La historia universal está contada por los hombres y mujeres quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel mundo, de una forma u otra,prospere.
Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Luis Carlos Galán Sarmiento es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Luis Carlos Galán Sarmiento es conocer más acerca de un periodo concreto de la historia de la humanidad.
Comprender lo bueno y lo malo de las personas significativas como Luis Carlos Galán Sarmiento, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa fundamental para que podamos valorar no sólo la existencia de Luis Carlos Galán Sarmiento, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Luis Carlos Galán Sarmiento, aquellas personas a quienes de un modo u otro Luis Carlos Galán Sarmiento influenció, y sin duda, entender y comprender cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Luis Carlos Galán Sarmiento.
Las biografías y las vidas de personas que, como Luis Carlos Galán Sarmiento, cautivan nuestra atención, deben ayudarnos siempre como punto de referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar entender la biografía de Luis Carlos Galán Sarmiento, el motivo por qué Luis Carlos Galán Sarmiento vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que se mueve, de forma inevitable, la historia.
(Bucaramanga, 1943 - Bogotá, 1989) Político colombiano. Proclamado candidato presidencial por la convención del partido liberal, cayó víctima de una atentado mortal el 18 de agosto de 1989, en el momento en que se disponía a dirigirse a sus simpatizantes en un acto electoral en la plaza de Soacha, al sur de Bogotá. Su participación política en el país se caracterizó por la rebeldía y la crítica edificante. Se comprometió más que nada a batallar la corrupción y el clientelismo y también procuró actualizar los partidos y las instituciones colombianas. Su mayor reto, sin embargo, fue confrontar al narcotráfico y su penetración en la sociedad colombiana, con lo que se transformó en el blanco de la crueldad promovida por los capos de la sustancia, a quienes se asigna la autoría intelectual de su asesinato.
Luis Carlos Galán Sarmiento medró en la vivienda compuesto por el doctor Mario Galán Gómez, político y presidente de Ecopetrol a lo largo de once años, y Cecilia Sarmiento Suárez; era el tercero de 12 hijos. Durante varios años se creyó que el líder liberal descendía del comunero José Antonio Galán; nuevos análisis detallan que, si bien este vínculo no es claro, Luis Carlos Galán tenía vínculos de familia con distinguidos prohombres liberales. El padre de su tatarabuela paterna, José Joaquín Vargas, comandante del ejército libertador de la Costa Atlántica, fue tío del político, pensador y economista Florentino González Vargas y del general Plutarco Vargas, héroe extremista caído en la guerra de La Humareda. Por el lado materno, su abuela María Suárez Galvis Marín Durán era prima segunda del presidente Eduardo Santos y de la madre del poeta y político Jorge Gaitán Durán.
En 1949, la familia Galán se residió en Bogotá, en una vivienda de la calle 59 con carrera 17. Al año siguiente ingresó en el Colegio Americano. Alternó las temporadas de estudio con vacaciones en Bucaramanga y Charalá, entablando una entrañable amistad con su primo Alfonso Valdivieso Sarmiento, después fiscal general de la nación. Cursó el bachillerato en el instituto departamental Antonio Nariño, en el que ocupó el top a lo largo de sus estudios.
Durante su juventud participó en las manifestaciones estudiantiles contra el régimen militar del general Gustavo Rojas Pinilla. "Durante una de ellas, en 1957 (relató Fernando Garavito), Galán lanzaba piedra y recibía piedra, hasta el momento en que una, acertadamente apuntada, lo golpeó en la nariz y empezó a sangrar a mares. Luis Carlos Galán mantiene todavía la marca y un cierto ángulo nasal que podría confundirse con el de los judíos; pero no, viene de allí, de la pedrada. Herido, un jeep del ejército lo recogió y lo condujo a la plaza de toros, donde estuvo 24 h detenido con la cara inflamada, pero con el ánimo mucho más inflamado todavía con el deseo de realizar algo único, de tumbar la dictadura."
El 19 de noviembre de 1960 recibió el nivel de bachiller y el año siguiente efectuó un viaje caminando de Bogotá a Charalá. Ingresó en la Universidad Javeriana, donde fundaría la gaceta Vértice; se resaltó en el ámbito académico merced a la ponencia que presentó, a lo largo del III Congreso Javeriano de abogados, en compañía de Raúl Gutiérrez, sobre la integración económica de América Latina, que fue su proposición de nivel. Recibió este como doctor en Derecho y Economía el 6 de agosto de 1965. Ese mismo año Eduardo Santos, quien era padrino de matrimonio de los progenitores de Galán, le llamó para ayudar en El Tiempo. En este períodico inició una vertiginosa carrera periodística: directivo de la sección económica, redactor de "Temas y Nombres", comentarista, editorialista y integrante de la junta directiva.
Durante esta temporada fue influido por el pensador católico Teilhard de Chardin, en cuyo pensamiento fue introducido, tal como en otras corrientes filosóficas, por don Mario Galán. Desde 1968 hasta 1970 fue subgerente del periódico. Por su tarea investigativa a la vera de Enrique Santos Calderón y Daniel Samper, los tres cronistas fueron populares como "los tres mosqueteros". Célebre fue su crónica "Un momento para fallecer" (relato de un secuestro en Cuba) publicada en El Tiempo entre el 25 y 29 de agosto de 1969.
Simultáneamente, Luis Carlos Galán desarrolló una muy congruente carrera política. Desde la convención liberal javeriana, en el mes de agosto de 1963, Galán expresó su deseo de conformar novedosas generaciones que interviniesen revitalizando el partido. En marzo de 1965 era integrante de la Dirección Liberal de Bogotá y, todavía en la facultad, logró el acompañamiento de 2 mil alumnos a la candidatura de Carlos Lleras Restrepo. Esta provechosa relación con el presidente lo llevaría a la secretaría y, más tarde, a la junta directiva de la Sociedad Económica de Amigos del País en 1966. Como integrante y secretario de la delegación colombiana a la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo (UNCTAD), viajó a Nueva Delhi, y después a Oriente Medio.
En 1970, el presidente Misael Pastrana lo nombró ministro de Educación. La corta edad del ministro resulta prácticamente escandalosa y recuerda las audacias con que el presidente Alfonso López Pumarejo sorprendía a sus contemporáneos. La actividad del joven ministro fue increíble. De sus un par de años en el cargo resultó un cómputo de poco comúnes realizaciones: estatuto enseñante para la profesionalización de la educación; ley 9º sobre institutos comunitarios; concentraciones de avance rural en 35 zonas del país; sistema de validación del bachillerato para mayores de 25 años; sistema de promoción automática en los tres primeros años de educación principal; ley de impuesto a los cigarros para financiación del deporte; transformación de quince seminarios en institutos de principal y bachillerato; promoción de la reforma universitaria de 1971.
En el Congreso, el ministro Galán se descubrió como un eficiente orador parlamentario, al tiempo que en el ministerio iba desplegando sus singulares condiciones para el magisterio y la cátedra, que había venido desempeñando como instructor de Historia de las Ideas Políticas en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y como instructor de Derecho Civil en la Javeriana. En 1971, la amistad y el compañerismo con Gloria Pachón Castro, articulista estrella de El Tiempo, se habían transformado en amor, y el 22 de diciembre el ministro y la periodista, apadrinados por el presidente de la República y doña María Cristina Arango de Pastrana, contrajeron matrimonio. Desde aquel día Gloria se transformó en la mucho más eficiente y incesante cooperadora del entonces ministro y después embajador y político.
El presidente Misael Pastrana Borrero lo nombró en 1972 embajador en Italia. Entre las metas que le fueron encomendadas figuraron la de representar en la FAO a Colombia, ser encargado en asambleas de la UNESCO, la Oficina Iberoamericana de Educación y la Organización Mundial del Turismo, comandar la delegación de Colombia en la Conferencia Mundial de Alimentación y fomentar el acuerdo Colombo-Italiano para la creación del Centro Nacional de Restauración de maravillas artísticas. Impulsó asimismo el emprendimiento de Desarrollo Rural Integrado, el acuerdo sobre el ingreso de la Flota Mercante Grancolombiana a los puertos italianos y del Mediterráneo, y la colaboración italiana en la construcción de los túneles de Quebradablanca (carretera Bogotá-Villavicencio).
En 1972 nació en Bogotá su primogénito, Juan Manuel, y un par de años después nació su segundo hijo, Claudio Mario, en Roma, donde adelantaba una especialización sobre la Comunidad Económica Europea. Regresó al país en 1976 como codirector, con el ex- presidente Lleras Restrepo, del semanario Nueva Frontera. A la vez fue columnista persistente de los diarios El Colombiano y Vanguardia Liberal. Ese mismo año nació en Bogotá su tercer hijo, Carlos Fernando.
En 1979 ingresó en la política activamente y fue escogido senador de la República por Santander. El 30 de noviembre de ese año creó el movimiento Nuevo Liberalismo, como una opción alternativa política en el partido liberal, apoyado por Álvaro García Herrera y Enrique Pardo Parra, quienes lo habían acompañado a lo largo de su refulgente actuación parlamentaria, donde se resaltó en un enfrentamiento sobre las minas de El Cerrejón.
Hacia mayo de 1981, en Villa de Leiva, redactó el archivo fundamental del nuevo movimiento disidente: "Sufre una temporada en Colombia (escribió en ese archivo nº 1) y con ella asimismo las fórmulas políticas, sociales y económicas de la sociedad clásico. A los ojos de toda la nación está claro que se agotan las viejas concepciones institucionales. Está naciendo en Colombia una exclusiva sociedad, lo que piensa una exclusiva forma de comprender y llevar a cabo política. La agonía de una temporada histórica no es sencillo para ningún pueblo y las incertidumbres sobre lo que debe nacer se multiplican en estos instantes... Quienes promovemos el Nuevo Liberalismo somos liberales por el hecho de que estamos herederos de lo que fué el partido liberal en la vida del país como representante del pueblo y sincero gerente del espíritu democrático. El liberalismo fué la fuerza del cambio en la sociedad colombiana, pero el día de hoy, tras una cuarta parte de siglo de política frentenacionalista, el liberalismo está paralizado, encara una profunda crisis de identidad, lo aprisionan intereses ególatras y lo intimidan aventureros del populismo... En los últimos años el liberalismo dejó de ser el partido del pueblo para transformarse en partido de gobierno hasta estimar el poder como un fin en sí... Avanza hacia un derrumbe mortal y definitivo, no por mérito de su contrincante clásico, que vive inconvenientes iguales y peores que los que afectan el área liberal, sino más bien por el desconcierto ideológico de un partido cuya identidad estuvo siempre y en todo momento en su aptitud creativa, en la pulcritud de sus líderes y en la honestidad de sus luchas, peculiaridades que el día de hoy semejan perdidas y que el Nuevo Liberalismo busca salvar en franca apelación al pueblo".
Como misiones escenciales el nuevo movimiento fijó una sucesión de puntos: una exclusiva dimensión de la independencia nacional, destacando una política exterior apuntada a la construcción de un nuevo servicio de relaciones de todo el mundo, apoyando la multiplicación de asociaciones de tipo regional y por la unificación de América Latina; la demarcación de una política cultural de carácter democrático, fundamentada en un desarrollo de restauración de los valores culturales y de la riqueza de su patrimonio artístico, histórico, arqueológico y arquitectónico; una clara defensa del movimiento indígena colombiano, remarcando la presencia indígena en las instituciones democráticas y poniendo en cuenta los requerimientos de la Coordinadora Indígena Nacional, como son el respeto a la autodeterminación cultural, popular, política y económica de las comunidades indígenas, la devolución de tierras y ampliación de resguardos y el saneamiento de las reservas de propiedad de las comunidades indígenas, suspendiendo inmediatamente los programas de colonización que tengan la posibilidad de ser organizados por el Estado.
Por medio de la democracia orgánica, el Nuevo Liberalismo planteaba ordenar las relaciones políticas, económicas y sociales en forma democrática, renovando la manera de llevar a cabo política en el Congreso a través de la reducción del presupuesto, la supresión del turismo y las corruptelas de los miembros del congreso, merced a la reglamentación de las fuentes de financiamiento. Se pretendía asegurar la descentralización administrativa, económica y cultural del país, combatir contra los monopolios y la concentración de la riqueza, frenar los abusos de los enormes conjuntos financieros y remover la pobreza como base de una democracia económica. Y al unísono respaldar a las organizaciones populares, los sindicatos y las distintas maneras de participación habitual de cara al desarrollo de una democracia popular. Una última aspiración era un sistema nacional de salud que, englobando todas y cada una de las capas de la sociedad colombiana, supusiese una auténtica conquista y un derecho real para el pueblo.
El ideario del Nuevo Liberalismo englobó prácticamente todos los puntos del acontecer nacional, desde la renovación de la administración pública, la justicia y el código de estado civil hasta la escencial relevancia de los medios, la modernización agropecuaria y la transformación de los campos industriales, crediticios y de política económica en todo el mundo. Subrayó con ojo previsor la problemática ecológica y remarcó la relevancia de un fortalecimiento de la política fiscal.
Tras la primera convocatoria del Nuevo Liberalismo en el Salón Rojo del Hotel Tequendama el 29 de abril de 1980, Galán se consagró enteramente a la actividad política. Dos años después fue candidato presidencial y consiguió 745.000 votos. El movimiento, que participó en las selecciones nacionales hasta 1988, tenía seis miembros del senado, nueve representantes a la Cámara, 27 miembros del congreso de los diputados y 350 concejales a inicios de los años ochenta. En 1983 formó parte como senador de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y se resaltó por sus demandas contra la corrupción administrativa, la reforma de la televisión y las ocupaciones ilegales de ciertos miembros del congreso.
En 1984 el Nuevo Liberalismo consiguió 605.408 votos en las selecciones corporativas, pero un par de años después Luis Carlos Galán se abstuvo de formar parte en las selecciones de presidentes, para no profundidzar la división en el seno de su partido. Al año siguiente dictó un curso en Oxford y viajó por múltiples países de europa. De forma paralela al avance del Nuevo Liberalismo, el país se halló sumergido en una atroz ola de homicidos instigados por las mafias del narcotráfico, organizadas en poderosos cárteles (el cártel de Medellín y el de Cali, encabezados respectivamente por Pablo Escobar y Gilberto Rodríguez Orejuela). En 1987 ahora habían caído el ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, integrante del movimiento galanista; el directivo de El Espectador Guillermo Cano y el candidato presidencial Jaime Pardo Leal, aparte de un sinnúmero de jueces, jueces, miembros del senado y cronistas.
En 1988, la convención nacional del liberalismo en Cartagena aceptó la iniciativa lanzada por Galán de convocar una solicitud habitual para la democratización del partido. El 6 de julio de 1989, el liberalismo unido lanzó la candidatura presidencial de Galán, quien nombró a César Gaviria como su jefe de campaña. Todas las investigaciones le daban mucho más del 60 por ciento de los votos. Cuando el 18 de agosto, en medio de una campaña electoral, Galán subió a la tarima de oradores de la plaza de Soacha, tenía la seguridad del triunfo, pero fue ejecutado. En el Cementerio Central de Bogotá, a lo largo del sepelio en el que centenares de miles de personas acompañaron el féretro, su hijo Juan Manuel confió las banderas de su padre a César Gaviria. Como escribió Juan Lozano: "La Constitución de 1991 es el más destacable homenaje a la memoria de Galán... Colombia debe ofrecer racional app a esos instrumentos que tanta sangre nos costaron. Ese es un imperativo nacional".
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