Juan Diego

La historia de la civilización la escriben las personas queen el paso de los años, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela sociedad, de un modo u otro,avance.

Ya sea inspirando a más personas o tomando parte de la acción. Juan Diego es uno de esos sujetos cuya vida, sin duda alguna, merece nuestra atención por el nivel de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de Juan Diego es comprender más sobre una época concreta de la historia del género humano.

Vida y Biografía de Juan Diego

(Juan Diego Ruiz; Bormujos, Sevilla, 1942) Actor de cine y teatro español. Aunque a lo largo de toda su trayectoria alternó las tablas con el cine y la televisión, fue a causa del éxito en todo el mundo de Los beatos inocentes (1984), de Mario Camus, en el momento en que su prestigio como intérprete traspasó las fronteras del país.

El propio actor cuenta que en Bormujos, su población natal, pasó una niñez feliz y “absolutamente habitual”, huyendo de los policías municipales en el momento en que el balón con que jugaba a fútbol con sus amigos se estrellaba en el aparador del Ayuntamiento, y aprendiendo a comprender y admitir las tipologías de la multitud fácil del medio rural. Aunque siempre y en todo momento se sintió reconocido con su pueblo (al que vuelve puntualmente cada Semana Santa si su agenda se lo deja), de joven decidió estudiar en Sevilla para eludir ocuparse a las faenas del campo.

Su temprana vocación interpretativa cobró forma en 1957, en el momento en que se subió por vez primera a un ámbito. Tres años después, en Sevilla, interpretó Esperando a Godot, de Samuel Beckett, un trabajo polémico que basó su prestigio entre la crítica. Amplió su capacitación en el Conservatorio de Música y Declamación, estudios que le dejaron tomar contacto con Televisión Española (TVE), a la sazón el más destacable medio para foguearse en la comedia y el drama.

Juan Diego intervino en multitud de programas de la televisión estatal, entre novelas televisivas, producciones tráficas y el por entonces habitual Estudio 1. Esta experiencia le dejó entender intensamente las tablas y también complementarse en los estamentos de la profesión. Así, fue íntimo amigo del grúa Santiago Gordo, quien experimentaba valientes travellings. También de muy joven tomó conciencia política y decidió militar en el entonces furtivo Partido Comunista de España (PCE). Aunque en 1964 comenzó en el cine de la mano del directivo Eloy de la Iglesia, en concreto en el extenso film Fantasía a tres, a lo largo de varios años su prioridad fue el teatro. El cine no pasaba de ser, para Juan Diego, un tema de índole rigurosamente crematística.

En 1971 encabezó al lado de las populares Concha Velasco (en quien había influido sensiblemente) y Ana Belén, entre otros muchos artistas, una huelga de actores que reclamaba la reducción de la jornada de trabajo de los intérpretes. Sufrió el ineludible veto del ente público a causa de esta manifestación de progresismo. El 24 de enero de 1977 un conjunto de ultraderechistas correspondientes a la llamada Triple A realizaron la desgraciadamente célebre matanza de Atocha en el número 55 de la citada calle. Juan Diego, quien estaba cerca del rincón y cuya inclinación izquierdista era famosa, temió por su historia, según confesó a la prensa por aquellas datas.

En 1982 entró en vigor la llamada Ley Miró, concebida por la ministra de Cultura, Pilar Miró. La normativa apoyaba al cine de creador desarrollado en el estado español, en menoscabo de las producciones de género. Profesionales como Mariano Ozores y Manuel Summers pasaron al ostracismo en beneficio de directivos como Ricardo Franco y Mario Camus. Este estado de cosas influiría en la carrera de Juan Diego, ya que el nuevo género de películas y de directivos le abriría las puertas a la enorme pantalla.

En 1984 se causó un cambio esencial en su actividad profesional a causa del enorme éxito de crítica y público de Los beatos inocentes, de Mario Camus. Se trataba de una contundente y descarnada adaptación cinematográfica de la obra de Miguel Delibes donde encarnaba fabulosamente al señorito Iván, un despótico latifundista andaluz. Tan increíble era su papel de “malo” que el público acostumbraba a aplaudir en el cine el ahorcamiento del personaje en el final del largometraje. El propio Juan Diego ha comentado frecuentemente su sorpresa dada esta reacción entre los ayudantes a la representación en el Festival Internacional de Cine de Cannes. Desde entonces, si bien jamás abandonó totalmente el teatro, sus visualizaciones en la enorme pantalla fueron mucho más usuales.

Un par de años después volvió a probar su talento interpretativo encarnando a un personaje ideológicamente contrario a él. Se trataba del general Francisco Franco, a quien dio vida en Dragon Rapide (1986), de Jaime Sendero. Por este trabajo sería nominado por vez primera a un premio Goya, el de mejor actor primordial, en la primera edición del certamen. El pecho se lo arrebató Fernando Fernán Gómez por su papel en Mambrú salió a la guerra. Respecto de su sencillez para recrear permisos tan apartados de su personalidad comentó: “Este género de papeles me se utiliza para sacar fuera la una parte de mi personalidad que menos me agrada”.

En la década de 1990, tras un lustro de intensa actividad cinematográfica, volvió a centrarse en su pasión de siempre y en todo momento, el teatro. Después del éxito de El rey pasmado (1991), de Imanol Uribe, que le valió su primer Goya por un papel de secundario, sus visualizaciones en la enorme pantalla fueron haciéndose menos usuales. De esa temporada meritan mención particular el éxito de crítica de la producción teatral El lector por horas, que coprotagonizaba Clara Sanchís, y su corto pero maravilloso papel en Jamón, jamón (1992), de Bigas Luna.

En 1999 intervino en el que fue el último extenso film de Luis García Berlanga, París-Tombuctú, en el que encarnaba a un anarquista que se paseaba desvisto por el pueblo. Por este papel volvió a hacerse con un Goya al mejor actor secundario. No asistió a la celebración y fue nuestro Berlanga quien recibió el galardón en su nombre. Años después, bromeando en las entrevistas, Juan Diego comentó que el premio se lo habían dado “por desvestirse frente a la cámara, como se les solicita a muchas actrices”.

La Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECAN) decidió homenajear a Juan Diego en el año 2000. Tres años después fue el gobierno autónomo de la red social el que decidió entregarle la Medalla de Andalucía y el premio José Val del Omar. A partir de 2005 inició su participación en la triunfadora serie Los hombres de Paco, donde encarnaba al comisario jefe don Lorenzo, en un nuevo ejercicio de desmarque de su personalidad. Para varios resultaba injusto que en 2007 aún no hubiese recibido el premio Fotogramas.

En la XXI edición de los premios Goya consiguió al fin su primera distinción como mejor actor primordial por su papel en Vete de mí (2006), de Víctor García León. En el largometraje interpretaba el papel de Santiago, un actor cincuentón venido salvo que se ve obligado a alojar en su casa a su hijo treintañero (de manera casual caracterizado por el “prácticamente tocayo” actor argentino Juan Diego Botto). Justo reconocimiento a una trayectoria que había popular hasta el momento otras siete nominaciones a estos premios, 2 de ellas a mejor actor primordial.

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Sin duda alguna llegar a comprender a Juan Diego es algo que está reservado a un grupo limitado de personas, y que pretender reconstruir la persona que fue y el modo en que vivió la vida de Juan Diego es una suerte de enigmaque con bastante probabilidad consigamos rehacer si colaboramos todos juntos.

Por ese motivo, si eres de las personas que creen en que cooperando existen posibilidades de hacer algo mejor, y detentas información con respecto a la vida de Juan Diego, o con respecto a algún característica de su figura u creación que no hayamos contemplado en esta biografía, te pedimos que nos lo envíes.

Las sutilezas y las peculiaridades que llenan nuestras vidas son siempre determinantes, ya que destacan la singularidad, y en la ocasión de la vida de alguien como Juan Diego, que tuvo su importancia en un momento concreto de la historia, es esencia tratar de brindar una visión de su persona, vida y personalidad lo más exacta posible.

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