Juan Pablo Duarte

La historia de las civilizaciones la narran los hombres y mujeres queen el paso de los años, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela civilización, de un modo u otro,prospere.

Ya sea inspirando a más seres humanos o siendo parte de la actuación. Juan Pablo Duarte es uno de esos seres humanos cuya vida, realmente, merece nuestra consideración por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Juan Pablo Duarte es comprender más acerca de época determinada de la historia del ser humano.

Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que detentó Juan Pablo Duarte en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo durante el tiempo que permaneció en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Juan Pablo Duarte, sino que a lo mejor legó una huella mucho más insondable de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Juan Pablo Duarte personalmente.Juan Pablo Duarte fue una persona que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.

Vida y Biografía de Juan Pablo Duarte

(Santo Domingo, La Española, 1813 - Caracas, Venezuela, 1876) Libertador dominicano. Fundador de la sociedad La Trinitaria y primordial ideólogo de la independencia, por un par de veces vio Juan Pablo Duarte vencer la causa por la que luchó toda su historia: en 1844, en el momento en que el país logró la independencia de Haití, y en 1865, en el momento en que, tras la anexión de españa, se restauró la República Dominicana.

En ninguna de ellas, no obstante, accedió Duarte al poder, ni consiguió mucho más reconocimiento que el exilio y el olvido. Tras su fallecimiento, hubo que aguardar ocho años antes que fuesen repatriados sus restos, y solo entonces se le tributaron los honores que merecía un padre de la patria.

Biografía

Nativo de el seno de una familia de españa de origen humilde, a la edad de quince años fue enviado por sus progenitores a Inglaterra vía Nueva York a fin de que completase sus estudios; desde allí pasó a Francia y más tarde a España.

En Europa, conmocionada en esos tiempos por el romanticismo, el liberalismo, el nacionalismo y el socialismo utópico, se empapó de los entornos revolucionarios de la temporada. Juan Pablo Duarte fue testigo de los recientes regímenes de libertades y derechos surgidos tras la Revolución francesa; mostró particular interés por los cambios producidos en Alemania y en Francia, pero más que nada por los hechos de España y las reformas que habían intentado ingresar las Cortes de Cádiz. De su etapa en España se conoce que radicó en Barcelona, donde posiblemente estudiara derecho.

Fue entonces en el momento en que empezó a concretarse su ideario político, en el que el nacionalismo y el liberalismo se fundían sobre un fondo romántico: Juan Pablo Duarte comprendió que el pueblo dominicano tenía una identidad propia y tenía derecho a la independencia política. Alcanzada ésta, y con arreglo al pensamiento liberal, la nación debía organizarse sobre la base del institucionalismo de la democracia representativa. En 1833 regresó a su país presto a llevar a la práctica estas ideas.

La vieja isla de La Española, hoy día isla de Santo Domingo, había sido colonizada por los españoles, que, poco apasionados en ella, cedieron a fines del siglo XVII la mitad occidental de la isla (el presente Haití) a los franceses. Los movimientos independentistas, iniciados con el siglo XIX, habían sufrido varios vaivenes. En 1821, en el momento en que Duarte era todavía un niño, José Núñez de Cáceres proclamó la independencia de la mitad oriental de la isla (de hoy República Dominicana). Pero el nuevo estado fue ocupado y sometido un año después por Jean-Pierre Boyer, presidente de Haití, que había alcanzado la independencia de Francia varios años antes.

La Trinitaria

A diferencia, ya que, de otros libertadores, Juan Pablo Duarte no debía combatir contra una metrópoli europea para conseguir la independencia de la vieja parte de españa de la isla, sino más bien contra la dominación haitiana. Fue en el seno de la clase media urbana donde los planteamientos de Duarte hallaron mayor eco. Pero, por ese momento, prácticamente toda la aristocracia y demás conjuntos líderes se encontraban conformes con el régimen haitiano, razón por la que fue irrealizable conseguir, en los primeros años, su cooperación.

Conforme iba ensanchándose el movimiento, Duarte entendió que se hacía indispensable hacer una organización que, siguiendo el modelo de las sociedades de europa de los Carbonarios, aceptara la compromiso de regentar las ocupaciones. Así brotó la sociedad La Trinitaria (1838), cuyo objeto era dejar en libertad al país del dominio de Haití. El lema de esta sociedad fue "Dios, Patria y Independencia". Luego brotó la sociedad La Filantrópica, que efectuó una esencial tarea de publicidad a través de la representación de piezas teatrales.

Entretanto, el presidente Jean-Pierre Boyer se había hecho de enorme manera impopular por la elevación de los impuestos, cuyo destino era un pago demandado por Francia para admitir la independencia de Haití. En 1843 Juan Pablo Duarte apoyó la revolución que logró deponer a Boyer. Pero el propósito de Duarte era la independencia de la parte de españa de la isla, con lo que continuó su pelea tras la caída del presidente. Perseguido por el nuevo gobierno haitiano, el 2 de agosto de 1843 debió exilarse en Caracas.

La Primera República

Más allá de ello, las ideas independentistas de Duarte habían calado y prosiguieron ganando seguidores, y el 27 de febrero de 1844 sus fieles declararon la independencia del país. Bajo el liderazgo de Francisco del Rosario Sánchez, y tras capitular las guarniciones haitianas en la ciudad más importante y otras ciudades, la causa independentista triunfó; los haitianos fueron expulsados a la vieja parte francesa de la isla y se configuraron las fronteras recientes entre Haití y la República Dominicana.

El 14 de marzo de 1844, Juan Pablo Duarte fue recibido por el nuevo gobierno provisional (la Junta Central Gubernativa) como un héroe nacional y nombrado general del ejército. El triunfo del movimiento independentista impulsó al nuevo presidente haitiano Charles Hérard (1843-1844) a irrumpir la recién construída República Dominicana con un ejército dividido en 2 cuerpos, de los que uno penetró por el norte y otro por el sur. Correspondió a Pedro Santana confrontar a este último y conseguir una resonante victoria en Azua, el 19 de marzo.

Así las cosas, la Junta Central Gubernativa ordenó a Duarte que se dirigiera a Baní, con una fuerza militar estructurada por Pedro Alejandrino Pina, a fin de llegar a un convenio con Pedro Santana sobre la estrategia a continuar contra Haití. Al no ser viable este acuerdo, Duarte requirió de la Junta la precisa autoridad para accionar por su cuenta. Pero la Junta se encontraba dominada por Tomás Bobadilla, gerente adjuntado con Santana del campo llamado colonialista, que consideraba inviable una república sin dependencia y era partidario de someterse a una metrópoli europea.

La Junta respondió ordenando a Juan Pablo Duarte que regresara con sus tropas a la ciudad más importante: el conflicto entre el ámbito colonialista conservador y el duartismo liberal y también independentista se realizó visible, y terminó con el triunfo del primero. Pedro Santana fue nombrado primer presidente de la República Dominicana (1844-1848) y suprimió la facción contrincante declarando traidores y mandando al destierro a Juan Pablo Duarte y a sus mucho más significados seguidores, entre ellos Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Mella.

Del exilio a la Restauración

Tras un primer exilio en Hamburgo, Juan Pablo Duarte partió a la isla caribeña de Saint Thomas; entonces prosiguió con rumbo a Venezuela, país en el que estuvo 12 años. Poco se conoce de la vida de Juan Pablo Duarte a lo largo de este periodo. Es muy posible que no tuviese novedades del decreto de amnistía que, a favor de él y de sus compañeros, había decretado a inicios de septiembre de 1848 el gobierno de Manuel Jimenes (1848-1849), sustituto de Santana.

A lo largo de la Primera República, los haitianos procuraron en varias oportunidades recobrar el control sobre la parte dominicana de la isla, pero fueron derrotados constantemente. El poder político pasó al conjunto conservador de hateros y ex- gobernantes boyeristas afrancesados, merced al control de la presidencia de la Junta Central Gubernativa por Tomás Bobadilla y del Ejército Libertador por el general Pedro Santana, quien rigió dictatorialmente en múltiples periodos. La alternancia en el poder de Pedro Santana y Buenaventura Báez, hatero y cortador de madera del suroeste del país, mucho más listo y no menos anexionista que el primero, caracterizó esta etapa.

Pedro Santana ejercitó otras un par de veces la presidencia: entre 1853 y 1856 y entre 1858 y 1861. Al final de este último orden, el presidente Santana decidió anexionar el país a España, poniendo fin a la Primera República Dominicana. Pretendía con esto terminar con la amenaza haitiana y perpetuase en el poder, ya que aceptó a cambio el cargo de primer gobernador de la Provincia de españa de Santo Domingo.

Reventó entonces la llamada Guerra de Restauración (1863-1865) entre los incondicionales de sostener la anexión a España y los independentistas, cuyo propósito era volver a poner la República y que tuvieron en Gregorio Luperón su mucho más preparado líder militar. Juan Pablo Duarte regresó a su patria el 25 de marzo de 1864 y fue solicitado de recorrer América del Sur en pos de asistencia para la causa independentista.

En noviembre se encontraba ahora en Venezuela, donde recibiría las novedades del triunfo del gobierno restaurador y del nacimiento de la Segunda República Dominicana. Pero, tras múltiples presidentes fugaces, el general José María Cabral se encargó del nuevo gobierno, y Juan Pablo Duarte fue de nuevo culpado al ostracismo, en esta ocasión por sus incondicionales, que no supieron admitir su aportación a la causa independentista. Enfermo de cuerpo y alma, su historia salió apagando en su retiro obligatorio de Caracas, donde murió el 15 de julio de 1876.

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