La historia del mundo la cuentan aquellas mujeres y hombres quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han originado quela sociedad, de un modo u otro,progrese.
Si has llegado hasta aquí es porque tienes consciencia de la relevancia que detentó Lázaro Cárdenas en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que estuvo en este mundo fue determinante no sólo para las personas que frecuentaron a Lázaro Cárdenas, sino que tal vez dejó una huella mucho más profunda de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Lázaro Cárdenas de forma personal.Lázaro Cárdenas fue una persona que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Lázaro Cárdenas, cautivan nuestra atención, tienen que valernos en todo momento como referencia y reflexión para conferir un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de entender la biografía de Lázaro Cárdenas, porqué Lázaro Cárdenas vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Lázaro Cárdenas del Río; Jiquilpán, 1891 - Ciudad de México, 1970) Militar y político mexicano que fue presidente de México entre 1934 y 1940. Recordado y amado como entre los mayores estadistas mexicanos de siempre, Cárdenas logró mucho más que algún otro presidente para consolidar la Revolución mexicana y llevar a la práctica sus especiales de justicia y también igualdad.
Estable defensor de una política modernizadora y democrática, Lázaro Cárdenas fomentó la educación a todos y cada uno de los escenarios, estimuló la capacitación de organizaciones sindicales, renovó la administración pública y también impulsó, como absolutamente nadie lo había hecho antes, la reforma agraria. Sus convicciones nacionalistas lo llevaron a nacionalizar los trenes en 1937 y, por año siguiente, la industria petrolera, que se encontraba a cargo de compañías británicas y estadounidenses. Su posicionamiento a favor de obreros y campesinos en frente de los intereses de los poderosos y la defensa de los elementos naturales en frente de las injerencias de las compañías extranjeras le dieron un prestigio y una aureola de honestidad que preservaría tras dejar la presidencia.
Biografía
Que viene de una familia indígena muy modesta, Lázaro Cárdenas del Río recibió solamente una educación elemental. En 1914 se unió a la Revolución mexicana (que había explotado 4 años antes), dando comienzo a una carrera militar donde ascendería con velocidad: diez años después era ahora general de brigada. Durante exactamente la misma defendió la causa constitucionalista de Venustiano Carranza, fue designado jefe de operaciones en Veracruz y Michoacán y resultó herido en la guerra de Huejotitlán (1923).
Lázaro Cárdenas brincó a la política bajo la protección de otro militar innovador, el presidente Plutarco Elías Calles. En 1928 fue escogido gobernador de Michoacán, cargo que aprovechó para efectuar una esencial tarea reformadora que acreditó su valía política en todo el país: creó varias academias, impulsó el reparto de tierras y fomentó las asociaciones sindicales y la democratización de la facultad. Posteriormente fue ministro del Interior (1930-32) con Pascual Ortiz Rubio y ministro de la Guerra (1932-34).
En 1934 ganó las selecciones de presidentes, siempre y en todo momento bajo la protección de Calles, que proseguía ejercitando enorme predominación en la vida política mexicana; pero, una vez en el poder, Lázaro Cárdenas se emancipó de su tutela y adoptó una línea política propia, mucho más inclinada hacia la izquierda. Llegó aun a despedir del país a su viejo asegurador, que debió exilarse en Estados Unidos (1936). Creó el Partido Revolucionario Mexicano (antecedente del posterior PRI), en el que se integraron un extenso fantasma de reformistas y progresistas: marxistas y socialistas, liberales radicales, la Confederación de Trabajadores Mexicanos y la Confederación Nacional de Campesinos.
La presidencia de Cárdenas (1934-1940)
Bajo el lema «México para los mexicanos», Cárdenas llevó adelante una política de nacionalizaciones, en especial trascendente por lo relacionado al petróleo; ello le encaró con Estados Unidos y le forzó a buscar usuarios en Alemania. También se encargó de resguardar a la población indígena, impulsó la reforma agraria, combatió el latifundismo, nacionalizó los trenes y estableció una enseñanza pública laica, gratis y obligatoria. En determinante, un giro socializante del México posrevolucionario, que hay que situar en el contexto de la depresión económica mundial de los años treinta y el New Deal de Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos.
De estas realizaciones debe destacarse su ambicioso programa de reforma agraria. El gobierno de Cárdenas organizó el reparto de sobra de dieciocho millones de hectáreas entre los despojados mexicanos, cerca del doble de lo que todos y cada uno de los gobiernos de sus precursores juntos habían llegado a repartir. Pero la distribución de tierras sin proveer los servicios de infraestructura precisos lleva a una agricultura de subsistencia donde el campesino es con la capacidad de dar de comer a su familia, pero no de generar excedente para el mercado. Para eludir los inconvenientes del abastecimiento de las ciudades y del mercado de exportación, Cárdenas recurrió a un sistema comunal auténticamente mexicano, el ejido. Los ejidos incluían a cientos y cientos de familias a las que el Banco de Crédito Ejidal daba financiación, academias y centros de salud.
De primordial relevancia fue además la cuestión del petróleo, donde Cárdenas mostró su valentía y supo sostenerse estable en frente de Estados Unidos. Cuando en 1938 anunció la expropiación de las compañías británicas y estadounidenses de petróleo, medida que tenía el acompañamiento de todo el país, la reacción del capital estadounidense fue soliciar a Roosevelt la intervención. El presidente Roosevelt, no obstante, había defendido la no injerencia en los países vecinos con su política de "buena vecindad". El gobierno de Cárdenas creó un monopolio estatal, Petróleos Mexicanos (PEMEX), verdadero buque insignia de la nacionalización de los elementos, y logró, no sin algunas adversidades iniciales, sortear el boicot en todo el mundo al petróleo azteca.
Mucho más polémica fue la implantación de una educación "socialista", término que quedó envuelto en la indefinición; pero, además del inconveniente ideológico, la educación se extendió por el país y llegó a campos y a extensas áreas rurales que jamás había alcanzado: en seis años se duplicó el número de academias. En la pelea contra los fascismos, cuyo apogeo llevaría a la Segunda Guerra Mundial, fue importante la acogida que Cárdenas dispensó a los asilados republicanos españoles que, perdida la Guerra Civil en 1939, escapaban del régimen de Franco.
El sexenio de Cárdenas, para resumir, fue un periodo de tiempo de estabilidad a nivel político que legó a la posteridad adelantos significativos en temas de economía, educación y proyectos públicas. Cárdenas dejó la presidencia en 1940, pero no la vida política, donde prosiguió ejercitando notable predominación: fomentó la candidatura de Manuel Ávila Camacho, que le sucedió en el periodo de tiempo 1940-1946, y él mismo aceptó el cargo de ministro de la Guerra entre 1942 y 1945. También cooperó con el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964).
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