Laureano Figuerola

La historia de las civilizaciones la cuentan las mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela sociedad, de una forma u otra,avance.

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la importancia que tuvo Laureano Figuerola en la historia. El modo en que vivió y aquello que hizo en el tiempo en que permaneció en este mundo fue determinante no sólo para quienes conocieron a Laureano Figuerola, sino que a caso dejó una huella mucho más insondable de lo que podamosfigurar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Laureano Figuerola de forma personal.Laureano Figuerola fue uno de esos seres humanos que, por alguna causa, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Laureano Figuerola, atraen nuestro interés, deben valernos en todo momento como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Laureano Figuerola, el motivo por qué Laureano Figuerola vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos impulsará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de Laureano Figuerola

(Laureano o Laureà Figuerola Ballester; Calaf, 1816 - Madrid, 1903) Economista y político español. Fundador de la Sociedad Libre de Economía Política, defendió activamente el librecambismo y la necesidad de editar las construcciones políticas del régimen. Siendo ministro de Hacienda, efectuó en 1868 la reforma monetaria que estableció como base la peseta. La abolición del arancel (1869) provocó enormes tensiones, especialmente entre el régimen y los intereses de los industriales catalanes.

Integrante en 1835 de la Junta de Barcelona, Laureano Figuerola contribuyó a la normalización y unificación de la enseñanza en los primeros años de la década de 1840 con la publicación de proyectos como el Manual Completo de Enseñanza (1841) y la Guía legislativa y también inspectiva de instrucción principal (1844), tal como con la creación, en 1846, de la Escuela Normal de Barcelona. Entre 1847 y 1853 ejercitó como catedrático de Economía Política y Derecho Político y Administrativo en la Universidad de Barcelona, y en 1853 como catedrático de Derecho Político en la de Madrid.

Escogido diputado del Partido Progresista a lo largo del Bienio Progresista (1854-1856) y en 1858, en 1859 ingresó en la Asociación para la Reforma de Aranceles del Cobden Club de Londres. En 1860 creó, al lado de resaltadas personalidades liberales, como José Echegaray y Segismundo Moret, la Sociedad Libre de Economía Política, institución que encabezó y que orientó su actividad a la defensa de la doctrina económica del librecambio.

Figuerola participó en la Revolución de 1868, con la que se inició el Sexenio Democrático (1868-1874), a lo largo del como integró la Junta de Madrid y, más tarde, fue nombrado ministro de Hacienda en los Gobiernos encabezados por los en general Francisco Serrano (1868-1869) y Juan Prim (1869-1870); en este último fue substituido por Constantino Ardanaz.

Las primeras medidas de Laureano Figuerola como ministro de Hacienda estuvieron destinadas a beneficiar el avance del capitalismo a través de la implantación de una política económica absolutamente liberal. Para hacer este planteo era urgente arrancar la reforma fiscal, que se inició con la supresión de impuestos de los consumos (1868), sustituido por el impuesto personal designado a gravar la riqueza individual (su escasa efectividad forzó a abolirlo por año siguiente), y los impuestos de caballerías y carruajes, de la renta de la sal y de las sucesiones directas. Figuerola deseaba sustituir todos estos impuestos por el impuesto sobre la renta, idea que no llegó a efectuarse, por ejemplo causas por las adversidades que acarreaba su recaudación.

Otra labor que Figuerola debió enfrentar fue la reducción del esencial déficit hacendístico (superaba los quinientos millones de pesetas, con una deuda oprimida durante más de seiscientos), que trató de solucionar a través de tres emisiones de títulos: la primera constó de bonos del Tesoro, con lo que se afianzó medio déficit, hecho que en la práctica forzaba a sostener emisiones indefinidas de deuda exterior; las otras 2 (el llamado empréstito Rothschild y el contraído con el Banco de París) tuvieron un coste muy alto, en tanto que se presentaron como garantía las minas de Almadén (Localidad Real).

La escasa eficiencia que tuvieron las medidas adoptadas por Figuerola (fracasó en la reforma fiscal y no resolvió el endeudamiento) llevó a una situación de bancarrota perpetua, que se sostuvo a lo largo de todo el Sexenio Democrático. Mayor éxito tuvo la reforma monetaria (1868), con la que logró fijar la peseta como unidad de cuenta y amoldar el patrón bimetálico de la Unión Monetaria Latina. También se flexibilizó la legislación referida al control y creación de bancos, tanto transmisores como territoriales, estos últimos premeditados a impulsar las ocupaciones agrarias.

Sin embargo, el punto primordial de su programa económico fue la Ley de Bases Arancelarias (el llamado arancel Figuerola), difundida en 1869 y destinada a ingresar el librecambismo con la meta de actualizar y abrir al exterior la economía de españa. La novedosa legislación suprimía todas y cada una de las limitaciones tanto para las exportaciones para las importaciones, incluyendo el derecho diferencial de bandera, y establecía para las mercancías tres géneros de derechos de aduanas: fiscales, de balanza y expepcionales; estos últimos, según la Base quinta, se sostendrían inalterados hasta 1875, si bien después experimentarían una reducción gradual que debía acabar en 1881.

Entre las consecuencias mucho más positivas de esta política aperturista fue la entrada de capital y tecnología extranjeras, hecho que incidió en especial en el avance de campos como la minería y la siderurgia. Buen ejemplo de esto son las minas de mercurio de Almadén, traspasadas a los Rothschild, quienes se comprometieron a lograr una producción mínima de forma anual de 32.000 francos, muy mayor a la conseguida frecuentemente.

La puesta en práctica del arancel Figuerola contó con una fuerte oposición de los conjuntos colega-económicos incondicionales del proteccionismo, encabezados por la burguesía catalana y por los cerealistas castellanos, que formaban un considerable conjunto de presión con representantes en todos y cada uno de los partidos. Las manifestaciones tuvieron una extensa influencia entre los industriales de Cataluña, organizados cerca de la asociación Fomento de la Producción Nacional (establecida en 1869) y la Liga Proteccionista Española, construída exactamente el mismo año en Barcelona por hombres de negocios y obreros correspondientes al Círculo de Dependientes de Comercio.

El primordial razonamiento de los proteccionistas catalanes (encabezados por Juan Güell, Bonaventura Aribau y Pedro Bosch y Labrús, entre otros muchos), más que nada en la situacion de la industria textil algodonera, era la imposibilidad de competir en igualdad de condiciones con experimentadas potencias industriales como Inglaterra (cuna de la revolución industrial), de forma que la implantación del librecambismo equivaldría a la destrucción de una esencial fuente de riqueza y de empleo. Sin embargo, para Figuerola y los librecambistas (Segismundo Moret, Emilio Castelar, Gumersindo de Azcárate), el cuidado de los aranceles acarreaba perpetuar el aislamiento y el retardo de la economía de españa en relación a los países mucho más desarrollados, situación que imposibilitaba la maduración del capitalismo. Las duras críticas que recibió su administración adelante del Ministerio de Hacienda le impulsaron a renunciar.

No solo sus contemporáneos vacilaron de la efectividad de imponer un librecambismo extremista, sino ciertos economistas recientes, como Ramón Tamames, han afirmado que, de haberse mantenido el arancel de 1869 en las décadas siguientes, parte importante de la industria ahora establecida habría desaparecido.

Esta proposición fué rebatida por autores como Gabriel Tortellá, que han defendido la iniciativa de que, sin aranceles, la industria se habría visto obligada a superar hacia la especialización en artículos menos damnificados por la competitividad del mercado mundial (como ocurrió en Bélgica y Suiza), desarrollo que además de esto hubiese tenido efectos positivos para el ámbito industrial: mecanización, incremento de la competitividad (descenso de los costos) y elaboración de modelos de más calidad. Ello es asimismo aplicable a los dueños agrícolas, quienes preferían cultivar el cereal con métodos primitivos y venderlo costoso en el mercado nacional que poner en riesgo sus capitales para acrecentar la eficacia y buscar nuevos cultivos mucho más correctos a las condiciones del mercado mundial.

Tras ser relevado adelante del Ministerio de Hacienda, Figuerola fue escogido senador por Madrid (1870). Durante el reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873) se inscribió al Partido Demócrata-Radical de Manuel Ruiz Zorrilla, de ideología republicana, y en 1872 fue nombrado presidente del Senado. Al abdicar Amadeo I, votó en pos de la instauración de la Primera Republica (1873-1874). La Ley de Bases Arancelarias quedó derogada tras la restauración de la monarquía de los Borbón en la persona de Alfonso XII.

Laureano Figuerola fue entre los firmantes de las bases del archivo fundacional de la Institución Libre de Enseñanza, tal como su primer presidente; en calidad de semejante inauguró en el mes de octubre de 1876 el primer curso académico. Su actividad política continuó relacionada al republicanismo, hecho que le impulsó a ayudar con Ruiz Zorrilla, Nicolás Salmerón y Cristino Martos en la fundación, en 1876, del Partido Republicano Progresista, capacitación que abandonó en 1883. Presidió además de esto la Academia de Ciencias Morales y Políticas (1898-1903) y el Ateneo Científico y Literario de Madrid, y fue integrante de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País y de la Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona.

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