Ya sea inspirando a otros o formando parte de la acción. Juan José Castelli es una de esas personas cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la vida de Juan José Castelli es conocer más sobre periodo preciso de la historia del ser humano.
(Buenos Aires, 1764 - id., 1812) Patriota argentino. Miembro principal creador de la Sociedad Patriótica Literaria y Económica, estudió jurisprudencia en Charcas y se transformó en difusor de las novedosas ideas políticas y económicas. Amigo de Belgrano, tuvo un papel muy señalado como vocal de la primera Junta revolucionaria, y fue, además de esto, comisionado de guerra en la primera Junta en el Alto Perú, donde propagó su ideario independentista. Su actuación al cargo del ejército desplegado en el Desaguadero no fue beneficiada, y debió regresar a Buenos Aires, llamado por el gobierno, tras la derrota de Huaqui. Se instruyó un desarrollo contra él, más allá de que murió antes de poder proteger su actuación.
Hijo de un médico italiano predeterminado en Buenos Aires y una rica criolla, ingresó en la carrera sacerdotal en Córdoba, pero la abandonó próximamente para cursar leyes en la Universidad de Chuquisaca, donde se graduó en 1788. Durante su trayectoria trabó amistad con varios ilustrados altoperuanos. Regresó entonces a Buenos Aires y ejercitó a lo largo de varios años de letrado. También fue Secretario suplente del Consulado merced a la predominación de su familiar y amigo Manuel Belgrano. Se casó con doña Maria Rosa Lynch, correspondiente a una rica familia irlandesa instalada en la ciudad más importante porteña.
Hombre culto y de comprender polifacético, entró en contacto con los patriotas revolucionarios y cooperó en el Semanario de Agricultura, en la Sociedad Patriótica y en la Real Sociedad Universal de la Argentina. Castelli entendió que la causa revolucionaria debía usar todas y cada una de las ayudas probables, con lo que contactó con los ingleses (con Burke, agente de William Pitt el Joven, y después con el general Beresford, de las tropas invasoras), y apoyó las metas de doña Carlota Joaquina de Borbón. Incluso defendió abiertamente a los procesados por ayudar con la Infanta de españa, aduciendo que era heredera de la corona de españa, por no haber gobierno de América. Esto le llevó a negar al nuevo virrey Hidalgo de Cisneros.
Participó decisivamente en el movimiento de Mayo de 1810, consiguiendo, al lado de Martín Rodríguez y otros, que el Virrey convocase el cabildo abierto. En dicho cabildo, festejado el 22 de mayo, tomó la palabra para proteger la proposición de que la Regencia de españa no tenía ningún derecho en América, ya que estas colonias pertenecían no a España sino más bien a la corona de Castilla y que, desaparecido el monarca, su autoridad había revertido al pueblo, que debía seguir a escoger una junta de gobierno que asesorara al Virrey. Enfrentado con el conjunto españolista del obispo y el fiscal Villota, fue escogido integrante de esa junta, a la que renunció entonces para obligar al cabildo abierto del 25 de mayo a seleccionar una auténtica Junta Provisional de Gobierno, de la que fue nombrado vocal. Participó entonces en la expulsión del Virrey y de los oidores y fomentó una larga publicidad a otras zonas a fin de que se reconociese a la Junta.
Castelli representó el conjunto extremista innovador (con Manuel Belgrano y Juan José Paso), en oposición al moderado de Cornelio Saavedra, y apoyó la ejecución de Santiago Liniers, Juan Gutiérrez de la Concha y Santiago Allende (26 de agosto de 1810). Mariano Moreno le ha propuesto entonces como comisario del gobierno en la expedición al Alto Perú, al lado de Antonio González Balcarce. Estuvo en la guerra de Suipacha, donde fueron apresados el mariscal Nieto, el general Córdoba y el gobernador Paula Sanz. Castelli instigó a fin de que fuesen procesados y fusilados el 15 de diciembre de 1810.
Deseó entonces irrumpir Perú, pero se lo impidió la Junta, conque se dedicó entonces a robustecer la revolución. Sustituyó todas y cada una de las autoridades de Chuquisaca por criollos, organizó un ejército patriota, envió a Buenos Aires buenas remesas de dinero para proteger la independencia y proclamó la igualdad de derechos de los indios. Su jacobinismo le llevó a confrontar con varios criollos conservadores de la nobleza, de la minería y del clero, y a ponerse en contra abiertamente a la Iglesia. Era de todos modos la autoridad suprema del Alto Perú, en tanto que Balcarce y Viamonte estaban sometidos a sus resoluciones.
El 16 de mayo de 1811 firmó una tregua de 40 días con los realistas, al término de la que (17 de junio) se dispuso a agredir a los realistas, pero se le anticipó el ejército español mandado por José Manuel de Goyeneche, que derrotó a los patriotas en la guerra de Huaqui (20 de junio de 1811). Fue un genuino desastre para los porteños, ya que perdieron prácticamente completamente el ejército libertador del Alto Perú y con él la oportunidad de integrar esta región septentrional del viejo Virreinato a la novedosa nación argentina. La derrota dejó además de esto abierto a los realistas el sendero invasor hasta Córdoba por Jujuy, Salta, Tucumán y la Rioja. Las tropas patriotas evacuaron Cochabamba y retornaron al Río de la Plata, donde la junta de Buenos Aires procesó y recluyó a Castelli por el desastre (diciembre de 1811). Castelli murió antes que se dictase la sentencia del juicio.
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