Leopoldo Marechal

Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la trascendencia que atesoró Leopoldo Marechal en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo mientras estuvo en el mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Leopoldo Marechal, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más vasta de lo que podamosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Leopoldo Marechal de modo personal.Leopoldo Marechal fue una de esas personas que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer las luces y las sombras de las personas destacadas como Leopoldo Marechal, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es una cosa básica para que seamos capaces de valorar no sólo la vida de Leopoldo Marechal, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Leopoldo Marechal, gentes a quienes de de una u otra forma Leopoldo Marechal influyó, y ciertamente, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Leopoldo Marechal.

Vida y Biografía de Leopoldo Marechal

(Buenos Aires, 1900 - 1970) Narrador, poeta, dramaturgo y ensayista argentino relacionado en un inicio al vanguardismo, si bien entonces se orientó hacia posiciones filosóficas neoplatónicas y de carácter nacionalista. Autor de Adán Buenosayres (1948), entre las novelas rupturistas que en la década de 1940 apuntaban hacia la superación del realismo dominante, Leopoldo Marechal forma parte al nutrido conjunto de escritores que preludiaron el «Boom» de la literatura latinoamericana de los años 60 y que serían reconocidos merced a ese fenómeno editorial; en este sentido debe situársele al lado de autores de la talla de Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, José María Arguedas o Agustín Yáñez.

Si bien fundamentalmente porteño, Leopoldo Marechal sostuvo ajustado contacto con la vida rural de Maipú, localidad provinciana a la que iba a conocer a su tío, acompañándolo en sus viajes por el interior. Allí le llamaban "Buenos Aires", nombre que adoptaría para el personaje principal de su conocida novela. A los dieciocho años quedó huérfano de padre y su condición de primogénito lo forzó a hacerse cargo de la familia: trabajó como profesor, bibliotecario y instructor de segunda enseñanza hasta 1955. Ocupó cargos públicos a lo largo de los gobiernos de Juan Domingo Perón, situación que lo llevó al combate con sus viejos compañeros de generación literaria y postergó al olvido su obra, descubierta entonces por las novedosas generaciones.

Fue poeta precoz: a los 12 años escribió los primeros versos y publicó Los aguiluchos con poco mucho más de veinte. Se vinculó a los conjuntos Proa y Martín Fierro. En 1926, en España, se relacionó con los articulistas de La Gaceta Literaria y Revista de Occidente, al paso que en Francia se reunía con los pintores y escultores del llamado conjunto de París: Antonio Berni, José Fioravanti y Lino Eneas Spilimbergo, entre otros muchos. En 1928, ahora de vuelta a Argentina, pasó a ser parte de la redacción del recién fundado períodico El Planeta.

A lo largo de su segundo viaje a Europa, en 1929 (año en que publicó Odas para el hombre y la mujer), Leopoldo Marechal escribió los episodios iniciales de Adán Buenosayres. Vivió hasta 1931 en París y a su regreso conoció a la que sería su primera mujer, María Zoraida Barreiro, y se reconcilió con la Iglesia católica. Publicó, entre otros muchos, los poemarios Laberinto de amor (1936), destinado a su primera mujer, Cinco poemas australes (1938), El centauro y Sonetos a Sophia (1940). En Descenso y ascenso del alma por la hermosura (1939) dio cuenta de su poética, al paso que su posición estética y filosófica está en Cuaderno de navegación (1966). Enviudó en 1947 y en 1950 se unió a Elbia Rosbaco, inspiradora y receptora de sus nuevos poemas.

Adán Buenosayres es al unísono alegoría, autobiografía y novela en clave que tiene como individuos a los exponentes de la vanguardia porteña, entre ellos Jorge Luis Borges. No fue bien recibida por la crítica, que la vio injusta y relativamente como "una mala copia" del Ulises de James Joyce, y acalló lo fundamental: su carácter insólito en la tradición novelística en español, y la independencia del mismo modo nueva en la utilización del lenguaje narrativo, puntos que solo resaltó Julio Cortázar, por entonces un irreconocible columnista que la saludó con lucidez y alborozo.

Obra en clave, de enorme vigor alegórico y satírico, redactada desde una visión cristiana y platónica que halla su conveniente modelo estructural en la Divina Comedia de Dante, Adán Buenosayres se distribuye en tres partes: en la primera el personaje principal, Adán, lúcida y efectúa una expedición con un astrólogo y un conjunto de "martínfierristas" por las calles y las afueras de Buenos Aires; en la segunda figura la biografía espiritual de Adán ("El cuaderno de tapas azules"), y en la tercera cuenta el descenso al infierno de la obscura localidad de Cacodelphia.

El banquete de Severo Arcángelo (1966) carece del andamiaje verdadera y en determinada medida costumbrista de la previo, pero es también una alegoría de tipo platónico. Megafón o la guerra (1970), su tercera novela, no alcanzó la riqueza de las precedentes, pero es una síntesis, en determinado sentido testamentaria, de las inquietudes políticas y metafísicas del creador, ligadas a la experiencia peronista.

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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de una persona como Leopoldo Marechal, que detentó su importancia en una época concreta, es indispensable tratar de mostrar un aspecto de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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