La historia del mundo la escriben aquellas personas quea lo largo del tiempo, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han ocasionado quela humanidad, de un modo u otro,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque eres sabedor de la importancia que atesoró Juan de la Cierva y Peñafiel en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para aquellas personas que conocieron a Juan de la Cierva y Peñafiel, sino que tal vez legó una huella mucho más honda de lo que logremosimaginar en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya nunca a Juan de la Cierva y Peñafiel personalmente.Juan de la Cierva y Peñafiel fue un ser humano que, por alguna razón, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Conocer lo bueno y lo malo de las personas destacadas como Juan de la Cierva y Peñafiel, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo básica para que podamos valorar no sólo la vida de Juan de la Cierva y Peñafiel, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Juan de la Cierva y Peñafiel, aquellas personas a quienes de de una forma u otra Juan de la Cierva y Peñafiel influyó, y indudablemente, entender y comprender cómo fue vivir en el momento de la historia y la sociedad en la que vivió Juan de la Cierva y Peñafiel.
(Murcia, 1864 - Madrid, 1938) Político español. Padre del inventor Juan de la Cierva, ocupó esenciales puestos en las gestiones de los presidentes Marcelo Azcárraga, Raimundo Fernández Villaverde y Antonio Maura.
Correspondiente a una familia de clase media-alta, Juan de la Cierva y Peñafiel inició sus estudios en su localidad natal. Terminado el bachillerato, se trasladó a Madrid con el objetivo de estudiar la carrera de derecho. Tras conseguir la licenciatura y doctorarse en el instituto español de San Clemente de Bolonia, regresó a su localidad natal, donde empezó a ejercer como letrado, especializándose en derecho criminal.
Prontísimo inició su trayectoria política. Miembro del Partido Conservador y monárquico convencido, merced a su prestigio fue escogido diputado provincial. Nombrado concejal en el año 1894, un año después fue escogido alcalde de Murcia. En 1896 consiguió un escaño en el Congreso de los Diputados, con lo que debió moverse de nuevo a Madrid, donde en el año 1902 fue nombrado directivo general de los Registros.
Hombre señalado en las filas de su partido, con popularidad de honrado, fue nombrado gobernador civil de Madrid en 1903; desde este puesto, Juan de la Cierva hizo una esencial reforma de la policía. Un año después el presidente Marcelo Azcárraga lo nombró ministro de Instrucción Pública, puesto en el que continuó tras la llegada al poder de Raimundo Fernández Villaverde, si bien poco tiempo después debió renunciar tras generarse una esencial huelga de alumnos.
En 1907 se inició el llamado Gobierno largo de Antonio Maura, y Juan de la Cierva y fue nombrado ministro de Gobernación. Durante los años que continuó en el cargo emprendió esenciales reformas con las que pretendía prosperar las prácticas de los españoles. Elaboró una rigurosa reglamentación para supervisar el horario de apertura y cierre de locales públicos, como teatros, cafés y tascas; reglamentó la prostitución y, tras encargar la redacción de un informe sobre el desempeño de la policía en otros países, decidió utilizar ciertas reformas, y también impuso como condición que se requiere para subir en el cuerpo la realización de un examen frente a un tribunal.
Resuelto a actualizar España, Juan de la Cierva y Peñafiel aumentó los capitales de la sanidad pública y fortaleció la vacunación masiva contra el cólera, que en años precedentes había perjudicado a muchas provincias españolas; inició además de esto ciertas reformas sociales, destinadas a achicar la gran presión que ejercitaban las clases trabajadoras en todo el país. Por último hay que poner énfasis que, tras fundar el Instituto Nacional de Previsión, procuró hacer la modernización del servicio estatal de Correos y Telégrafos.
Los sanguinolentos hechos de la Semana Trágica de Barcelona, en el año 1909, provocaron las manifestaciones de varios ciudadanos y miembros del congreso, lo que tuvo como resultado instantánea la caída del gobierno de Maura. Tras la destitución de su jefe político, Juan de la Cierva ejercitó un sutil papel en el Congreso, siendo contadas las oportunidades en las que intervino en los debates parlamentarios. En estos años reanudó su trayectoria como letrado y participó en ciertos juicios muy populares en la temporada.
Tras los años de la dictadura de Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII procuró ofrecer mayor seguridad a la monarquía, y Juan de la Cierva ocupó de nuevo cargos de relevancia en la administración del país. En el último gobierno configurado por el monarca ocupó el Ministerio de Fomento, ya que debió dejar precipitadamente tras la proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931. Debido a su pertenencia al Partido Conservador, se vio obligado a exilarse en la ciudad francesa de Biarritz, donde continuó hasta noviembre de 1933, fecha donde regresó para formar parte en las selecciones festejadas ese año.
El estallido de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, lo sorprendió en Madrid, y se vio obligado a resguardarse en la embajada de Noruega, ya que su historia corría grave riesgo. En la embajada, la escasez de medicinas y las privaciones a las que se vio sometido por causa de la guerra empeoraron su salud, y murió a la edad de setenta y 4 años, el 11 de enero de 1938. Su muerte fue prácticamente ignorada en Madrid, pero en las ubicaciones controladas por el ejército rebelado del general Francisco Franco se sucedieron los homenajes hacia su persona.
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