados con engrudo; en otras incluía fotografías, gasas o trozos de papel húmedo y máculas compactas de óleo; además efectuó dibujos a tinta china.
Fruto de estas primeras vivencias informalistas, presentó en 1959 su primera exposición individual en la salón de Información y Turismo de Sevilla, temporada donde efectuó Collage 58; después regresó a París. A partir de este instante, a través de dibujos de espirales construidos por un solo ademán, efectuó series de espirales que formaban espacios-ademán o espacios-movimiento. Esta automatización del dibujo condicionaría en lo sucesivo su desarrollo creativo.
Primordial para comprender sus inicios es el término del arte a consecuencia de la angustia existencial, surgido como necesidad de sublimarla y exorcizarla. A principios de la década de 1960 experimentó una crisis personal que le llevó a dejar provisionalmente la pintura. A la visión de los dibujos preservados, Calvo Serraller ha señalado ciertas de sus peculiaridades estilísticas: identificación de lo dibujístico con lo pictórico, obsesión por la creación de espacios, grafismo apoyado en rayados, punteados, máculas y cuadrículas, empleo de tinta china con barridos de lapicero, tachaduras y raspaduras, algunas evocaciones de manera vaga figurativas y presencia de signos reconocibles (letras, números, cruces, etcétera.).
Más allá de que el desarrollo informalista no sirvió a Gordillo para determinar su estilo personal, si basó su posterior evolución. Muestra de la relevancia que el automatismo ejercitó sobre su pintura son sus “dibujos telefónicos”, esos que el artista efectúa mientras que charla por teléfono, y en los que trabaja el inconsciente (según Gordillo, sus mejores dibujos). A finales de 1962 reanudó la práctica del dibujo automático, con referencias a elementos orgánicos y paulativamente figurativos. En las series Cabezas y Automovilistas evolucionó hacia la novedosa figuración por influjo de los modelos de Francis Bacon, Alberto Giacometti y el arte pop de Andy Warhol.
En 1969 una exclusiva crisis le separó de la pintura, actividad que retomó con su serie de “dibujos automáticos”, en los que se distanció del geometrismo de sus etapas precedentes. Por esa temporada la obra de Gordillo inspiraba ahora a los artistas de la novedosa figuración madrileña de los años 70. En 1974 preparó una exposición antológica sobre su obra en el centro M-11 de Sevilla, a la que prosiguió la estructurada por la Dirección General de Bellas Artes en 1977. En estas exposiciones se puede ver su evolución, que transcurrió desde el informalismo hacia una figuración relacionada con el pop, que incluía imágenes fotográficas y derivadas del cómic.
A partir de la década de 1980 se inició en su obra una época de mayor dificultad simbólica, con una menor incidencia de la figuración. En 1982, en la exposición Cinco por cinco en la galería Theo, presentó veinticinco pinturas pequeñas de tamaño folio que formaban un grupo; en estas pequeñas entidades pictóricas logró espontáneamente lo que antes solo había conseguido a través de la técnica de los dibujos automáticos. A partir de este instante trabajó en series (Verde, Roja, Oliva, Mosaico, Sobre blanco, Gruyère y Duetos) que argumentan a una app directa de la pintura, que trata de ocupar espacios poco a poco más extensos.
En 1981 fue premiado con el Premio Nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura. En 1986 su obra fue elegida para ser expuesta en el VII Salón de los 16 y un año después presentó su primera exposición en Nueva York. Reconocido con múltiples distinciones y galardones, como el Premio Andalucía de Cultura (1991) y el Premio Velázquez (2007), su obra se encuentra expuesta en varios museos españoles y extranjeros.
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