Juan Sebastián Elcano

Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la trascendencia que atesoró Juan Sebastián Elcano en la historia. El modo en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que estuvo en la tierra fue determinante no sólo para aquellas personas que trataron a Juan Sebastián Elcano, sino que tal vez dejó una huella mucho más vasta de lo que logremosfigurar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Juan Sebastián Elcano de forma personal.Juan Sebastián Elcano fue uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Las biografías y las vidas de personas que, como Juan Sebastián Elcano, atraen nuestra atención, deben valernos siempre como referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por comprender la biografía de Juan Sebastián Elcano, porqué Juan Sebastián Elcano vivió de la forma en que lo hizo y actuó del modo en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, el modo en que se mueve, de forma inexorable, la historia.

Vida y Biografía de Juan Sebastián Elcano

(Guetaria, Guipúzcoa, 1476 - océano Pacífico, 1526) Navegante español que completó la primera vuelta al planeta (1519-1522). Aunque no tuvo la trascendencia de la apertura de la ruta de las condimentas por Vasco Da Gama o el hallazgo de América de Cristóbal Colón, la gesta de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano fue indudablemente entre las mucho más sensacionales de la llamada «era de los descubrimientos»; basta rememorar que, tan solo tres décadas antes, ningún marino europeo se había aventurado siquiera a adentrarse por el desconocido Atlántico.

Las primeras novedades que se tienen de él le muestran como un marino vasco con extensos entendimientos náuticos, que participó en la expedición de Francisco Jiménez de Cisneros a Argel (1509) y en las campañas de Italia de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. En 1518 conoció en Sevilla al navegante portugués Fernando de Magallanes, que preparaba una expedición al servicio de España para buscar la ruta a las Indias explorando hacia el Oeste. Elcano se alistó en la expedición, que partió de Sanlúcar de Barrameda en 1519 y exploró el Río de la Plata y la Patagonia; allí asistió Elcano a sofocar un primer motín, pero participó en un segundo intento contra Magallanes, el que le disculpó la vida, sea por no hallarle culpable o por considerarle indispensable para proseguir el viaje (1520).

Con Elcano achicado a un papel secundario, la expedición descubrió el paso del Atlántico al Pacífico por el sur del conjunto de naciones americano, tal como las islas Marianas y las Filipinas. Cuando Magallanes murió en un enfrentamiento con los indígenas de las isla filipina de Mactam (1521), la expedición quedó bajo el mando, consecutivamente, de múltiples de sus capitanes que se disputaban el poder, mientras que seguían explorando las islas, entablando relaciones con los amos locales y intentando encontrar denodadamente la ruta a las Molucas.

Al final, un triunvirato encabezado por Juan Sebastián Elcano se realizó con el mando de lo que quedaba de la flota, explicando que los amos portugueses (incluido Magallanes) habían evitado a propósito las Molucas para no dañar a Portugal, que tenía el lucrativo monopolio del comercio de las condimentas explorando hasta aquellas islas en torno a África y a través del océano Índico (1521).

Tras lograr las Molucas y detallar tratados con los príncipes originarios, adquirieron un cargamento de condimentas y se dispusieron a regresar. Sin embargo, una fallo en entre las 2 naos que quedaban logró que la expedición se separara: la nao estropeada se quedaría en las Molucas hasta su reparación y retornaría a tierras españolas de América cruzando el Pacífico; al tiempo que Elcano retornaría con la nao Victoria a la Península por la ruta portuguesa.

Este último viaje fue una hazaña bien difícil y dañina, ya que a las adversidades propiamente marítimas (como la de plegar el cabo de Buena Promesa) se agregaba la necesidad de atravesar el Índico y bordear el conjunto de naciones africano sin llevar a cabo escalas, por temor a ser apresados por los portugueses, que habían enviado una flota para llevar a cabo fracasar el empeño de Magallanes.

Elcano logró controlar la impaciencia de la tripulación, deseosa de bajar a tierra desde el momento en que pasaran frente a las costas de Mozambique; pero la carencia de víveres le forzó al final a repostar en las islas de Cabo Verde, donde múltiples pasajeros fueron apresados por el gobernador portugués y el resto tuvo que escapar apuradamente. Allí descubrió Elcano que en su cuenta del tiempo llevaban un día de menos, consecuencia de haber dado una vuelta completa al planeta. Por fin, la expedición llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1522, con solo 18 hombres de los 265 que habían partido de allí mismo tres años antes.

El emperador Carlos V recibió a Elcano en audiencia, si bien no fue muy espléndido en las recompensas por su hazaña. Su viaje formó un éxito, tanto desde el criterio geográfico (ya que confirmaba experimentalmente la esfericidad de la Tierra) como económico (puesto que la venta de las mercancías en Amberes sufragó sobradamente los costos de la expedición).

Las esperanzas de negocio de este modo abiertas hicieron que se fundase en La Coruña una exclusiva Casa de Contratación destinada a especializarse en el comercio de las condimentas. Desde allí salió una segunda expedición, costeada por los Fugger y mandada por García Jofre de Loaisa (un aristócrata, para eludir nuevos inconvenientes de insubordinación); Elcano viajaba, pese a sus manifestaciones, como conduzco mayor. Pero aquella expedición, que salió de La Coruña en 1525, fracasó por la desaparición de Loaisa y de Elcano consecutivamente (1526).

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