Lenin

La historia universal está contada por aquellas mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado quela sociedad, de una forma u otra,prospere.

Ya sea inspirando a más seres humanos o formando parte de la acción. Lenin es uno de esos seres humanos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el grado de influencia que tuvo en la historia.Comprender la biografía de Lenin es comprender más acerca de etapa determinada de la historia del género humano.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la importancia que tuvo Lenin en la historia. La manera en que vivió y las cosas que hizo en el tiempo en que permaneció en la tierra fue determinante no sólo para quienes trataron a Lenin, sino que posiblemente dejó una señal mucho más profunda de lo que logremosimaginar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Lenin personalmente.Lenin fue uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Comprender lo bueno y lo malo de las personas significativas como Lenin, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es una cosa fundamental para que seamos capaces de poner en valor no sólo la existencia de Lenin, sino la de todos aquellos y aquellas que fueron inspiradas por Lenin, gentes a quienes de de una forma u otra Lenin influyó, y sin duda, comprender y entender cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Lenin.

Vida y Biografía de Lenin

(Vladimir Ilich Ulianov; Simbirsk, 1870 - Nijni-Novgorod, 1924) Líder comunista ruso que dirigió la Revolución de octubre y creó el régimen comunista soviético. Miembro de una familia de clase media de la zona del Volga, su animadversión contra el régimen zarista se exacerbó desde la ejecución de su hermano en 1887, acusado de conspiración. Estudió en las universidades de Kazán y San Petersburgo, en donde se instaló como letrado en 1893.

Sus ocupaciones contra la autocracia zarista le llevaron a tomar contacto con el primordial líder innovador ruso actualmente, Gueorgui Plejánov, en su exilio de Suiza (1895); fue él quien le persuadió de la ideología marxista. Bajo su predominación, contribuyó a fundar en San Petersburgo la Liga de Combate por la Liberación de la Clase Obrera, feto del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso encabezado por Plejánov.

En 1897, Lenin fue detenido y deportado a Siberia, donde se dedicó al estudio sistemático de las proyectos de Marx y Engels (en especial El capital, que había descubierto en su etapa académico) y realizó su primer trabajo sobre la app del pensamiento marxista a un país retrasado como Rusia (El avance del capitalismo en Rusia), señalando el progreso de la revolución industrial a pesar del semifeudalismo de las construcciones dominantes. Tras su liberación en 1900 partió al exilio y creó en Ginebra el jornal Iskra («La Chispa»), en colaboración con Plejánov; por entonces publicó la obra Qué realizar (1902), en donde defendió la oportunidad de llevar a cabo vencer en Rusia una revolución socialista con tal que estuviese apuntada por una vanguardia de revolucionarios expertos decididos y organizados como un ejército.

En el II Congreso del Partido Socialdemócrata Ruso (1903), Lenin impuso aquellas ideas adelante del conjunto extremista bolchevique, que defendía su modelo de partido poderosamente disciplinado como vanguardia de una revolución que creía posible en un corto plazo; en 1912 quedaría confirmada terminantemente la separación con la minoría menchevique de Plejánov y Martov, apegada a un modelo de partido de masas que preparara las condiciones para el triunfo de la revolución obrera a mucho más largo período, pasando antes por una época de democracia burguesa.

En 1905 Lenin volvió a San Petersburgo para formar parte en la revolución que había explotado en Rusia a consecuencia de la derrota en la Guerra Ruso-De Japón; si bien el régimen zarista superó la crisis, Lenin consideró aquel movimiento como un «ensayo general» de la revolución socialista, del que apreció en especial la manera organizativa espontánea de los revolucionarios rusos, como eran los sóviets o consejos populares. El fracaso de aquella revolución le forzó a exilarse nuevamente en 1907.

Lenin luchó por captar sus posiciones radicales a otros líderes socialistas, al paso que completaba un programa innovador de app instantánea para Rusia: mezclando la herencia del marxismo con la tradición insurreccionalista de Louis Auguste Blanqui, ha propuesto predecir la revolución en Rusia por ser este entre los «eslabones enclenques» de la cadena capitalista, en donde un pequeño conjunto de revolucionarios decididos y bien organizados podía arrastrar a las masas obreras y campesinas a una revolución, de la que saldría un Estado socialista. En El Estado y la Revolución (1917), Lenin definía ese Estado como una etapa transitoria y precisa de dictadura del proletariado, que habría de elaborar el sendero para el futuro comunista.

El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18) le dio la posibilidad de poner en práctica sus ideas: definió la contienda como fruto de las contradicciones del capitalismo y del imperialismo (El imperialismo, etapa superior del capitalismo, 1916) y, en nombre del internacionalismo proletario, llamó sin éxito al movimiento socialista mundial a editar la contienda en una guerra civil extendida; después, el deterioro del régimen zarista por efecto de la guerra le dejó meditar en publicar la revolución socialista en su país como primer paso para una era de revolución mundial.

La Revolución rusa

En el momento en que la Revolución de febrero de 1917 derribó al zar Nicolás II y llevó al gobierno a Kerenski, Lenin regresó apuradamente a Rusia con la asistencia del ejército alemán (que veía en Lenin un agitador con la capacidad de debilitar a su oponente Rusia). Publicó sus Tesis de Abril ordenando a los bolcheviques cesar en el acompañamiento al gobierno provisional y elaborar su revolución a través de la reclamación de «todo el poder para los sóviets».

Un primer intento fracasado en el mes de julio le forzó a resguardarse en Finlandia, dejando que fuera Trotski quien dirigiera al partido para tomar el poder a través de un golpe de Estado en los primeros días de noviembre de 1917 (según el calendario occidental). El golpe se transformó en la triunfante Revolución de octubre merced a la estrategia bolchevique de centrar sus solicitudes en el objetivo de la guerra (lo que les atrajo el acompañamiento de los soldados y las clases populares) y el reparto de tierras (que les dejó tener la simpatía del campesinado). Lenin regresó enseguida para comandar el nuevo gobierno o Consejo de Comisarios del Pueblo.

Como líder indiscutido del Partido (que en 1918 pasó a nombrarse Partido Comunista), dirigió desde ese momento la edificación del primer Estado socialista de la historia. Cumplió sus promesas iniciales al separar a Rusia de la guerra por la Paz de Brest-Litowsk (1918) y repartir a los campesinos tierras expropiadas a los enormes terratenientes. Pero, siendo consciente del carácter minoritario de sus ideas radicales, probado por los desenlaces electorales, despreció la tradición democrática del socialismo occidental y adoptó una beligerante dictadura de partido único, empleando métodos brutales de opresión: disolvió la Asamblea constituyente (1918), proscribió a la oposición y creó una policía política para perseguir a los disidentes.

A escala mundial, Lenin demandó a el resto partidos socialistas lealtad absoluta a sus directivas, ocasionando la escisión del movimiento obrero con la aparición en todos y cada uno de los países de partidos marxistas sometidos al control de una Tercera Internacional comunista (Komintern) con origen en Moscú (1919). Delegó en Trotski la organización del Ejército Rojo, con el que logró soportar al ataque mezclado de los ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y la intervención extranjera en el curso de una extendida Guerra Civil (1918-20). Una vez recuperado el control del viejo imperio de los zares, articuló el territorio creando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1922), a la que dotó de organización formal por la Constitución de 1923.

Acuciado por las pretensiones de la guerra, pero asimismo siguiendo sus convicciones ideológicas, impuso una política de socialización instantánea de la economía, nacionalizando los primordiales medios de producción y sometiendo las ocupaciones a una rigurosa planificación central (comunismo de guerra); las adversidades de una transformación tan extremista (que jamás había sido sosprechada por Marx) provocaron el hundimiento de la producción y una desorganización general de la economía rusa.

Lenin tuvo entonces el pragmatismo bastante para corregir sus fallos iniciales, persuadiendo a su partido de la necesidad de ingresar la Nueva Política Económica (1921), que consistió en regresar atrás en el sendero de la socialización, dejando un cierto margen para la independencia de mercado y la idea privada (autorización de inversiones extranjeras, independencia de sueldos), con lo que logró una apreciable restauración económica.

Aquejado por una grave patología, Lenin salió retirando pausadamente de la dirección política, mientras que veía de qué manera sus ayudantes -singularmente Trotski y Stalin- empezaban la disputa por la sucesión; antes de fallecer llegó a dejar perseverancia de su preocupación por la creciente burocratización del Partido y del Estado, tal como por la ascensión de Stalin, del que desconfiaba. Pese a ello, fue ciertamente Stalin quien le sucedió, y si bien desvirtuó en parte la herencia política del principal creador del Estado soviético, logró transformar a la URSS en una capacidad con la capacidad de asumir un liderazgo esencial en la Segunda Guerra Mundial y en el orden bipolar de la «guerra fría».

La URSS subsistió a su constructor bajo un régimen comunista hasta 1991; durante su vida, el movimiento comunista (apoyado en la ideología marxista-leninista) se extendió por todo el planeta, inspirando revoluciones y regímenes políticos tan esenciales como los colocados en Europa central y oriental, China, Cuba o Vietnam. La figura de Lenin fue objeto de un culto semirreligioso bajo el régimen soviético: su cuerpo fue embalsamado y expuesto en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú; su localidad natal fue rebautizada en su honor como Ulianovsk y la ciudad más importante en donde desarrolló su pelea política (San Petersburgo o Petrogrado) cambió su nombre por el de Leningrado.

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