La historia del mundo la narran las personas quea lo largo de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han originado quela civilización, de una forma u otra,avance.
Ya sea inspirando a otros seres humanos o formando parte de la acción. Käthe Kollwitz es uno de esos sujetos cuya vida, indudablemente, merece nuestro interés debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Käthe Kollwitz es conocer más sobre una época concreta de la historia del ser humano.
Las biografías y las vidas de personas que, como Käthe Kollwitz, seducen nuestra curiosidad, tienen que ayudarnos siempre como referencia y reflexión para ofrendar un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de Käthe Kollwitz, el motivo por el cual Käthe Kollwitz vivió del modo en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos ayudará por un lado a conocer mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inexorable, la historia.
(Käthe Kollwitz Schmidt; Königsberg, 1867 - Moritzburg, 1945) Pintora y escultora alemana, relacionada con el movimiento expresionista, cuya obra se identifica por su profunda crítica popular. Su padre, Karl Schmidt, fallecido en 1898, estimuló sus capacidades para el dibujo desde su niñez. En 1881 empezó sus estudios artísticos bajo la tutela de Rudolf Mauer, grabador que ejercitó su profesión en Königsber, donde recibió clases del pintor Gustav Naujok.
En 1885 se trasladó a Berlín para cursar estudios en la Künstlerinnenschule (Escuela de arte femenina), donde Karl Stauffer-Bern animó su interés por la obra de Max Klinger, cuyas estampas tráficas fueron su primera enorme predominación. De regreso a Königsberg en 1887, inició su producción pictórica, bajo la supervisión del pintor Emil Neide. Los un par de años siguientes, 1888-89, se inscribió en la Künstlerinneschule de Munich, donde recibió clases de Ludwig Herterich. Regresó a Königsberg ese año, donde estableció su estudio y empezó su producción pictórica al unísono que efectuó su primera obra gráfica.
En 1891 contrajo matrimonio con el Dr. Karl Köllwitz. Ambos se trasladaron a Berlín, donde se establecieron en entre los distritos mucho más pobres de la ciudad más importante, donde su marido ejercitó su actividad tanto como médico como activo componente socialista. Esta militancia tuvo una relevancia capital en la obra de Kathe Köllwitz, ya que la visión de las miserables condiciones de vida de la masa obrera y su activismo político fueron fundamentos centrales en sus primeras proyectos. Al año siguiente nació su hijo Hans.
Durante su estancia en la Weussennurger Strasse, Köllwitz abandonó paulativamente su faceta de pintora y comenzó a cultivar el dibujo y el grabado, en tanto que las dos técnicas le dejaron desarrollar sus proyectos de profundo contenido popular con mayor expresividad y dramatismo. En 1893 asistió a la representación de la obra de Gerhat Hauptmanns Los tejedores, parte teatral que dejó profunda huella en su especial sensibilidad y a la que dedicó una secuencia de aguafuertes, La revuelta de los tejedores, compuesta por un total de seis grabados que fueron expuestos en la Gran Exhibición de Arte conmemorada en Berlín en 1898. Por esta obra consiguió el reconocimiento del público y de la crítica, si bien previamente Julius Elias había llamado favorablemente la atención sobre su trabajo.
En 1896 nació su segundo hijo, Peter Köllwitz. Dos años mas tarde se incorporó a la Sezession de Berlín, establecida en ese año, y comenzará a impartir clases de dibujo en la Künstlerinnenschule, institución donde continuó hasta 1902. Entre 1901 y 1908 efectuó una sucesión de viajes que influyeron decisivamente en las series de aguafuertes La guerra de los campesinos que, merced al patrocinio de la Asociación de Arte Histórico, inició en villa Romana, finalmente más tarde en Florencia (1907). También visitó París en 1904 y 1907. Durante su estancia en París visitó la Academie Julien y estableció contacto con el escultor Auguste Rodin y con Teophile Steinlen, donde fue su primera aproximación a la estatua. En 1909 inició su serie de Escenas de la pobreza.
Al reventar la Primera Guerra Mundial, Peter, su hijo menor, fue llamado a filas y murió en combate en Flandes el 23 de octubre de 1914. Esta catástrofe, unida a sus convicciones irenistas que compartió con su marido, la animaron a manifestarse públicamente contra el enfrentamiento armado. En 1917, con ocasión de la celebración de su quincuagésimo cumpleaños, se festejó en la Jubilee Exhibition de Paul Cassirer una exposición de su obra.
Más allá de la impopularidad que le supuso su oposición a la guerra, en 1919 fue nombrada integrante de la Academia Prusiana de las Artes y se transformó en la primera mujer en ocupar una plaza en esa institución, en la que continuó hasta su obligada dimisión en 1933, gracias a la ascensión al poder del partido nacionalsocialista, como ocurrió con muchos otros integrantes de su generación artística. Entre 1920 y 1925 efectuó las series Seven Woodcuts on War, publicada en 1924 adjuntado con el portafolio Parting and Death, y por año siguiente publicó la serie llamada El proletariado; trabajos todos ellos de fuerte crítica popular que recrean las condiciones mucho más penosas de la guerra y las injusticias sociales.
En 1927 efectuó un viaje a Rusia, país al que se sentía enlazada políticamente, si bien este sentimiento se convirtió próximamente en profunda decepción. Realizó en 1932 su primera estatua monumental, Monumento a los fallecidos (cementerio de Essen, Bélgica), obra efectuada en homenaje a su hijo Peter fallecido en la guerra. En esta obra, Kölwitz manifiesta la catástrofe por medio de la representación, no de un soldado fallecido, sino más bien de 2 figuras que representan a sus progenitores, desolados frente a la pérdida.
A partir de la ascensión al poder de los nazis, fue víctima de la hostilidad que caracterizó al régimen nacionalsocialista en frente de los artistas de vanguardia. Sus proyectos fueron dentro en la Exposición de Arte Degenerado (Entartete Kunst) conmemorada en Berlín, cuya inauguración sucedió el 19 de julio de 1937 y corrió al cargo del presidente de la Cámara del Reich para las Artes Plásticas. En ella se presentaron cerca de 650 pinturas, estatuas y dibujos correspondientes a museos y compilaciones alemanas, escogidas entre mucho más de 16.000 proyectos, con el fin de ridiculizar el arte de vanguardia. Paralelamente a esta exposición, el régimen organizó una exposición de arte oficial, la Grosse Deutsche Kunstausstellug (Exposición del Gran Arte Alemán), cuya inauguración fue encabezada por nuestro Adolf Hitler. Paradójicamente, en oposición a las pretenciones de los organizadores de las dos, la primera recibió un par de millones de visitantes, en frente de los solamente quinientos mil de la segunda.
El periodo de tiempo entre 1937 y 1944 fue en especial trágico para Köllwitz. A las continuas presiones del régimen nacionalsocialista se sumó la destrucción de su estudio con la práctica integridad de su obra a lo largo de los bombardeos socios. Este pesimismo escencial se siente en su última serie de grabados, Muerte (compuesta por ocho litografías), que semeja preludiar el fallecimiento de su marido en 1940 y el suyo el 22 de abril de 1945 en Moritzburgo, adonde se había movido un par de años antes, tras la destrucción de su estudio.
La relevancia de la obra de Kathe Köllwitz se fundamenta tanto en la selección de sus temas como en su aptitud para transmitirles el sentimiento dramático que los caracteriza, así sea en sus representaciones de las miserables condiciones de vida de los obreros, o en la de los dramas sobre la guerra. Su aptitud expresiva procede tanto de su atenta observación de la verdad popular que la circundó como de su profundo estudio de los medios especialistas de impresión. Practicó el grabado en sus varias variaciones, desde la punta seca a los aguafuertes pasando por el entallado, si bien, desde 1910, la litografía se transformó en su forma preferida de expresión plástica.
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre fundamentales, ya que marcan la diferencia, y en la ocasión de la vida de una persona como Käthe Kollwitz, que tuvo su significación en una época determinada, es fundamental intentar ofrecer un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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