La historia de la civilización está escrita por las personas quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho queel género humano, de una forma u otra,prospere.
Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la importancia que tuvo Juan Antonio Bardem en la historia. La forma en que vivió y aquello que hizo mientras permaneció en el mundo fue determinante no sólo para quienes frecuentaron a Juan Antonio Bardem, sino que a caso produjo una señal mucho más vasta de lo que podamossospechar en la vida de personas que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Juan Antonio Bardem de forma personal.Juan Antonio Bardem fue uno de esos seres humanos que, por alguna razón, merece no ser olvidado, y que para bien o para mal, su nombre nunca debe borrarse de la historia.
(Juan Antonio Bardem Muñoz; Madrid, 1922-2002) Director de cine español. Nacido en el seno de una familia muy enlazada al teatro desde generaciones, Juan Antonio Bardem estudió en el instituto El Pilar, pero su historia estuvo siempre y en todo momento pendiente del trabajo de sus progenitores, que forzaba a recorrer la ciudades españolas con sus repertorios escénicos. Tras la Guerra Civil cursó los estudios de ingeniero agrónomo (1943-48), carrera desde la que se animó a entrar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC), que se inauguró en 1947 como centro de capacitación para futuros directivos y expertos del cine español.
Allí formó conjunto con Luis García Berlanga, Florentino Soria y Agustín Navarro, entre otros muchos. No llegó no obstante a conseguir el título al final, por suspender la práctica que debía enseñar. Durante su estancia en el IIEC, participó en proyectos como Paseo por una guerra vieja (1947) y Barajas, campo de aviación en todo el mundo (1950), escribió múltiples guiones (como "Cerco de furia" para Carlos Serrano de Osma, instructor del Instituto) y cooperó como crítico en publicaciones como Índice, La hora y, años después, en Objetivo, gaceta de la que fue cofundador (1953).
Dio sus primeros pasos a la vera de Berlanga, codirigiendo Esa pareja feliz (1951), una increíble película donde se pretendía realizar una radiografía de la España de la temporada. Participó en el guion de ¡Bienvenido, Mister Marshall! (1952), de Luis G. Berlanga, producción que le propuso los primeros inconvenientes esenciales en su trayectoria: un combate con integrantes de UNINCI, la productora de la que empezó formando parte como accionista. Fueron años en los que Juan Antonio Bardem mostró su adhesión al Partido Comunista de España, lealtad que sostendría hasta el último día de su historia.
Bardem inició su trayectoria a solas (sin perder la posibilidad de redactar historias para otros) con Cómicos (1953) y Felices Pascuas (1954), películas en las que probó, con algunos desequilibrios, que sabía ofrecer la imagen correcta a historias tan distantes como el acercamiento al planeta del teatro y de las compañías de repertorio y la comedia agridulce. Juan Antonio fue un profesional cuya presencia se hacía patente en todos esos acontecimientos nacionales y también de todo el mundo y proyectos que procuraban altura intelectual. No pasó inadvertida su asistencia a las Conversaciones de Salamanca, festejadas en 1955. Allí fue donde dejó plasmado el popular y discutible pentagrama sobre los defectos del cine español, un cine que según su opinión era "políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente mínimo, estéticamente nulo y también industrialmente raquítico". Fueron instantes políticamente intensos, en los que los jóvenes procuraban elecciones al cine que controlaba el panorama español de la temporada.
Los 2 siguientes grabes de Bardem aumentaron su prestigio hasta transformarlo en uno de los más importantes cineastas de todo el mundo. En ellos -Muerte de un ciclista (1955) y Calle Mayor (1956), valientes películas irritaron a las autoridades-, el directivo expresa la amargura de la vida de españa bajo el régimen de Francisco Franco. Fue detenido a lo largo del rodaje de Calle Mayor, y aún continuaba en prisión en el momento en que Muerte de un ciclista ganó el Premio de la Crítica del Festival de Cannes. En 1958, Bardem se transformó en presidente de la productora Uninci. Fue el encargado de la producción de Viridiana (1961), de Luis Buñuel, cuyas consecuencias provocaron enorme agitación en la industria cinematográfica de españa: varios perdieron su trabajo, en la medida en que la Uninci vio drásticamente achicado su marco de operaciones.
Durante una década, la que va entre La venganza (1957) y El último día de la guerra (1968), Bardem abordó historias que, desde un deber político, se centraron en el análisis de realidades sociales desde la visión de unos segadores, la pelea del poder en el México del XIX o el planeta taurino. Son películas en las que no acertó de manera creativa comentando, y que consiguieron una escasa influencia pública.
Desde este instante, Bardem se adentró en un cine mucho más comercial, con el que justificó su trabajo pero sin metas. Fueron compromisos en los que se halló con figuras del cine español que vivieron etapas muy dispares. Dirigió a Sara Montiel en Varietés (1970), a Marisol en La corrupción de Chris Miller (1972) y El poder del deseo (1975) y a Alfredo Landa en El puente (1976), película que recibió el Gran Premio del Festival de Moscú del año siguiente. Recuperó el aliento político con Siete días de enero (1978), largometraje sobre los hechos acontecidos en un despacho de abogados laboralistas madrileños, y en la coproducción La observación (1982), historia centrada en un líder comunista búlgaro.
Desde el comienzo de los años ochenta se volcó en distintas producciones para televisión: episodios de series como Jarabo (1985), una producción de Pedro Costa para "La huella del delito", y series dedicadas a enormes figuras de la civilización de españa como Federico García Lorca y Pablo Picasso: Lorca, muerte de un poeta (1987) y El joven Picasso (1991). Buena una parte de las películas de Juan Antonio Bardem fueron escogidas para los más destacados festivales de cine de todo el mundo (Cannes, Venecia, Berlín, etcétera.). La venganza (1957) fue nominada para el Oscar a la mejor película extranjera. En 1986 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En 2001 recibió el Goya Honorífico de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En 2002 escribió sus memorias con el título Y todavía prosigue. Memorias de un hombre de cine. Tras su muerte, la Asociación de Directores de Cine le concedió el premio de honor en la XVIII Edición.
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