Ya sea inspirando a otras personas o siendo parte de la actuación. Leonardo Sciascia es uno de esos seres humanos cuya vida, en efecto, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Leonardo Sciascia es comprender más acerca de un periodo concreto de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que tuvo Leonardo Sciascia en la historia. La manera en que vivió y aquello que hizo durante el tiempo que permaneció en el mundo fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Leonardo Sciascia, sino que tal vez dejó una huella mucho más profunda de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Leonardo Sciascia en persona.Leonardo Sciascia fue una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Leonardo Sciascia, cautivan nuestra atención, deben valernos siempre como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Leonardo Sciascia, el motivo por qué Leonardo Sciascia vivió del modo en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a vislumbrar mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.
Vida y Biografía de Leonardo Sciascia
(Racalmuto, 1921-Palermo, 1989) Narrador y político italiano que defendió en sus novelas y ensayos la ética de la razón en frente de la desintegración y el caos propugnados por la mafia o el terrorismo italianos.
No despreció ni la opinión (como puso de manifiesto en El caso Aldo Moro, donde meditaba sobre el rapto del presidente de la Democracia Cristiana) ni la participación política directa: fue diputado del partido Radical entre 1979 y 1983. Su situación de intelectual puesto en compromiso no tuvo una representación literaria torpe o dogmática. Por el opuesto, usó una escritura de tipo tradicional para alumbrar con precisión extrema algunas zonas de la verdad.
Las parroquias de Regalpetra (1956), enlazada a la tradición del neorrealismo y de la literatura meridional, fue la primera novela que despertó un interés nacional. Al igual que los cuentos de Los tíos de Sicilia (1958 y 1961) eran documentos falsos de un imaginario rincón de Sicilia. Como resaltó después, estos contenidos escritos crearon una indagación sobre "la narración de una progresiva desaparición de la razón y la narración de esos que fueron convulsionados y aplastados por ese ocaso del pensamiento".
Sciascia usó las maneras de la novela negra para desentrañar el homicidio del sindicalista comunista Miraglia en El día de la lechuza (1961), primer relato donde la mafia se representa como una organización colega-económica en el Estado, y en A cada quien lo lo propio (1966). Proceso y enjuiciamiento de una situación que le llevó a decir: "Odio, detesto Sicilia en exactamente la misma medida que la amo". La indagación histórica y las falsificaciones y también farsas del pasado dan forma a El consejo de Egipto (1963) y asimismo a Muerte del inquisidor (1964), personaje que resurge, adjuntado con los horrores del sistema de castigos, en los cuentos ensayísticos de La cuerda de los locos (1970).
La situación italiana metafórica o directa hace aparición en El contexto (1971) y Todo modo (1974), novelas donde se combina la pérdida de la racionalidad con las complejidades barrocas producidas en los trágicos y oscuros hechos de la década de 1970. Inspirado en Voltaire, escribió Cándido o un sueño siciliano (1977), suerte de autobiografía intelectual donde ofrece ciertas resoluciones racionales a las tinieblas y expresa su infortunio de las formas políticas habituales.
No menos atrayentes resultan los ensayos que dedicó a la memoria de determinados individuos y hechos visibles: Atti relativi alla morte de Raymond Roussel (1971), que se suicidó en Palermo en 1933, o Los navajeros (1976), sobre un complot tramado en 1862; o los cuentos cortos de corte policiaco como La desaparición de Majorana (1975), sobre la extraña sepa de un físico. Sus últimas proyectos esenciales fueron 1912 1 (1986) y El caballero y la desaparición (1989), apoyado en un grabado de Durero y donde, en forma de testamento, examina la experiencia de la desaparición.
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Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son en todos los casos esenciales, ya que marcan la diferencia, y en el caso de la vida de un ser como Leonardo Sciascia, que tuvo su relevancia en un momento histórico concreto, es imprescindible intentar ofrecer una visión de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.
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