Ya sea inspirando a más personas o tomando parte de la acción. Luis de Góngora y Argote es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Luis de Góngora y Argote es comprender más acerca de una época concreta de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que detentó Luis de Góngora y Argote en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para quienes trataron a Luis de Góngora y Argote, sino que quizá produjo una huella mucho más profunda de lo que logremosconcebir en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Luis de Góngora y Argote en persona.Luis de Góngora y Argote ha sido un ser humano que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Apreciar lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Luis de Góngora y Argote, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo esencial para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Luis de Góngora y Argote, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Luis de Góngora y Argote, gentes a quienes de de una u otra forma Luis de Góngora y Argote influyó, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue el hecho de vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Luis de Góngora y Argote.
Las biografías y las vidas de personas que, como Luis de Góngora y Argote, cautivan nuestra curiosidad, tienen que valernos siempre como punto de referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Luis de Góngora y Argote, porqué Luis de Góngora y Argote vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma implacable, la historia.
(Córdoba, España, 1561-id., 1627) Poeta español. Nacido en el seno de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Salamanca. Nombrado racionero en la catedral de Córdoba, desempeñó múltiples funcionalidades que le brindaron la oportunidad de viajar por España. Su vida desvanecida y sus creaciones profanas le valieron próximamente una amonestación del obispo (1588).
En 1603 se encontraba en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, intentando encontrar con afán alguna optimización de su coyuntura económica. En esa temporada escribió ciertas de sus mucho más ingeniosas letrillas, trabó una fecunda amistad con Pedro Espinosa y se encaró en horrible y célebre enemistad con su enorme contrincante, Francisco de Quevedo. Instalado finalmente en la corte desde 1617, fue nombrado capellán de Felipe III, lo que, como revela su correo, no calmó sus adversidades económicas, que lo acosarían hasta la desaparición.
Si bien en su testamento se refiere a su «obra en prosa y en verso», no se ha hallado ningún escrito en prosa, salvo las 124 cartas que constituyen su epistolario, testimonio muy valioso de su tiempo. A pesar de que no publicó en vida prácticamente ninguna de sus proyectos poéticas, estas corrieron de mano en mano y fueron muy leídas y comentadas.
En sus primeras creaciones (hacia 1580) se adivina ahora la insuperable vena satírica que caracterizará parte importante de su obra posterior. Pero al estilo rápido y humorístico de esta temporada se le unirá otro, muy elegante y culto, que hace aparición en los poemas aplicados al sepulcro de El Greco o a la desaparición de Rodrigo Calderón. En la Fábula de Píramo y Tisbe (1617) se generará la unión especial de los dos registros, que hasta el momento se habían mantenido separados.
Entre 1612 y 1613 compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, los dos de excepcional singularidad, tanto temática como formal. Las críticas llovieron sobre estas 2 proyectos, en parte dirigidas contra las metáforas increíblemente recargadas, y en ocasiones aun «indecorosas» para el gusto de la temporada. En un aspecto habitual del Barroco, pero que asimismo provocó polémica, Góngora rompió con todas y cada una de las distinciones tradicionales entre géneros lírico, épico e inclusive satírico. Juan de Jáuregui compuso su Antídoto contra las Soledades y Quevedo lo atacó con su malicioso poema Quien quisiere ser culto en solo un día... Sin embargo, Góngora se felicitaba de la incomprensión con que eran recibidos sus complicados poemas extensos: «Honra me ha provocado hacerme obscuro a los ignorantes, que esa es la distinción de los hombres cultos».
El estilo gongorino es indudablemente personal, lo que no es óbice a fin de que sea considerado como una espléndida exhibe del culteranismo barroco. Su lenguaje luce por la utilización reiterado del cultismo, sea del tipo léxico, sea sintáctico (acusativo heleno o imitación del ablativo absoluto latino). La contrariedad que supone su lectura se ve acentuada por la profusión de insólitas hipérboles barrocas, hiperbatones y desarrollos paralelos, tal como por la excepcional musicalidad de las aliteraciones y el léxico colorista y rebuscado.
Su peculiar empleo de elementos estilísticos, que se le criticó, profundiza en verdad en una vasta tradición lírica que se remonta a Petrarca, Juan de Mena o Fernando de Herrera. A la forma del primero, agrada Góngora de las relaciones y plurimembraciones, no ahora en la línea del equilibrio renacentista sino más bien en la del retorcimiento barroco. Sus perífrasis y la vocación arquitectónica de su poesía le dan un aspecto obscuro y original, extremado si cabe por todas y cada una de las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.
Su popularidad fue colosal a lo largo del Barroco, si bien su prestigio y el saber de su obra decayeron entonces hasta bien entrado el siglo XX, en el momento en que la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) reunió a los más destacados versistas y escritores españoles de la temporada (populares desde ese momento como la Generación del 27: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Luis Cernuda y Miguel Hernández, entre otros muchos) y supuso su determinante revalorización crítica.
¿Qué opinas de la biografía de Luis de Góngora y Argote? ¿Has podido leer la información que suponías que ibas a encontrar?
Sin duda alguna llegar a comprender a Luis de Góngora y Argote es algo que está reservado a escasas personas, y que tratar de reconstruir quién y cómo fue la vida de Luis de Góngora y Argote es una suerte de puzzleque tal vez lleguemos a rehacer si colaboramos conjuntamente.
Debido a esto, si eres de aquellos que creen en que cooperando es posible elaborar algo mejor, y conservas información en relación con la biografía de Luis de Góngora y Argote, o en relación con algún pormenor de su figura u creación que no hayamos observado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre esenciales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de alguien como Luis de Góngora y Argote, que detentó su trascendencia en una época determinada, es esencia tratar de ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para referirnos qué conocimientos posees con respecto a Luis de Góngora y Argote. Estaremos encantados de poder completar esta biografía con más información.