La historia de la civilización la escriben las mujeres y hombres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela sociedad, de un modo u otro,prospere.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo una pieza esencial de la acción. Luis Cuenca es uno de esos sujetos cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Luis Cuenca es conocer más sobre época determinada de la historia del ser humano.
Las biografías y las vidas de personas que, como Luis Cuenca, atraen nuestra atención, deben servirnos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra etapa de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Luis Cuenca, porqué Luis Cuenca vivió como lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma implacable, la historia.
(Navalmoral de la Mata, Cáceres, 1921 - Madrid, 2004) Actor español. Luis Cuenca García nació en Navalmoral de la Mata el 6 de diciembre de 1921. Hijo y nieto de actores, sus progenitores formaban una parte de la compañía de teatro Carrasco, establecida por sus abuelos, con la que recorrían España. En ese planeta de cómicos de la legua se familiarizó con los niveles desde pequeñísimo, y a los siete años actuó por vez primera. Más por necesidad que por vocación, desde su adolescencia comenzó a emprender todos y cada uno de los géneros teatrales, e inclusive fue bailarín de claqué desde los primeros tiempos de la posguerra.
Por entonces se hacía llamar «Tony Aster», y de este modo se inició en la gaceta como boy de Celia Gámez. De esta forma empezó su provechosa vinculación con la compañía de Matías Colsada, una relación que duró mucho más de 40 años y que, merced a su fisonomía y su estilo especiales, lo lanzó velozmente a el reconocimiento como cómico de gaceta, partner insustituible de las considerables vedettes actualmente.
La edad dorada de la gaceta
Con elementos de la zarzuela y el sainete, el cuplé y el music-hall, la gaceta se erigió en seguida en el espectáculo de mayor aceptación habitual, más que nada en tiempos tan opacos como aquéllos. Aunque solo fuera por el «destape» de sus esculturales vedettes, era el género que mejor sabía sortear la recia censura impuesta por el régimen de Francisco Franco, o cuando menos lo aparentaba, y eran muchas las salas de Madrid (Martín, La Latina, Albéniz, Maravillas) y de Barcelona (Arnau, Apolo, El Molino) dedicadas al género.
Esta influencia supuso para muchas estrellas la interfaz que se requiere para pasar después al teatro y a las pantallas cinematográficas. Ese fue la situacion de Queta Claver, Florinda Chico, Carmen de Lirio, Irene Daina o, en datas no tan recónditas, Esperanza Roy o Concha Velasco, y el de actores como Antonio Casal, Ángel de Andrés, Manolo Gómez Bur, Tony Leblanc o Tomás Zori.
Toda enorme vedette había de estar cercada de unos cuantos cómicos. Cuenca trabajó con ciertas mejores, y con Pedro Peña acompañó a Tania Doris a lo largo de muchas temporadas. Entre luces y desnudeces deslumbrantes, plumas y pedrería, eran los responsables de contar los rechistes aproximadamente sicalípticos que pretendían ofrecer algo de verdor a la grisura de la temporada. Hoy, en el momento en que las kilométricas piernas de Tania Doris son una parte del pasado, no tendrían cabida espectáculos como Una rubia dañina, La blanca doble, Su majestad la mujer, La Pelusa, Yo soy casado, señorita, Róbame esta noche o Lo tengo rubio...
Etapas de su filmografía
Tampoco películas como las primeras en que intervino el actor, quien tras alguna aparición como plus (Eugenia de Montijo, 1944, de José López Rubio), varios años después, dueño ahora de determinada popularidad, fue llamado a interpretar ventajistas remedos revisteriles como Quiéreme con música (1956) y Las travesuras de Morucha (1962), las dos dirigidas por Ignacio F. Iquino; Totó de Arabia (1965), de José Antonio de la Loma, o, en su madurez y como homenaje a los años dorados del género, Las alegres chicas de Colsada (1983), de Rafael Gil, con guion de Fernando Vizcaíno Viviendas.
Papeles de otra índole como los que aceptó en ¿Pena capital? (José María Forn, 1962), o Perras callejeras (José Antonio de la Loma, 1985), forman parte asimismo a un cine olvidado. El verdadero surgimiento de Luis Cuenca como actor llegó una década después. Suspiros de España (y Portugal), de José Luis García Sánchez, y Cachito, de Enrique Urbizu, las dos rodadas en 1995, lo anunciaron a un público que hasta el momento poco o nada sabía de él. Luego, películas que supusieron éxitos de taquilla como Airbag (1997), de Juanma Bajo Ulloa, o Torrente, el brazo imbécil de la ley (1998), de Santiago Segura, ampliaron aún mucho más esa influencia, que redundó en un trabajo continuo y siempre y en todo momento señalado hasta el momento en que la patología lo distanció terminantemente de los platós.
Títulos como Grandes oportunidades (1997), de Felipe Vega; Mátame bastante (1997), de José Ángel Bohollo; La hora de los valientes (1998), de Antonio Mercero; Vivancos 3 (2002), de Albert Saguer; Soldados de Salamina (2003), de David Trueba; El furgón (2003), de Benito Rabal; Dos tipos duros (2003), de Juan Martínez Moreno, y ¡Buen viaje, excelencia! (2003), de Albert Boadella, completan esta novedosa etapa de su filmografía de indudable importancia, cuya mucho más destacable peculiaridad es que descubrió un talento ahora septuagenario.
Figura histórica del Paralelo barcelonés, cuna del teatro de gaceta tan en rema en la temporada, donde se sostuvo a lo largo de décadas como la enorme estrella del Apolo al lado de la vedette Tania Doris o el cómico Pedro Peña, entre otros muchos artistas, Luis Cuenca vivió una tan digna como inopinada etapa dorada en los últimos tiempos de su historia como actor de reparto en el cine. Rescatado del olvido por directivos de las novedosas generaciones de cineastas, intervino en varios de los títulos de mayor éxito del cine español reciente, y su talento fue reconocido con un premio Goya en 1997 por su trabajo en La buena vida (1996), de David Trueba, realizador que con otra película suya, Obra profesora (2000), lo llevó a una exclusiva candidatura al galardón.
Su modernizada popularidad se amplió aún mucho más en la televisión, medio en el que integró el reparto de ciertas series de máxima audiencia en los últimos tiempos, como Farmacia de guarda, Ketty no para, Ellas son de esta forma o, mucho más últimamente, Cuéntame de qué manera pasó, por la que en 2003 asimismo fue distinguido como mejor actor de reparto con el premio de la Unión de Actores.
El eterno joven
De físico característico, increíblemente angosto y con una observación profunda que parecía contener toda la expresión de su extendida experiencia escencial, varios de sus compañeros de trabajo lo definían como un eterno joven, pícaro y burlón, y valoraban en él su incólume sentido del humor. Según David Trueba, que aparentemente compartió con la viuda del actor y sus 2 hijos el instante de su muerte, preservó su lucidez hasta el desenlace, y prueba de esto fueron sus últimas expresiones: «Nos marchamos a la mierda».
¿Qué juicio te merece la vida de Luis Cuenca? ¿Hallaste todo aquello que suponías que ibas a encontrar?
Indudablemente llegar a comprender a Luis Cuenca es algo que está reservado a muy pocas personas, y que intentar reconstruir quién y cómo fue la vida de Luis Cuenca es una especie de puzzleque probablemente logremos reconstruir si cooperamos juntos.
Por ese motivo, si eres de aquellos que confían en que de forma colaborativa se puede hacer algo mejor, y tienes información con respecto a la existencia de Luis Cuenca, o acerca de algún particularidad de su persona u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.
Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son decididamente importantes, ya que destacan la singularidad, y en el tema de la vida de alguien como Luis Cuenca, que tuvo su trascendencia en una época concreta, es vital procurar ofrecer una perspectiva de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
Sin dudarlo, contacta con nosotros para referirnos qué conocimientos tienes tú con respecto a Luis Cuenca. Estaremos muy contentos de perfeccionar esta biografía con más información.