Karl Jaspers

Comprender lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Karl Jaspers, personas que hacen rodar y cambiar al mundo, es algo básica para que podamos apreciar no sólo la vida de Karl Jaspers, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Karl Jaspers, personas a quienes de un modo u otro Karl Jaspers influyó, y ciertamente, comprender y entender cómo fue el hecho de vivir en la época y la sociedad en la que vivió Karl Jaspers.

Vida y Biografía de Karl Jaspers

(Oldenburg, 1883 - Basilea, 1969) Psiquiatra y pensador existencialista alemán. Aplicó su reflexión al drama humano y a sus inconvenientes primordiales: la comunicación, el padecimiento, la responsabilidad o la desaparición, y fue entre los pensadores que conformaron el existencialismo y la fenomenología. En el campo de la psicología se alineó al lado de Wilhelm Dilthey, y también impulsó la app de la fenomenología en psiquiatría, en la búsqueda de una explicación mucho más subjetiva que genética de los fenómenos sicológicos. En su opinión, las relaciones humanas han de ser concebidas como maneras de un "combate amoroso" que fluctúa sin cesar entre el cariño y el odio, teoría que le acerca al psicoanálisis de Freud.

Estudiante de leyes (1901), Karl Jaspers resolvió por último graduarse en medicina tras un largo viaje a Italia (1902). Durante los años de instituto había leído a Spinoza, de quien aprendió la prudencia intelectual. En 1908 estudió las proyectos de Edmund Husserl, y empleó su fenomenología para la descripción de las vivencias psicopáticas; aun en el momento en que quedara desilusionado de Husserl en relación pensador (mencionó que convertía la filosofía en ciencia), Jaspers admiraba bastante su procedimiento, su rigor intelectual y la superación del "psicologismo que tiende a solucionar todos y cada uno de los inconvenientes a través de un determinismo psíquico".

Desde el comienzo de su trayectoria de médico, bajo la dirección del enorme psiquiatra y anatomista del cerebro Franz Nissl, se interesó por las patologías mentales, y en 1913 publicó su Psicopatología general, que le valió una cátedra de nosología en Heidelberg. Aquel mismo año, el joven médico descubría a Sören Kierkegaard, quien le llevó finalmente "a la filosofía como pensamiento consciente y metódico, que descansa únicamente sobre sí mismo". Es interesante revisar que Karl Jaspers (que adjuntado con Martin Heidegger fue el pensador existencialista alemán mucho más ilustre) comprendió la obra de Kierkegaard más que nada como una lección de "probidad" y "responsabilidad"; para Jaspers, no obstante, "ni la teología ni la filosofía tienen la posibilidad de fundamentarse en Kierkegaard".

La Primera Guerra Mundial (tras la que "la filosofía, con su gravedad, se hacía todavía más esencial de lo que fuera") y singularmente la desaparición de su profesor, el sociólogo Max Weber, a quien había popular en 1909, indujeron a Jaspers a admitir, en 1921, la cátedra de filosofía. En 1919 había anunciado la segunda de sus proyectos sistemáticas, Psicología de las concepciones de todo el mundo, que entonces consideró "una obra juvenil muy pretenciosa"; contenía "una filosofía disimulada y que confundía sus conclusiones, equivocadamente, con las comprobaciones de una psicología objetiva". Y, de este modo, comenzó a detallar una filosofía no como ciencia ni como teoría del conocimiento, sino más bien como una "práctica" para "llegar siendo", resultado "del shock causado por exactamente la misma vida".

Partiendo, ya que, de una aclaración sicológica de la presencia, Jaspers logra una introducción metafísica y lógica en la trascendencia, respecto de la que admite que la filosofía no puede prestar "ningún conocimiento positivo similar al de carácter científico", y esto aun en el momento en que rechace "la garantía de una revelación", aun la del Dios católico al que adora. Para él, en consecuencia, la exigencia filosófica falla "en relación realización específica", pero proporciona "a quien sabe obedecer, el auténtico ser propio".

Semejantes indagaciones se dieron a conocer en 1932 en los tres tomos de Philosophie (I. Philosophische Weltorientirung. - II. Existenzerhellung. - III. Metaphysik), que llegan desde la "conciencia del carácter fenoménico de lo real" hasta la aclaración de la entendimiento sin limites. A tal obra prosiguieron otras de menor amplitud: Situación espiritual de nuestro tiempo (1931), La fe filosófica (1948), Origen y sentido de la historia (1949), Razón y contrarrazón de nuestro tiempo (1950) y también Introducción a la filosofía (1953). Jaspers preparó otras 2 enormes proyectos: una Lógica filosófica (1947), que tendía a ser una "verificación de conciencia lógica de nuestro tiempo", y cuyo primer tomo, De la realidad, apareció en 1947; y una historia universal de la filosofía, de la que los libros Descartes und die Philosophie, donde aparecen los orígenes de los modernos fallos filosóficos, y Nietzsche, Introducción a la entendimiento de su doctrina filosófica (1936) son un primer esbozo.

En 1938 publicó su Filosofía de la presencia, obra constituida por tres charlas dadas en Francfort. Es de poner énfasis, por último, la valiente oposición de Jaspers al nazismo, lo que, no obstante, no le impidió declarar en 1945: "No soy un héroe, y no deseo pasar por tal". En 1951 dio a la imprenta, bajo el título Balance y perspectivas, una compilación de contenidos escritos distintos. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el pensador alemán abogó por la reconstitución en su país de una facultad novedosa, donde desaparezca cualquier indicio del régimen nazi. Ello quedó reflejado en la monografía El término de facultad, de 1946.

Más tarde dedicó una gran parte de su producción ensayística a la divulgación didáctica de las ideas de la filosofía y al enfrentamiento sobre el papel de esa especialidad, con títulos como Los enormes pensadores (1957) y Revelación y fe en la filosofía (1962). Jaspers asimismo redactó el libro de corte historiográfico La bomba atómica y el destino del hombre (1958), en el que expresaba sus particulares concepciones sobre la historia. Decepcionado por el devenir político de su nación, el pensador renunció en 1967 a la nacionalidad germana y se transformó en ciudadano de la Confederación Helvética. Un año antes había editado el volumen ¿Adónde va Alemania?, donde justificaba su resolución sobre esto.

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