La historia del mundo está contada por los hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado queel mundo, de una forma u otra,avance.
(Los Ángeles, 1898 - 1969) Director de cine estadounidense. Entre los cineastas que contribuyeron a ratificar el estilo tradicional de Hollywood, bañado por el encanto de las estrellas y una infecciosa alegría de vivir, Leo McCarey ocupó un espacio muy singular. Prototipo de artesano eficaz, con una insuperable aptitud para la comedia ridícula y el drama romántico, consiguió enormes reconocimientos entre la crítica desde los 2 Oscar con que fue premiado en el segundo tramo de su trayectoria: en 1937 por La zorrilla puritana y en 1944 por Siguiendo mi sendero.
Formado en la escuela de la comedia slapstick, género para el que inspeccionó y dirigió cerca de trescientos cortos, su entrada en el cine fue no obstante una cuestión de cercanía geográfica mucho más que de vocación. De hecho, llegaría a licenciarse en Derecho por la Universidad de California y a ejercer como letrado, pero su matrimonio en 1920 le impulsó a evaluar suerte en la próxima industria cinematográfica, que se asentaba en la radiante California.
Sus principios en este lote se generaron en calidad de tercer ayudante de dirección de Tod Browning en la Universal, conocida por sus películas de terror. Hasta que, contratado por Hal Roach, se erigió en entre los mucho más eficientes autores de gags para el habitual conjunto "La Pandilla" ("Our Gang") de esta manera para la pareja formada por Stan Laurel y Oliver Hardy, o para comediantes tan especiales en su estilo como Harold Lloyd y W. C. Fields.
La llegada del sonoro provocó la lenta muerte del género slapstick, con lo que McCarey decidió admitir el contrato que le ofrecía la Fox para complementarse en su seno como directivo de comedias frívolas del estilo de Esposa a medias (1930) y también Indiscreta (1931), o de parodias como Torero por fuerza (1932). Sin embargo, por año siguiente brincó a la Paramount, donde halló un mayor espacio para la imaginación y más que nada para probar su hasta el momento prácticamente ignota utilidad.
Tras la mítica colaboración con los hermanos Marx en Sopa de ganso (1933), entre las comedias mucho más alegremente descabelladas de la historia del cine, encadenó títulos de géneros variados hasta su definitivo salto a la popularidad con La zorrilla puritana (1937), que de paso serviría para granjearle un prestigio como directivo sólido y eficiente mientras que lleno de talento narrativo.
Con todo, fueron sus dramas musicales al lado de Bing Crosby los que le dieron el respeto absoluto por la parte de la industria cinematográfica. Siguiendo mi sendero (1944) y Las campanas de Santa María (1945) enseñaron la faceta sentimental y religiosa de un directivo que pretendía conseguir un cine humanista, próximo a los inconvenientes sociales rutinarios y bañado por un chispeante liberalismo.
Estos éxitos tendrían continuidad posterior con la comedia romántica Tú y yo (1957), interpretada en sus papeles estelares por Cary Grant y Deborah Kerr. Este largo se convirtió con el pasar de los años entre los tradicionales mucho más condecorados de la historia del cine mediante consecuencias y remakes como Algo para rememorar (1993), que protagonizaron Tom Hanks y Meg Ryan. Pero a fines de la década de los cincuenta el estilo tradicional de Leo McCarey empezaba a ser ahora para entonces un signo escencial del ilustre pasado, con lo que tras la bromista Satanás jamás muere (1962) se impuso a sí mismo una reservada retirada.
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