Si has llegado hasta aquí es porque sabes de la trascendencia que detentó Josep Llimona en la historia. El modo en que vivió y las cosas que hizo mientras estuvo en el mundo fue determinante no sólo para las personas que conocieron a Josep Llimona, sino que a lo mejor legó una señal mucho más vasta de lo que logremosconcebir en la vida de gente que tal vez nunca conocieron ni conocerán ya jamás a Josep Llimona de modo personal.Josep Llimona ha sido una persona que, por algún motivo, merece ser recordado, y que para bien o para mal, su nombre jamás debe borrarse de la historia.
(Barcelona, 1864 - id., 1934) Escultor español. Frecuentó el taller de Frederic Trías y completó sus estudios en la Escuela de la Llotja. En 1880 marchó a Roma, becado por el Ayuntamiento de Barcelona. Con las proyectos que efectuó en Roma, por ejemplo un esbozo para la escultura ecuestre de Ramón Berenguer el Grande, logró ahora premios y una enorme reputación. Desde su regreso a Barcelona, los pedidos y las realizaciones fueron permanentes. Tras un periodo gobernado por la temática religiosa (Primera comunión, 1897), se orientó hacia el desvisto femenino, campo en el que se anotan ciertas de sus piezas maestras (Desconsuelo, Juventud). En otras proyectos, como El forjador, la inocencia de los desnudos deja paso a una agresividad contenida. Se le tienen que asimismo, por ejemplo varias producciones, el monumento al doctor Robert y el Cristo resucitado de Montserrat.
Hermano del pintor Joan Llimona, asimismo sus hijos María y Rafael serían aristas, aplicados respectivamente a la estatua y a la pintura. Josep Llimona inició su capacitación en el taller de Federico Trías y a los catorce años ingresó en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja de Barcelona, donde estudió pintura con Martí Alsina y estatua con los hermanos Valimitjana y con Nobas. El Ayuntamiento de Barcelona le concedió en 1880 la pensión Fortuny para agrandar su capacitación en Roma, localidad donde frecuentó el taller de Enric Serra, asistió a la academia Gigi y recibió el influjo de la estatua cuatrocentista (más que nada de Donatello) mucho más que propiamente la de la tradicional, junto a determinados ecos medievales.
A lo largo de su primer año de roma efectuó los bocetos para la estatua ecuestre de Ramón Berenguer III el Grande, que le valieron la ampliación de la beca por un año mas. Modeló entonces la obra y la presentó en la Exposición Universal de Barcelona de 1888. A la etapa rápidamente posterior a su estancia en Roma corresponden asimismo los relieves que esculpió para el monumento a Cristóbal Colón del puerto de Barcelona (1886), múltiples pedidos de la comisión de la Exposición Universal, una escultura de Ramón Berenguer el Viejo y el friso del Arco de Triunfo.
Poco después, en 1892, Josep Llimona creó al lado de su hermano Joan el Circulo Artístico de Sant Lluc, del que fue presidente desde 1898 a 1902. A la ideología católica y moralista del Círculo corresponden proyectos de temática religiosa como la Virgen del Rosario (1892), Consumatum est (1896, Montserrat) y La primera comunión (1897, Barcelona, Museo de Arte Moderno).
Más allá de su carácter narrativo y a encontrarse aún en la línea de la estatua ochocentista, estas proyectos corresponden a una época donde Llimona sentía una atracción cada vez mayor por la llamada "modernidad". En efecto, ahora desde el año 1891, con su cabeza femenina llamada Modestia, se dejaba traslucir en Llimona el interés por la estética modernista, quizás por influjo del escultor Miguel Blay Fábregas, pero indudablemente asimismo como producto de los viajes completados a París y por toda Europa desde ese año. Tales viajes lo llevaron a contactar, en los primeros años del siglo XX, con artistas que representaban la superación del detallismo y del amaneramiento ochocentista, como Auguste Rodin, Constantin Meunier o Paul Albert Bartholomé; además, le llevaron a saber y a continuar una línea de búsqueda en la estatua tradicional griega de formas, de volúmenes y de un halo de tranquilidad que le dejó conectar con el ideario artístico de Aristide Maillol y Manolo Hugué.
En 1901, a causa de la desaparición de su mujer, el carácter introvertido que siempre y en todo momento le había caracterizado pareció acentuarse; al lado de esa introversión entonces acrecentada, su catolicismo acentuó la preocupación por reflejar el mal físico y ética, que trató en una secuencia de figuras femeninas, desnudos muchas de ellas, que se transformaron en tema recurrente de su producción escultórica. En esta conjunción de la preocupación por el modelado volumétrico de los cuerpos, la crisis personal y el interés por el régimen del cuerpo femenino se produce su obra Desconsuelo (1903), preservada en réplicas siguientes, de 1907, en el Museo de Arte Moderno de Barcelona y en el Casón del Buen Retiro de La capital de españa. Influida por la Danaide de Rodin, esta estatua hay que calificar ahora de absolutamente modernista y consigue la más calidad en los convocados desnudos femeninos en los que se refleja, intensa pero tranquilamente, el mal. La sensualidad y refinamiento en la representación del cuerpo femenino prueban un virtuosismo excepcional en el trabajo del mármol y una pasmante aptitud para trasmitir de manera contenida el estado anímico.
Respondiendo a un modernismo ecléctico y como fruto de la inspiración en el sentimiento épico de Rodin y en el realismo de las figuras de Meunier, Llimona efectuó un monumento en honor al doctor Robert (1903-1910), obra de temática popular, de carácter verdadera y al tiempo absolutamente idealista en su ensaltación alegórica del trabajo, las artes y las letras del pueblo catalán.
En la década de los diez y de los veinte, Llimona continuó con sus series de desnudos femeninos, caracterizados por su factura despacio y frágil, con un planteo de la figura afín al de sus realizaciones de la década previo, más allá de lo que, con su actitud de contención y tranquilidad, logró entroncar con el movimiento que se imponía en esos instantes, el novecentismo. Ejemplos de esto son estatuas como Juventud (1913, Museo de Arte Moderno de Barcelona), Meditación (1917), La hermosura (1924) y Cordelia (1930).
Otro de los temas usuales de la obra de Llimona, y en exactamente el mismo campo de la modelación de los cuerpos, es el de las figuras masculinas. En ellas una tranquilidad omnipresente parecía orientar al escultor en labras de aquietar la viable agresividad reinante en los musculosos cuerpos masculinos; de esta manera se siente en El forjador (1914), el Sant Jordi ecuestre del Parque de Montjuïc (1924) o el monumento a los Mártires de la Independencia (1925).
No dejó de cultivar a lo largo de toda su historia la estatua de temática religiosa, como detallan los varios monumentos funerarios que efectuó para familias aristocráticas o de la alta burguesía: los Maristany, condes de Lavern, en El Masnou (Barcelona), los Mundet de Arenys de Mar (Barcelona), los Rialp de Barcelona, los Robert de Sitges (Barcelona), los Satrústegui de San Sebastián (Guipúzcoa), los Santiago López de Comillas (Santander) y los Berjano en Cáceres. Otras proyectos religiosas a poner énfasis son el Entierro de Cristo efectuado para la parroquia de Vilafranca del Penedès (Barcelona), el Cristo resucitado (1914, basílica de Montserrat), solicitado por el obispo de Vic, Josep Torras i Bages, o el Calvario para el cementerio de Portugalete (Vizcaya), solicitado por el marqués de Comillas. Incluidas en las proyectos de temática piadosa se encuentran asimismo ciertos de sus conjuntos escultóricos de carácter alegórico como Amor a la niñez (Escuela del Bosque, Barcelona).
En 1931, Josep Llimona fue nombrado presidente de la Junta de Museos de Barcelona, cargo desde el que intentó alentar la renovación de la vida artística y cultural barcelonesa, habiéndose transformado ahora él mismo en entre los escultores modernistas mucho más relevantes y también predominantes en la vida artística catalana del primer tercio del siglo XX. Su trayectoria incluía incontables exposiciones en España y en Europa y había sido conocida con galardones de todo el mundo; por su escultura ecuestre de Ramón Berenguer el Grande recibió la medalla de oro de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, y Desconsuelo mereció el premio de honor de la Exposición Internacional de Bellas Artes (1907).
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