Josep-Lluís Carod-Rovira

La historia universal la narran las personas quea lo largo de los siglos, gracias a su proceder, sus ideas, sus innovaciones o su ingenio; han hecho quela sociedad, de una forma u otra,avance.

Ya sea inspirando a más personas o formando parte de la acción. Josep-Lluís Carod-Rovira es uno de esos sujetos cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración debido al grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la biografía de Josep-Lluís Carod-Rovira es comprender más acerca de una época concreta de la historia de la humanidad.

Apreciar lo bueno y lo malo de las personas relevantes como Josep-Lluís Carod-Rovira, personas que hacen rotar y transformarse al mundo, es algo básica para que podamos apreciar no sólo la existencia de Josep-Lluís Carod-Rovira, sino la de toda aquellas gentes que fueron inspiradas por Josep-Lluís Carod-Rovira, personas a quienes de de una forma u otra Josep-Lluís Carod-Rovira influenció, y ciertamente, conocer y descifrar cómo fue vivir en el periodo histórico y la sociedad en la que vivió Josep-Lluís Carod-Rovira.

Vida y Biografía de Josep-Lluís Carod-Rovira

(Cambrils, Tarragona, 1952) Político catalán que fue el líder del partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) entre 2004 y 2008, y vicepresidente de la Generalitat de Catalunya desde 2006 hasta 2010. Su padre, Apeles Carod, era un guarda civil aragonés que dejó el cuerpo y se afincó en Cambrils como trabajador del puerto; su madre, Maria, catalana, dirigía un estanco en exactamente la misma población. Josep-Lluís fue el tercero de los cinco hijos del matrimonio. Cursó los estudios primarios en una escuela pública, y el bachillerato en el seminario de Tarragona, no por vocación, sino más bien como recurso en una familia que no podía costear los costos de un instituto privado.

Deseó ser periodista, pero con el período de matriculación cerrado, para no perder un año se decidió por la filología catalana, que cursó en la Universidad de Barcelona. Así comenzaron los viajes diarios en tren de Tarragona a Barcelona y vuelta; por el hecho de que mantuvo constantes transcurrido un tiempo tanto el apego al terruño como la negativa a conducir un automóvil.

La Assemblea de Catalunya

En las salas universitarias comenzó asimismo su militancia política, en el furtivo Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN). Participó en las asambleas de la Assemblea de Catalunya, la extensa interfaz antifranquista construída en 1971; y el 28 de octubre de 1973 fue entre los 113 detenidos en el momento en que festejaban una asamblea en la parroquia barcelonesa de Santa Maria Mitjancera.

Las semanas pasadas en prisión fueron para él un máster acelerado en política. Con la salvedad de Jordi Pujol, que jamás deseó formar parte en la Assemblea, se encontraba allí la flor y la nata de la clase política catalana: Heribert Barrera, líder histórico de ERC; el independentista Jordi Carbonell; Miquel Sellarès, próximo entonces a Pujol y después colaborador influyente del propio Carod; Raimon Obiols, del Moviment Socialista de Catalunya, feto del futuro Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC); Antoni Gutiérrez Díaz y Josep Solé Barberà, del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), y otras resaltadas personalidades.

En los patios de la prisión Modelo terminó de cuajar en esos días un estilo patentable de política «a la catalana» apoyado en el diálogo, el respeto a la discrepancia, la civilidad. Los presos lograron comentar, antes de regresar a la calle a lo largo de las fiestas de Navidad, un reciente elemento que penetró, verdaderamente como una bomba, en la política nacional aquel mes de diciembre: la voladura del almirante Luis Carrero Blanco, obra de ETA. Carod se persuadió en seguida de que aquel no era el medio conveniente para realizar seguir sus ideas, ninguna clase de ideas. Posiblemente la necesidad de hablar con ETA quedó desde ese momento fijada al sustrato de su cabeza intranquiliza.

La prisión significó asimismo la separación temporal de Teresa Comas, compañera de estudios y de militancia, detenida asimismo en Santa Maria Mitjancera, y con quien se casaría poco después. La pareja tendría mucho más adelante tres hijos, Pol, Oriol y Laia. La compañía cómplice de Teresa daría a Carod-Rovira la seguridad sensible que se requiere para compensar los sobresaltos de la actividad política; en el movimiento pendular de la militancia de Carod, ella ha ejercido de centro de gravedad. Y al lado de Teresa y los hijos, en el paisaje de su reducto íntimo se tienen dentro una modesta afición por el buen comer, el coleccionismo (es integrante de la Asociación de Coleccionistas de Chapas de Cava) y asimismo el cine y la lectura: ha reunido una biblioteca que sobrepasa los 15.000 volúmenes.

La apuesta republicana

En 1978, Carod firmó un manifiesto contra la Constitución de españa, aduciendo que «los catalanes no son españoles». Sigue convencido de esto, y de que la transición se realizó mal en Cataluña. Luchó entonces contra los hechos a través de el activismo en grupúsculos de vida fugaz: Moviment d’Unificació Marxista (MUM), Bloc Català de Treballadors (BCT), Bloc d’Esquerra d’Alliberament Nacional (BEAN), Entesa dels Nacionalistes d’Esquerra (ENE). Allí se curtió en el arte de la emboscada, de la fracción, de la guerrilla interna; allí desarrolló sus características oratorias, su aptitud de convicción e inclusive de seducción, su gusto por las oraciones lapidarias y los golpes de efecto.

Simultáneamente, dio clases de catalán, al lado de su mujer, en la Escuela Universitaria de Tarragona (1976-1982); encabezó a lo largo de trece años el Òmnium Cultural, en Tarragona; trabajó entre 1982 y 1984 como técnico de planificación lingüística de la Generalitat de Catalunya y fue encargado del Departamento de Cultura al lado de Max Cahner. Desde 1986 hasta 1995, fue instructor y vicepresidente de la Universitat Catalana d’Estiu, en Prada del Conflent.

En 1987 apostó por el ingreso en ERC al lado de Àngel Colom. Tan solo un año después era escogido diputado al Parlamento autonómico como número 2 de la circunscripción de Barcelona, antecedido por el secretario general, Joan Hortalà, y seguido por Colom. Por fin dejó de ser extraparlamentario.

ERC se había transformado por entonces en poco mucho más que un apéndice de Convergència i Unió (CiU). Hortalà, viejo asesor de Industria al lado de Pujol, aspiraba a regresar a serlo. Los recién llegados lo descabalgaron de la secretaría general en 1989 para poner en ella a Àngel Colom. Aquel golpe de mano del «ala izquierda» de la capacitación dio frutos de otro tipo: la organización independentista Terra Lliure renunció a la pelea armada y también ingresó colectivamente en ERC.

Pero asimismo Colom cedió transcurrido el tiempo a la tentación de plegarse a la inexorable hegemonía de Pujol y buscar un arrimo a la sombra del poder. Él y Pilar Rahola, la mediática embajadora de ERC en el Parlamento de Madrid, se confrontaron de este modo a Carod, que platicaba la «equidistancia», la necesidad de desmarcarse de CiU y PSC. En el XXI Congreso Nacional, festejado en Vilafranca del Penedès en el mes de noviembre de 1996, Carod fue escogido secretario general del partido. Un mes antes, sorteando el combate, Colom y Rahola habían descuidado el partido para fundar el Partit per la Independència, acompañados por 400 componentes.

Secretario general de ERC

La crisis no dejó huellas. En los años siguientes, Carod trabajó desde la secretaría general para aglutinar el partido cerca de un programa de avance popular y solidaridad. Un trabajo que consiguió una cosecha perfecta en 2003: 414.000 votos y 116 alcaldías (con coaliciones de todos y cada uno de los colores, incluyendo el PP) en las selecciones municipales, 545.000 votos y 23 escaños en las autonómicas.

ERC dejaba de ser un partido «pequeño» a remolque de ámbas enormes opciones, para transformarse en la llave de la mayor parte y el gobierno para CiU (46 escaños) o el PSC (42). La opción escogida fue un bloque de avance con el PSC y también Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). Pasqual Maragall ocupó la presidencia de la Generalitat, y Carod-Rovira la Conselleria en cap (‘primera consejería’). No obstante, solamente un mes después dimitió del cargo al propagarse en los medios que se había entrevistado con líderes de ETA en el sur de Francia, sin conocimiento de sus asociados de gobierno.

Carod había seguido una conducta frecuente en su trayectoria previo: situar parte de su actividad ajeno de sus compromisos. No pareció saber la diferencia en las situaciones, por el cargo institucional que ocupaba. Admitió un fallo «en las formas», pero reclamó su conducta como moralmente impecable. En cualquier situación, el partido y él mismo parecieron con seriedad tocados. Pero en oposición al diluvio de descalificaciones, Carod recurrió a un órdago. Se presentó a las selecciones en general como cabeza de lista por Barcelona, y enfocó la campaña del 14 de marzo tal y como si se tratase de un referéndum sobre su persona.

Los desenlaces lo acreditaron: ERC había logrado en las selecciones en general de 2000 un diputado y 194.715 votos (0,84 % en el total del Estado); en 2004 subió a ocho miembros del congreso de los diputados y 649.999 votos (2,54 %), los más destacados desenlaces de su crónica en cualquier clase de selecciones. Carod renunció a su escaño en Madrid y se quedó en el Parlamento catalán, en la situación que él prefería, dentro y fuera al unísono del gobierno tripartito, corresponsable y crítico al unísono, siempre y en todo momento incómodo para sus asociados. Tanto mucho más cuanto que no escondía su aspiración de lograr la presidencia de la Generalitat de Catalunya en las siguientes selecciones autonómicas, que se festejaron en 2006. Los desenlaces dejaron la reedición del gobierno tripartito y su ingreso a la vicepresidencia de la Generalitat, cargo que sostuvo hasta las selecciones de 2010, que brindaron el gobierno al candidato de Convergència i Unió, Artur Mas.

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