La historia de la civilización la escriben las personas queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela sociedad, de una forma u otra,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que tuvo Lisandro de la Torre en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo mientras permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para quienes conocieron a Lisandro de la Torre, sino que a lo mejor produjo una señal mucho más insondable de lo que logremossospechar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Lisandro de la Torre en persona.Lisandro de la Torre ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(Rosario, 1868 - Buenos Aires, 1939) Político argentino. En 1886 se trasladó a Buenos Aires para estudiar derecho; se graduó en el el menor tiempo de un par de años con una proposición sobre el régimen municipal.
En 1890 participó en la revolución del Parque, movimiento civil-militar que, si bien derrotado en las armas, logró el remplazo del presidente Miguel Juárez Celman por el vicepresidente Carlos Pellegrini. Como corolario de la revolución frustrada, 2 de sus líderes, Leandro N. Alem y Aristóbulo Del Valle, se retiraron de la Unión Cívica y crearon la Unión Cívica Radical (UCR). Los prosiguieron Juan B. Justo, principal creador después del Partido Socialista; Hipólito Yrigoyen, que sería en 1916 el primer presidente de la Nación por el radicalismo; José Félix Uriburu, que como general derrocaría al previo en 1930, y Lisandro de la Torre.
Este último volvió a su localidad natal, donde participó del alzamiento armado de la UCR de julio de 1893. En Santa Fe la sublevación fue un éxito: fue depuesto el gobernador y se formó un gobierno provisorio del que Lisandro de la Torre fue ministro de Justicia, pero el movimiento fracasó en el ámbito nacional. Su situación política era en aquel tiempo mucho más próxima a la de Aristóbulo del Valle, negociador y pactista, que a la mucho más inflexible de Leandro Alem.
En 1896 murió Aristóbulo Del Valle, con lo que Lisandro de la Torre quedó adelante de la fracción acuerdista de la UCR, y ese año se suicidó Leandro N. Alem, hecho que dejó a Yrigoyen como jefe del campo intransigente. Al arrimarse las selecciones de 1898, Lisandro de la Torre dirigió el períodico El argentino, en Buenos Aires, para agrupar fuerzas que dejaran a la UCR disputarle a Julio A. Roca la presidencia de la República. Ideó a dicho efecto un convenio con Bartolomé Mitre, ex- presidente a lo largo del periodo 1862-1868, a eso que se opuso terminantemente Yrigoyen. Ante su fracaso, De la Torre renunció a la UCR con una carta que motivó que Yrigoyen lo retara a un desafío, que se hizo el 6 de septiembre de 1897 y que granjeó al primero una lesión en la mejilla.
De vuelta a Rosario, se dedicó a las tareas del campo, pero ha podido además de esto fundar el períodico La República en 1898, con la colaboración de Florencio Sánchez, que se encontraba iniciándose en el periodismo. Viajó entre 1900 y 1902 a París, Londres y principalmente a Estados Unidos, donde ha podido ratificar sus convicciones municipalistas. Admiró la organización federal del país del norte, la que, partiendo de la célula mucho más pequeña, el ayuntamiento con su sheriff, y continuando por el condado, el estado local y por último el gobierno federal, vértice de la pirámide del poder, le pareció la forma mucho más fecunda y sensato de regentar el poder.
Regresó a su país y en 1907 fue presidente de la Sociedad Rural de Rosario y, por año siguiente, volvió a la política fundando la Liga del Sur, cuyo programa político, redactado por exactamente el mismo Lisandro de la Torre, preveía la reforma de la constitución de la provincia de Santa Fe, la del instituto electoral y del Senado provinciales, la concesión a cada distrito rural del derecho a escoger en comicios sus autoridades policiales, su juez de paz y su consejo escolar y la inamovilidad de los jueces. Con esta interfaz logró en 1911 entrar a la legislatura provincial como gerente de la minoría por el departamento de San Lorenzo, pero su actuación fue corto pues la provincia fue intervenida por disidencias internas entre la mayor parte.
En 1912 se sancionó la ley que instituía el voto universal, misterio y obligación para todos y cada uno de los hombres, en remplazo del voto cantado vigente hasta ese instante. Además se establecía que las selecciones se efectuarían sobre los padrones del servicio militar obligación y no basándose en las listas que se elaboraban con los nombres de quienes deseaban anotarse para votar. Asimismo se alteraba el sistema de representación, que preveía en este momento 2 tercios de los escaños para la mayor parte y una tercer parte para la minoría.
El radicalismo decidió entonces alzar el abstencionismo que proclamaba desde la desaparición de Alem y formar parte en las selecciones que se efectuarían ese año. Yrigoyen le solicitó a Lisandro de la Torre que se reincorporara a la UCR, para lo que le ofrecía la jefatura del partido en Santa Fe y la candidatura a gobernador con la condición de disolver la Liga del Sur, un convenio al que el santafecino no accedió.
En situación, Lisandro de la Torre creía, de la misma los primordiales exponentes del gobierno, que la UCR sería incorporada al sistema para convalidarlo pues no conseguiría conseguir mucho más que la minoría, desactivándose de este modo la amenaza continua que formaban los intermitentes alzamientos civil-militares que fomentaba esta agrupación. Pero se confundía; la primera exhibe de su fallo la dieron esas selecciones de 1912 en Santa Fe, en las que se presentó como candidato de la Liga del Sur en rivalidad con radicales y conservadores. En ellas ganó la UCR, exactamente la misma en Buenos Aires, y Lisandro de la Torre fue consagrado diputado nacional por la minoría por Santa Fe, con un orden válido hasta fines de 1915.
En la Cámara de Diputados presentó, a los un par de meses de su incorporación, un emprendimiento de ley de municipalidades que establecía que toda población mayor a doscientos pobladores tenía derecho a escoger su comisario, juez de paz, jefe del registro civil y otras autoridades, y que las comunas de esta manera construídas serían autónomas. La ley no prosperó, no solo pues la mayor parte no la apoyó, sino más bien además de esto pues en un régimen federal las provincias preservan el derecho de reglamentar sus ayuntamientos.
En 1914 murió el presidente Roque Sáenz Peña, administrador de la ley del voto misterio, y fue sustituido por su vicepresidente Victorino de la Plaza, que siguió con su emprendimiento de liberalizar las selecciones confiado en que el partido del gobierno iba a sostener los primordiales resortes del poder, aun la presidencia. Por otro lado, la Liga del Sur, que se había transformado en la expresión política de la burguesía agraria del sur de Santa Fe, examinaba su papel en las próximas selecciones para presidente en 1916, con la seguridad de que podría formalizar un programa de alcance nacional. Sus líderes eligieron entonces fundar, hacia finales de 1914, el Partido Demócrata Progresista (PDP).
Desde un comienzo el PDP estuvo aprisionado desde 2 frentes. El oficialismo lo veía como su viable continuidad, esencialmente por el hecho de que se encaraba a la UCR, pero asimismo por el hecho de que coincidía con el ala reformista que había llevado adelante la reforma electoral. Pero Lisandro de la Torre estimó que el PDP no había nacido para ser la testera electoral del régimen, en este momento modernizado, y su antirradicalismo no había de ser confundido con conservadurismo. De tal modo, la democracia progresista se presentó sola en los comicios de 1916, con la fórmula De la Torre-Carbo. La solicitud fue ganada por la UCR y el PDP consiguió el segundo puesto por enfrente del oficialismo y del socialismo.
El golpe fue bien asimilado por Lisandro de la Torre, preocupado de ahora en adelante de reorganizar su partido para ejercer la oposición. Se causó un nuevo intento por la parte de los conservadores para intentar transformarlo en su caballo de Troya, pero Lisandro de la Torre fue concluyente en ello: manifestó precisamente que su situación no lo ponía a la derecha de la UCR y del presidente Hipólito Yrigoyen, sino más bien muy por contra a su izquierda, mucho más cerca del socialismo de Juan B. Justo y de Alfredo Palacios que del radicalismo.
Rápidamente lo abandonaron los conjuntos conservadores que se habían insertado en su organización con la iniciativa de que habría de transformarse en el jefe de la oposición, nostálgica del pasado. El PDP quedó achicado a su mínima expresión en lo que se refiere a representación, fuertemente en el sur santafecino y en ámbitos medios de la Capital Federal. En 1922, frente a las selecciones de presidentes, el PDP presentó como candidato a una figura menor y Lisandro de la Torre se reservó la candidatura a diputado por su provincia. Es tal como volvió al recinto que había dejado en 1915 y ocupó un escaño hasta 1925. Luego se retiró a la vida privada en el campo.
No obstante, antes del golpe militar del 6 de septiembre de 1930, Lisandro de la Torre regresó a Buenos Aires y se reincorporó a la actividad política. El PDP se declaró en esa ocasión, antes del movimiento golpista, opuesto a todo acto que significase desconocer la constitución nacional. El gobierno surgido del alzamiento llamó a selecciones de presidentes a fines de 1931, tras de una compulsa que probó que el radicalismo proseguía vivo, fundamento por el que se lo declaró interdicto. El régimen había desarrollado la Concordancia, grupo de fuerzas políticas dirigidas por el general Agustín Pedro Justo, y el PDP formalizó una coalición con el socialismo bajo el nombre de Alianza Demócrata-Socialista, cuya fórmula estuvo encabezada por Lisandro De la Torre, mientras que el segundo término correspondía al socialista Nicolás Repetto.
Sabía que se encaraba a la maquinaria política del golpismo, que no se amilanaría frente a la oportunidad de hacer un estafa. En el ámbito nacional las selecciones fueron ganadas por la fórmula oficial, pero la Alianza triunfó en la Capital Federal y en la provincia de Santa Fe. El socialismo logró integrar 43 miembros del congreso de los diputados nacionales y 2 miembros del senado, al paso que el PDP conseguía la gobernación de Santa Fe y el ingreso de Lisandro de la Torre al Senado.
En 1934 se formó una comisión en el senado para investigar las exportaciones de carnes al Reino Unido, de la que formaba parte Lisandro de la Torre, que dio sitio a eso que en la historia argentina se dió en llamar "el enfrentamiento de las carnes". El pacto Roca-Runciman, entre Argentina y Gran Bretaña, fijaba que un 15% del total de las exportaciones de carnes a ese país podían efectuarse mediante frigos argentinos, mientras que las sobrantes debían procesarlas los de origen inglés. Esto creaba una situación de monopolio por la parte de estos últimos que dañaba los intereses de los pequeños productores, que no tendrían otra oportunidad que venderles su producción a los ingleses.
Pero en el momento en que han comenzado las indagaciones se pusieron en prueba, por la parte de los frigos extranjeros, maniobras de toda índole para esconder ganancias y omitir impuestos. En la sesión del Senado del 23 de julio de 1935, donde Lisandro de la Torre interpeló al ministro de Hacienda, un sujeto del público le disparó, pero falló y también hirió de muerte al senador Enzo Bordabehere, de la provincia de Santa Fe. El enfrentamiento se suspendió y el Senado, gobernado por el oficialismo, negó su aprobación al despacho propiciado por la comisión, si bien el ministro de Hacienda, Pinedo, y el de Agricultura, Duhau, debieron renunciar.
La contraofensiva del régimen no se realizó aguardar, y fue intervenida la provincia de Santa Fe hacia fines de 1935 para eludir un nuevo triunfo del PDP. Lisandro de la Torre fue acusado de comunista y, desazonado, renunció a su escaño en el primer mes del año de 1937. Durante los un par de años siguientes se dedicó a dictar charlas, pero rechazó múltiples promociones para incorporarse a distintas universidades como instructor. En 1952 se han publicado sus alegatos y escritos en Obras Completas de Lisandro de la Torre (tres tomos).
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