José Victorino Lastarria

La historia universal la narran los hombres y mujeres queen el transcurrir de los siglos, gracias a su forma de actuar, sus ideales, sus hallazgos o su arte; han ocasionado quela sociedad, de un modo u otro,prospere.

Ya sea inspirando a otros o siendo parte de la actuación. José Victorino Lastarria es uno de esos seres humanos cuya vida, en verdad, merece nuestra consideración por el grado de influencia que tuvo en la historia.Conocer la existencia de José Victorino Lastarria es conocer más sobre un periodo concreto de la historia del ser humano.

Las biografías y las vidas de personas que, como José Victorino Lastarria, seducen nuestra curiosidad, deben ayudarnos siempre como referencia y reflexión para ofrecer un marco y un contexto a otra sociedad y otra época de la historia que no son las nuestras. Intentar comprender la biografía de José Victorino Lastarria, porqué José Victorino Lastarria vivió de la forma en que lo hizo y actuó de la forma en que lo hizo a lo largo de su vida, es algo que nos impulsará por un lado a entender mejor el alma del ser humano, y por el otro, la manera en que avanza, de forma inevitable, la historia.

Vida y Biografía de José Victorino Lastarria

(José Victorino Lastarria Santander; Rancagua, 1817- Santiago de Chile, 1888) Escritor chileno. Figura de honda significación en el movimiento literario de 1842, fue el iniciador de la narrativa en Chile y su primer novelista. El nombre de José Victorino Lastarria hace aparición relacionado a gacetas, certámenes, polémicas, publicaciones y a la Sociedad Literaria: fue el caudillo indiscutido de un conjunto de escritores de ímpetus revolucionarios que deseó ofrecer a las letras chilenas una orientación finalmente nacional, conjunto en el que figuraron tanto versistas y también intelectuales (Salvador Sanfuentes, Guillermo Blest Gana, Francisco Bilbao) como narradores y dramaturgos (José Joaquín Vallejo, Alberto Blest Gana, Daniel Caldera). Hombre público, increíble orador, múltiples ocasiones ministro, embajador, integrante de la Corte Suprema, crítico literario y vanguardista en Chile del cuento, la novela corta y el relato histórico, Lastarria resaltó además de esto como activo promotor de la vida cultural chilena y como entre los paradigmas de la intelectualidad de la época.

A los 12 años ingresó en el Liceo de Chile, fundado por José Joaquín de Mora. En 1831 continuó su capacitación en el Instituto Nacional, y en 1834 prosiguió el curso de estudios superiores que dictaba Andrés Bello. En 1837 fue secretario de la Academia de Leyes, y por año siguiente publicó su primer libro, Lecciones de geografía actualizada. En 1839 se recibió de letrado. Fue instructor del Instituto Nacional en la cátedra de legislación y derecho de gentes, y en sus clases expuso sus doctrinas liberales, acometió contra la reacción colonial y abogó por la reforma política. Su nombre está relacionado al movimiento cultural de 1842, favorecido por intelectuales extranjeros llegados al país, en especial Domingo Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, José Joaquín de Mora y Andrés Bello; Lastarria fomentó la literatura nacional al fundar la Sociedad Literaria de Santiago, de la que explicitó los fines al inaugurarla el 3 de mayo de ese año.

En su faceta literaria, podemos destacar visto que fue el primer creador de ficción en el país: su cuento El indigente (1843), de hecho, fue el primero escrito en Chile. En esta narración fabulosa entremezcló el lugar de Chillán y la guerra de Rancagua. En Rosa (1848) usó afín técnica, refiriéndose a la guerra de Chacabuco y a la declaración de la Independencia. Catalina de Erauso, la célebre Monja Alférez, fue personaje principal de su novela corta El alférez Díaz de Guzmán (1848). Éstas y otras proyectos hasta 1852 marcan su época de juventud, donde se puede ver la predominación de los tradicionales españoles y el deseo de trascender la esencia de lo chileno.

La etapa de madurez del creador, en cambio, se fundamentó en los especiales del romanticismo, con una marcada inclinación hacia el realismo y el naturalismo: Don Guillermo (novela, 1860), El períodico de una desquiciada (novela, 1875), Una hija (novela popular, 1881), Antaño y hogaño: novelas y cuentos de la vida latinoamericana (recopilación de narraciones cortas, 1885). En Don Guillermo, la ironía y la sátira amarga contra los "pelucones" o conservadores ocupa muchas páginas. Es una sarcástica crítica a la sociedad chilena de la época, combativa y limitada culturalmente, lo que sirvió a fin de que el creador exteriorizara, a través del artículo, su escepticismo y infortunio en frente de la verdad de su patria. Esta obra adelanta el realismo de la generación siguiente.

José Victorino Lastarria escribió también distintas proyectos sobre política, filosofía y derecho constitucional, en las que desarrolló las doctrinas de los positivistas franceses de la época: Teoría del derecho penal, Elementos del derecho penal, Instituto del derecho civil, Historia constitucional de medio siglo, Bosquejo histórico de la constitución del gobierno de Chile y Lecciones de política efectiva. En Juicio histórico sobre Diego Portales valoró la figura del político conservador chileno Diego Portales.

Su libro mucho más recordado es, no obstante, el de sus memorias, Recuerdos literarios (1878-1885), en los que comprende la situación literaria chilena desde la organización del Instituto Nacional hasta 1877. La sección primera de la obra se enfoca en el periodo que va de 1836 a 1849; la segunda parte, subtitulada El Círculo de Amigos de las Letras, comprende desde el año 1850 hasta 1869; la tercera va de 1869 a 1877.

Acólito de José Joaquín de Mora y de Andrés Bello, José Victorino Lastarria fue el auténtico propulsor de la literatura nacional chilena: las bases de la renovación que propugnaba, expuestas eminentemente en su popular alegato con que inauguró la Sociedad Literaria (3 de mayo de 1842), no tenían un valor intrínseco trascendente, pero sirvieron indudablemente para ocasionar un despertar literario nacional.

Lastarria recomendaba que no se imitara todo lo español, ya que ello significaba la continuidad de la colonia; ni tampoco lo francés, para no desviarse de lo realmente chileno. La influencia de su método se enseña por la relevancia de sus cargos y su incesante actividad. De hecho, lo más esencial en su legado es el grupo de sus ocupaciones como propulsor literario y cultural, como organizador y alentador de sociedades y conjuntos, como asegurador de valores y animador de voluntades. Por todo ello fué llamado "el padre del avance literario en Chile".

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