Juan Antonio Mateos

La historia de la civilización la escriben aquellas mujeres y hombres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de una forma u otra,prospere.

Si has llegado hasta aquí es porque tienes conocimiento de la relevancia que detentó Juan Antonio Mateos en la historia. Cómo vivió y las cosas que hizo durante el tiempo que estuvo en este mundo fue decisivo no sólo para las personas que frecuentaron a Juan Antonio Mateos, sino que a lo mejor produjo una huella mucho más vasta de lo que podamosfigurar en la vida de personas que tal vez jamás conocieron ni conocerán ya nunca a Juan Antonio Mateos de forma personal.Juan Antonio Mateos fue una de esas personas que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.

Conocer lo bueno y lo malo de las personas significativas como Juan Antonio Mateos, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo esencial para que podamos apreciar no sólo la vida de Juan Antonio Mateos, sino la de todas aquellas personas que fueron inspiradas por Juan Antonio Mateos, aquellas personas a quienes de de una u otra forma Juan Antonio Mateos influenció, y por supuesto, conocer y descifrar cómo fue vivir en la época y la sociedad en la que vivió Juan Antonio Mateos.

Vida y Biografía de Juan Antonio Mateos

(Localidad de México, 1831-1913) Escritor mexicano. En 1853 ingresó en el Colegio de San Juan de Letrán, presto a cursar la carrera de Leyes, pero abandonó sus estudios para alistarse en el ejército republicano y tomar partido activa en la revolución liberal que se causó desde 1854. Durante esta campaña bélica, Juan Antonio Mateos amontonó atrayentes vivencias que entonces habrían de alimentar sus narraciones históricas.

Regresó al Colegio de San Juan de Letrán para graduarse como letrado (1857). En 1859 su hermano Manuel fue fusilado, adjuntado con otros incondicionales de Juárez (como el médico y novelista Juan Díaz Covarrubias), por orden del general Márquez. Sólo el triunfo de la causa republicana pareció entregar a Juan Antonio Mateos un corto respiro para ocuparse a comenzar sus primeras novelas históricas.

Regresó a la escena política impulsado por su oposición a Maximiliano de Austria (1864). Su talante liberal y progresista enseguida le movió a manifestar su abierta oposición al lujo faraónico y la agresividad militar con que se arropaba la corte de Maximiliano. Expresadas estas ideas por medio de un producto periodístico en La Orquesta, Mateos cayó en desgracia y fue culpado a prisión.

Tras recuperar la independencia, volvió a la palestra pública con una dura crítica contra el emprendimiento de colonización del Estado de Sonora, lo que nuevamente le acarreó la condena de las autoridades, en esta ocasión con apariencia de destierro (primero en San Juan de Ulúa y después en Yucatán). Se alistó en las tropas del general Porfirio Díaz y tomó parte activa en las varias peleas que, a la postre, consiguieron la restauración de la República. Juárez, ahora alto a la dignidad de Presidente, reconoció de manera oficial la actividad militar y también ideológica de Mateos y le nombró Secretario del Suprema Corte de Justicia. Fue asimismo diputado y directivo de la Biblioteca del Congreso.

Como novelista, Juan Antonio Mateos triunfó con El cerro de las campanas y El sol de mayo (las dos aparecidas en 1868), 2 narraciones históricas centradas en la temporada de la intervención francesa. Noveló distintas capítulos de la Independencia de México en Sacerdote y caudillo (1869) y Los Insurgentes (1869), y dejó estampadas muchas otras novelas como Sor Angélica.

Fue asimismo creador de unas cincuenta piezas teatrales (prácticamente todas ellas desaparecidas), entre aquéllas que sobresalen las quince comedias que, en tan solo unos cuantos años (1861 y 1862), escribió en colaboración con el poeta, novelista y dramaturgo Vicente Riva Palacio. Al parecer, agradaron en su tiempo los dramas malsanos que Mateos llevó a los niveles mexicanos (como los titulados Odio hereditario y Martín el demente), pero asimismo fueron muy jaleadas ciertas de sus comedias, como la parte costumbrista llamada El otro.

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