Lorenzo Ghiberti

Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo una pieza esencial de la acción. Lorenzo Ghiberti es uno de esos seres humanos cuya vida, indudablemente, merece nuestra consideración debido al nivel de influencia que tuvo en la historia.Comprender la vida de Lorenzo Ghiberti es comprender más acerca de un periodo concreto de la historia del género humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como Lorenzo Ghiberti, seducen nuestra curiosidad, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Lorenzo Ghiberti, el motivo por el cual Lorenzo Ghiberti vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Lorenzo Ghiberti

(Florencia, 1378-id., 1455) Escultor y orfebre italiano. Comenzó su actividad artística como orfebre, pero fue una personalidad modesta hasta 1401, en el momento en que participó con El sacrificio de Isaac en el certamen para la realización de las segundas puertas (o puertas norte) del baptisterio de Florencia, en el que resultó ganador, imponiéndose, entre otros muchos, a Brunelleschi.

Este suceso marcó su historia, puesto que una obra de semejante extensión requirió la creación de un considerable taller que sería el primordial de Florencia durante medio siglo; en él se formaron resaltadas figuras como Donatello, Michelozzo, Uccello, Masolino y Filarete. Las puertas norte, efectuadas de 1403 a 1424, tienen dentro veinte capítulos de la vida de Jesucristo y ocho figuras de beatos, talladas con el estilo muy elegante y meticuloso, lleno de datos, que caracteriza la estatua gótica.

En esta labor, Ghiberti fue auxiliado, entre otros muchos, por pintores como Masolino y Uccello y por escultores como el joven Donatello. El sacrificio de Isaac, con el que había participado en el certamen, es representativo de un estilo despacio que hunde sus raíces en el naturalismo tardomedieval, si bien no regresa la espalda a las formas tradicionales; merced a su esmerada capacitación como orfebre había alcanzado un refinamiento que fue elogiado por Vasari. Mientras ejecutaba las puertas ha podido hacer una sucesión de trabajos visibles, como los tabernáculos con San Juan Bautista, San Mateo y San Esteban para la iglesia de Orsanmichele o el Bautismo de Jesús y El Bautista en frente de Herodes, bajorrelieves en bronce dorado para la pila bautismal de Siena.

En 1425, el sector de mercaderes de Florencia, satisfecho con su trabajo, le solicitó que se ocupase asimismo de las puertas este, que centraron su actividad hasta 1452. Sus diez enormes plafones de bronce dorado representan situaciones del Antiguo Testamento en un estilo que nada debe ver con el previo, por sus figuras capaces, construidas sobre fondos de paisaje en los que se aplican con rigor las reglas de la visión renacentista. Son, ya que, estas puertas una obra habitual ahora del Renacimiento y que disfrutó de digna popularidad en su tiempo, hasta el punto de que muchas enormes figuras del arte viajaron a Florencia para admirarlas. Vasari cuenta que Miguel Ángel las consideró dignas de ser las puertas del Paraíso, nombre con el que se las destina frecuentemente.

Las diferencias en el estilo de las dos puertas son, precisamente, tan conocidas como importantes. Si en las puertas norte había tratado la vida de Cristo, en las puertas del Paraíso Ghiberti desplegó diez situaciones del Antiguo Testamento según un programa predeterminado por el humanista Leonardo Bruni. En vez de recurrir a la división en medallones cuadrilobulados, como había hecho Andrea Pisano y él mismo en la previo, Ghiberti adoptó la división en cuadros separados por bandas, que tienen dentro nichos con pequeñas figuras y medallones con cabezas, entre las cuales es su autorretrato. Las figuras se resaltan delicadamente de un fondo de finas arquitecturas a través de un modelado magistral, mientras que una multitud de datos enriquece todas las situaciones.

En las puertas del Paraíso, Ghiberti se despojó de su dependencia con en comparación con arte tardomedieval y aceptó responsablemente los principios de la representación en visión, más que nada en lo relativo a las creaciones, si bien prosigue llevando a la práctica una estatua ondulante, meticulosa y deliciosa. Se genera de este modo una conseguida fusión de los valores del mejor gótico lineal con el naturalismo clasicista del primer Renacimiento. Además, pese al idealismo que emite de sus figuras, hace aparición en los fondos un repertorio de formas arquitectónicas renacentistas, similar al de Brunelleschi en las puertas norte y mucho más próximo al lenguaje de Leon Battista Alberti en las del Paraíso. Algo similar ocurría en el tabernáculo de San Mateo en Orsanmichele, que pese a su frágil composición gótica puede considerarse fundamentalmente tradicional.

En el final de su historia, hacia 1447, Ghiberti empezó a redactar los tres libros que conforman sus Comentarios, tratado en el que deseó dejar claro cuáles habían sido sus convicciones estéticas. Después de investigar, en el primero, los contenidos escritos viejos de Plinio el Viejo y Vitruvio y de tratar, en el tercero, cuestiones de óptica, anatomía y des, redacta en el segundo la que puede considerarse primera historia del arte moderno. Cuando charla de la pintura italiana encomia las figuras de Giovanni Cimabue, Duccio di Buoninsegna o Giotto, pero en el momento de encargarse de la estatua pasa de puntillas por artistas de la talla de Nicola y Giovanni Pisano, Arnolfo di Cambio o Tino di Camaino. Ello es porque, desde su criterio, el cambio que había tenido rincón en la pintura no había acaecido en la estatua hasta su temporada. Ghiberti pretendió siempre y en todo momento detallar un nexo entre el arte medieval y el viejo. Probablemente, su fórmula podría haber sido durable de no haber aparecido otros artistas mucho más decididos que él a romper, finalmente, con la abstracción gótica en la estatua.

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