Si has llegado hasta aquí es porque eres consciente de la relevancia que detentó Juan Carlos Ferrero en la historia. La forma en que vivió y lo que hizo mientras estuvo en la tierra fue decisivo no sólo para quienes frecuentaron a Juan Carlos Ferrero, sino que a lo mejor dejó una huella mucho más honda de lo que podamossospechar en la vida de gente que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya jamás a Juan Carlos Ferrero de forma personal.Juan Carlos Ferrero ha sido uno de esos seres humanos que, por algún motivo, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
Las biografías y las vidas de personas que, como Juan Carlos Ferrero, atraen nuestra atención, tienen que servirnos en todo momento como punto de referencia y reflexión para proponer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época que no son las nuestras. Hacer un esfuerzo por entender la biografía de Juan Carlos Ferrero, el motivo por el cual Juan Carlos Ferrero vivió como lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo durante su vida, es algo que nos ayudará por un lado a comprender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la forma en que se mueve, de forma inexorable, la historia.
(Ontinyent, Valencia, 1980) Tenista español. Juan Carlos Ferrero nació el 12 de febrero de 1980 en la ciudad valenciana de Ontinyent, hijo de Eduardo Ferrero y Rosario Donat, la mujer que mucho más ha influido en su historia. Tiene 2 hermanas mayores, Ana y Laura. El nombre se lo impuso la madre en homenaje al rey Juan Carlos I.
Un entrenador en la sombra
Su padre era un consumado practicante del deporte. Por ello desde los 4 años jugó al fútbol, al baloncesto y, más que nada, al frontenis contra entre las paredes de la compañía textil Confecciones Ferrero, una factoría de mantas propiedad de su progenitor, quien próximamente se transformó en su entrenador de tenis puro, hasta el momento en que a los once años lo reemplazó Antonio Martínez Cascales, entrenador asimismo del ruso Marat Safin. Aquél, viéndole un día pelotear con don Eduardo, quedó prendado de su técnica, y le aseguró que, si se iba con él a Villena (Alicante), lo transformaría en un vencedor.
Los frutos no tardaron en madurar: en 1993 se proclamó vencedor de España alevín y vencedor de todo el mundo en exactamente la misma categoría, título este último que reeditó en 1994 en el torneo llamado Les Petits As, disputado en Francia.
Esos éxitos llamaron la atención de los mucho más reputados entrenadores y centros de preparación de atletas de elite, pero Juan Carlos, a la inversa de la mayor parte de tenistas, rechazó una oferta del mejor entrenador de todo el mundo, el estadounidense Nick Bolletieri, dueño de una academia de la que han surgido los mucho más sólidos vencedores y campeonas de la última década (como Andre Agassi), y otra del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat (Barcelona).
Debut profesional y primeros títulos
En 1996, tras proclamarse subcampeón de todo el mundo juvenil, murió su madre. Con dieciséis años el planeta se le vino abajo, entró en una profunda depresión y arrinconó las raquetas, hasta el momento en que su padre y sus hermanas le persuadieron de que la mejor forma de rememorar y honrar a doña Rosario era dedicarle sus victorias. Poco a poco entró en razón.
Así, en 1997, aún perjudicado por la desaparición de su madre, ganó el premio I Trofeo Marca Promesas. Al año siguiente comenzó como profesional tras proclamarse vencedor de Europa y del Mundo en categoría juvenil. Aquella temporada de 1998, no obstante, perdió «inmerecidamente» la final junior de Roland Garros contra el chileno Fernando González.
En 1999 ahora se realizó un hueco entre los enormes, ganó su primer título como profesional el 19 de septiembre (el Open de Mallorca en frente de su amigo Àlex Corretja, quien aseguró que había nacido una estrella) y acabó la temporada, que había comenzado siendo el 341, en el puesto 43 del top de la ATP.
En abril de 2000 comenzó ahora con el aparato de la Copa Davis en frente de Rusia, en Málaga, y barrió de la pista a Yevgueny Kafelnikov y a Marat Safin, a la sazón considerado la enorme promesa del tenis mundial. Aquel año remataría la faena ganando sus 2 partidos particulares en la final de la Copa Davis frente Australia, sería subcampeón del torneo de Dubai y semifinalista en Roland Garros, donde fue eliminado por quien sería el vencedor del torneo, el brasileiro Gustavo Kuerten. Terminó la temporada en el puesto 12 de la ATP.
Tenista de elite
El 19 de mayo de 2001 batió el récord español de victorias sucesivas al agregar 16, con lo que superaba en una la plusmarca que ostentaba Sergi Bruguera. Aquella temporada fue quinto en la carrera de vencedores, tras ganar el Conde Godó, los campeonatos de Roma, Estoril, Dubai, Gstaad y Hamburgo, y lograr las semifinales del Masters y de Roland Garros.
En 2002 siguió su proyección y se afianzó como un tenista de elite, tras proclamarse vencedor del Open de Montecarlo y del torneo de Hong Kong, que disputan los más destacados tenistas actualmente. Además, fue subcampeón de Roland Garros frente Albert Costa y del torneo de Kitzbuehel. Terminó en el cuarto sitio del top mundial.
En 2003, tras proclamarse vencedor del Open de la Comunidad Valenciana y del de Montecarlo, tocó el cielo tenístico por vez primera al apoderarse, el 8 de junio, el Roland Garros, su primer premio del Grand Slam. Después de remover en semifinales al vigente vencedor, su amigo Albert Costa, en la final se encaró a la enorme revelación del torneo, el holandés Martin Verkerk, un gigantón que había fundamentado su llegada hasta la final en un servicio destructor que le hacía agregar un número de aces excepcional en tierra batida. En la final Verkerk no estuvo a la altura, cometió muchas dobles faltas y Ferrero se impuso en tres cómodos sets por 6-1, 6-3 y 6-2, un resultado impropio del acontecimiento.
Cabe destacar que su paso por cuarto año consecutivo a las semifinales tras vencer al chileno González (con lo que le devolvía la pelota tras haberle eliminado éste en la final junior de 1998), suponía un jalón que solo habían alcanzado otros cinco tenistas en la extendida historia de Roland Garros: los suecos Björn Borg (1978-1981) y Mats Wilander (1982-1985), el checo Ivan Lendl (1984-1987) y el estadounidense Jim Courier (1991-1994).
El 6 de septiembre Ferrero lograba una exclusiva hazaña al poder situarse en el número uno del top mundial, tras imponerse a Andre Agassi en las semifinales del Open de Estados Unidos, si bien entonces perdería la final.
La personalidad de un vencedor
Familiar, leal a los suyos y apasionado de la calma y la agilidad (en su parque especial tiene un Porsche 911, un Mazda RX8, un BMW M3, un Mitsubishi, un Renault Spider y un Aston Martin), convirtió Villena (Alicante), ciudad a la que se trasladó a trabajar tras entender a su entrenador de siempre, en su sitio de reposo. Allí está entre amigos, entre jovenes de catorce a veintiún años, a quienes, con la construcción de la escuela Equelite en el mes de octubre de 2001 (donde se alberga en un búngalo en el momento en que no está de viaje) ayuda a poder su sueño.
Le encantan las carreras de motocicletas (es amiguísimo de Sete Gibernau), el cine, jugar a la Play Station y andar por las páginas de tenis en Internet. Es un madridista consumado, hasta el punto de que, el 19 de diciembre de 2000, el presidente del Real Madrid le impuso la insignia de oro y refulgentes del club capitalino. Pero si bien parezca contradictorio, asimismo siente simpatías por el Valencia, F. C., y por el F. C. Barcelona, cuyo presidente le entregó una remera del club firmada por la plantilla tras ganar la Copa Davis.
Le encanta bailar (una foto suya bailando a los 12 años con la en este momento sex symbol Anna Kournikova pertenece a la imaginería habitual) y toda clase de música, aun la tradicional, y entre sus vocalistas favoritos están Michael Jackson, Whitney Houston y Mariah Carey. Entre los españoles se decanta por Manolo García.
Su relación con el entrenador y con su preparador físico, Miguel Maeso -que trabaja asimismo en el aparato de baloncesto Pamesa-, es tan angosta que los tres se publicaron en 2003 a la aventura de consolidar un torneo de la ATP, cuyo directivo es Maeso, en la localidad del Turia. Quizás merced a todo ello brote otro Ferrero que tome el testigo de este valenciano ahora seguro de sí, que ha vencido su inicial timidez desde el instante en que debutara como profesional en 1998, año en que le obligaron tres apodos: Mosquito, Chavalito y Junaqui, que es el que se consolidó.
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