Ya sea inspirando a otros o tomando parte de la acción. Karlheinz Stockhausen es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestro interés por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Karlheinz Stockhausen es comprender más sobre un periodo concreto de la historia del género humano.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la relevancia que atesoró Karlheinz Stockhausen en la historia. La manera en que vivió y lo que hizo en el tiempo en que permaneció en el mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que frecuentaron a Karlheinz Stockhausen, sino que a caso produjo una huella mucho más insondable de lo que podamosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Karlheinz Stockhausen en persona.Karlheinz Stockhausen ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Karlheinz Stockhausen, seducen nuestro interés, deben servirnos en todo momento como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Tratar de comprender la biografía de Karlheinz Stockhausen, porqué Karlheinz Stockhausen vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo en su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que avanza, de forma inevitable, la historia.
(Colonia, 1928 - Kürten-Kettenberg, 2007) Compositor alemán, vanguardista en el campo de la improvisación electrónica, en las performances electrónicas directamente y asimismo en el campo de la música deducible. Karlheinz Stockhausen nació en Mödrath, cerca de Colonia (Alemania), el 22 de agosto de 1928. Durante su niñez sufrió las dificultades de la temporada prebélica y bélica. Su padre, instructor de escuela, se alistó de forma voluntaria en el ejército y murió en el campo de guerra. Su madre fue internada en un hospital siquiátrico y ejecutada en 1941 por orden del gobierno nacionalsocialista.
La hiperactividad de Stockhausen se descubrió desde su primera juventud. Con solo dieciséis años cooperaba en un hospital en el traslado de heridos graves. Los rigores de la posguerra le forzaron a trabajar como granjero mientras que estudiaba violín, piano, oboe y latín. De esas datas data su gusto por el jazz, música que interpretaba para, según sus expresiones, «sobrepasar psíquica, mental y espiritualmente los horrores de la Segunda Guerra Mundial».
La predominación de las vanguardias
En 1947, el voluntarioso joven logró una plaza para estudiar en el Conservatorio de Colonia, donde, aparte de agrandar su dominio del piano, se especializó en musicología, filología y filosofía.
En 1950 estudió composición bajo la égida del compositor suizo Frank Martin, quien no podía imaginar que aquel joven de increíble actividad, que simultaneaba sus estudios haciendo un trabajo de obrero en una factoría, realizando guardas en un párking y observando las casas de las tropas de ocupación, se transformaría con los años en entre los renovadores de la escuela weberiana.
En 1951 Stockhausen se inscribió en los tutoriales de verano de Darmstadt, bastión diligente del serialismo y de corrientes vanguardistas similares, donde tomó contacto con la música de Anton Webern y con la novedosa generación de músicos serialistas; Darmstadt abrió los ojos de Stockhausen. Allí ha podido comprender de primera mano a los músicos que habían representado el espíritu de la vanguardia musical alemana fuera del dodecafonismo (Paul Hindemith, Edgar Varèse, Olivier Messiaen...) y en él (Arnold Schönberg, Ernst Krenek...) y asimismo la estética marxista a través de Theodor W. Adorno y René Leibowitz.
Junto con Bruno Maderna, Gyorgy Ligeti y Luigi Nono, Stockhausen asistió en Darmstadt a ciclos de recitales que cambiarían para toda la vida su concepción de la música. Tanto es conque el popular estudio de piano Modo de valores y también magnitudes de Messiaen le movió, en el primer mes del año de 1952, a moverse a París, para inscribirse en el Conservatorio en la clase de análisis y estética del propio compositor. En el año que pasó en la ciudad más importante francesa coincidió con Pierre Boulez en el instante en que este trabajaba en las Structures I para 2 pianos. A partir de este instante se inició una correo entre los 2 músicos.
En esa temporada, Stockhausen se casó con una compañera de estudios, Doris Andreä, con la que tuvo 4 hijos, Suja (1953), Christel (1956), Markus (1957) y Majella (1961).
A la vuelta de su periplo francés inició su provechosa colaboración con el Estudio de Investigaciones Musicales de la Radio Oeste de Colonia. Asimismo, empezó a publicar sus teorías en los tutoriales de Darmstadt, una actividad que no cesó hasta mediados de los años setenta.
Adalid de la música electroacústica
A mediados de la década de los cincuenta, en el momento en que John Cage animó a los jóvenes valores darmstadianos a ingresar en su obra componentes de aleatoriedad, Stockhausen fue alejándose paulativamente de las formas mucho más severas de la escuela posweberniana. En proyectos como Zyklus (1959), Plus/Minus (1963), Prozession (1967) y Kurzwellen (1968) se puede ver una coexistencia creciente entre el rigor de la serie y el azar de la improvisación.
En 1954 presentó Study I y Study II, los primeros ejemplos de música electrónica pura construidos desde una síntesis aditiva consistente en hacer sonidos mezclando diferentes ondas de manera indefinida, sonidos puros, sin armónicos. Study II pasó a ser la primera partitura electrónica publicada, redactada con una notación gráfica en especial inventada por el compositor con este propósito.
A medida que avanzaba la década de los sesenta y medraba el prestigio de Stockhausen en los círculos vanguardistas, asimismo iban modificándose los materiales físicos en los que su música era restituida. Así, la fusión entre electrónica y acústica iba a cobrar cada vez más importancia. La crítica enfocada empezó a cuajar la imagen de Stockhausen como el nuevo adalid de un estilo mixto, que desplazaría las figuras de Kurt Schwitters, Pierre Henry y otros enormes de la música específica.
La transformación que había experimentado el estilo de Stockhausen pareció perjudicar asimismo a su figura profesional, y desde los Cursos de Nueva Música, que dio en Colonia desde mediados de los años sesenta, reclamaba un nuevo espacio para el compositor. La imagen de «genio orate» que fue ganándose transcurrido el tiempo coincidió con un creciente número de pedidos, estrenos, subvenciones, festivales y muestras. Le llovieron las promociones para ejercer de instructor de composición invitado, de las que aceptó, por ejemplo, las de Pensilvania (1965) y California (1966). Fue asimismo conocido en esa temporada el estreno, en Tokio, de 2 pedidos completados por la Radio Nacional de Japón (NHK): Telemusik y Solo.
En 1967 se casó con la pintora Mary Bauermeister, con la que tuvo otros 2 hijos, Julika (1966) y Simon (1967). Ese mismo año empezó su serie de estrenos de proyectos fundamentadas en voz humana tratada electrónicamente y sobresaturada, como Stimmung. Como prueba de la increíble difusión alcanzada por la música de Stockhausen a fines de la década, baste decir que en 1970, en la Exposición Mundial de Osaka, se interpretó la enorme mayoría de la obra del compositor, en un acontecimiento que duró 183 días, a razón de recitales diarios de cinco horas.
La «técnica de la fórmula»
En los años setenta, Stockhausen desarrolló la llamada «técnica de la fórmula», que reflejaba la iniciativa de «galaxia» de la que el compositor tanto había hablado en sus popularizados contenidos escritos: la organización interna de la fórmula se apoya en la distinción entre núcleo y complementos (las estrellas y los planetas alrededor). El núcleo forma la composición serialmente estructurada, al paso que el carácter proviene de los complementos.
Por ese momento por el momento no solo los elementos sonoros parecían ser susceptibles de intervenir en las creaciones de Stockhausen. La monumental Sirius, estrenada en 1977, motivó que nuestro rincón de ejecución se transformara más tarde en un centro de investigación musical: el Sirius Centre, en Aix-en-Provence.
En los años ochenta, Stockhausen se sostuvo en el candelero. Baste rememorar los estrenos de Donnerstag (Licht) en la Scala de Milán (1981, 4 horas de concierto), El sueño de Lucifer (Metz, 1981), El canto de Katinka (Donau, 1983), La danza de Lucifer (Ann Arbor, 1984), Michael’s Journey (Bremen, 1986) o Xi (Siena, 1987). Particularmente visibles son los «actos» de su enorme composición Licht (Die sieben Tage der Woche) [Luz (Los siete días de la semana)], que van a ir mostrándose a lo largo de 2 décadas merced a los fantásticos contratos firmados por Stockhausen en el mundo entero.
Durante la década de los noventa Stockhausen continuó haciendo sensacionales estrenos. En el año 1995 llegó al Festival de Salzburgo, finalmente revolucionado por Gérard Mortier, pero lo mucho más asombroso era que enormes contingentes de jóvenes que ignoraban absolutamente la tradición postserial adoptaron al adalid de la electroacústica como su guía.
El «tecno» habitual se volvió poco a poco más receptivo a las extrañas sonoridades de la música de Stockhausen, quien al final aceptó entretenido el hecho, e inclusive llegó a garantizar que el habitual conjunto de tecno-pop Kraftwerk era de alguna forma, su alumno. En 2002, su presencia fue requerida en el festival en todo el mundo de música electroacústica de carácter habitual y lúdico Sónar, que se festeja en Barcelona.
La última ocasión en que Stockhausen acaparó los sucesos de los diarios fue en el momento en que, en una rueda de prensa, comentaba provocativamente a causa del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York: «Lo que vimos, y debemos mudar completamente nuestra forma de contemplar, es la mayor obra de arte nunca efectuada: visto que unos seres se preparen como locos para un solo acto a lo largo de años y lo ejecuten una vez y mueran en la ejecución provoca que sea la mayor obra de arte nunca efectuada. Yo no podría llevar a cabo algo afín. Los músicos no tenemos la posibilidad de realizar nada comparable».
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Las sutilezas y las peculiaridades que ocupan nuestras vidas son siempre importantes, ya que marcan la diferencia, y en el tema de la vida de alguien como Karlheinz Stockhausen, que poseyó su importancia en una época determinada, es esencia tratar de brindar un panorama de su persona, vida y personalidad lo más rigurosa posible.
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